Los golpes que tumbaron al doctor Esteban: de pasar consulta a vivir en la calle

Los golpes que tumbaron al doctor Esteban: de pasar consulta a vivir en la calle

Juanjo tiene un sueño que no le deja dormir; que le preocupa y le impacienta. Sentado en los escalones de la iglesia San Juan de Dios de Murcia, revela la ilusión que le mantiene agarrado a la vida. Es el mes de agosto y cuenta las semanas que tienen los siete meses que le quedan para jubilarse, escapar de las calles y reunirse con sus hijos y sus nietos a Los Alcázares. Ese es el plan. El próximo mes de marzo habrá cotizado 35 años y cobrará una buena pensión que le permitirá liberarse de las penurias que acarrea de un rincón a otro por Murcia. Para conseguirlo, Juanjo quema los días lo más rápido posible, porque las tentaciones se le cruzan en cualquier acera de la ciudad. Un equipo de LA VERDAD acompañó en su día a día, desde el pasado mes de julio a septiembre, a este médico pachequero al que una adicción le llevó de pasar consulta a sus pacientes a acabar durmiendo en la calle.

Los corredores de una maratón llaman al kilómetro 30 de una carrera ‘el muro’, el momento en el que el cuerpo y la mente sucumben al esfuerzo realizado. En ese enfrentamiento cara a cara con la pared de hormigón, algunos logran hacerle frente y llegar a la meta y otros, por el contrario, se quedan en el camino, abandonando.

«No quiero que de aquí a marzo sea capaz de desestructurarme de nuevo»

Juanjo se encuentra frente al muro en su maratón particular para sortear el consumo a la cocaína. Se esfuerza por llegar al final de la carrera «limpio». Se ha alejado de las tentaciones, también de la gente enganchada a la sustancia. Él la llama así: ‘la sustancia’, no quiere ni mencionarla.

Cualquiera que hoy viera a Juanjo por la calle pensaría que es el típico abuelo que pasea, que va a comprar al supermercado para hacer la comida a sus nietos, después de recogerlos del colegio. Nadie diría que lucha para que le den una cama en Jesús Abandonado; que no le gusta dormir al raso entre cartones en los soportales de un edificio de la zona de Abenarabi; que está fastidiado porque alguien le robó el móvil en un despiste, y que cada día que pasa sin consumir, siente alivio.

Juanjo contó esto en septiembre, pero un imprevisto se coló en su plan y hoy está en el centro penitenciario de Campos del Río, cumpliendo una condena de cinco meses. Pero antes de ese momento, Juanjo se presenta.

  • Juanjo espera su turno para comer en Jesús Abandonado, en MurciaJavier Carrión

Juan José Esteban Manzanares tiene 65 años, está separado con dos hijos y nietos. Nació en Torre Pacheco y se crió en Cartagena. Es médico de profesión y vive en la calle desde hace cuatro años.

¿Cómo llegó el doctor Esteban a dormir entre cartones en los soportales de un bloque de viviendas de la zona norte de Murcia?

«¿Que qué pasó en mi vida? Pues, yo creo que tal vez vivíamos demasiado bien y ya no sabíamos lo que hacer muchas veces, ¿no?».

La respuesta en primera persona del plural, como si fueran dos personas de una misma historia, encierra una adicción, una separación traumática y alguna dependencia inconfesable. Hijo de un trabajador de refinería de Cartagena y con cuatro hermanos, desde joven, Juanjo siempre quiso ser médico. A pesar de ser de familia humilde, su padre le puso todas las facilidades para pagarle la universidad una vez que acabó el bachillerato superior. «Me han dicho que quieres ser médico. Si tú tienes narices a acabar la carrera, yo tengo narices a pagártela», le dijo el progenitor.

Ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia y al concluir los estudios, comenzó a trabajar en el Hospital de Los Arcos de San Javier, haciendo guardias; abrió una consulta en Los Alcázares y sacó la plaza para ejercer como médico para los funcionarios municipales en ese Ayuntamiento.

Durante casi treinta años mantuvo la consulta por las tardes, las guardias los fines de semana en el hospital y el trabajo diario en el Consultorio. Juanjo formó una familia, se ganó una vida acomodada y construyó una trayectoria profesional envidiable. Todo en su vida iba sobre ruedas. Pero Juanjo recibió varios golpes que lo tumbaron en la lona, lo noquearon. El primer gancho lo recibió en la celebración de la comunión de su hija.

¿Cómo probó la cocaína por primera vez?

«Llegó la hora de tomar las copas, alguien me dijo: ‘¡Oye, vente al aseo!’»

Esa sustancia de color blanco era cocaína. Desde el momento en el que la probó, se subió en un tren que le hizo descarrilar, se derrumbó la vida que había construido y la sustancia innombrable, lo sometió. «De no saber lo que era eso, pues, encontré que te despejas si vas borracho, te da locuacidad, verborrea, y dices tú: coño, que esto es cojonudo. Y no, no es cojonudo».

El desplome no fue instantáneo, sino paulatino, conforme la «blanca» empezaba a adquirir una importancia en su vida que nunca había tenido.

«Te aíslas del resto de la gente que no consume. Te juntas con quien sabes que toma»

Juanjo asegura que se quedaba hasta las cuatro de la mañana consumiendo aunque sabía que tenía que trabajar por la mañana

Llegó el segundo golpe. Un ‘crochet’ directo a la cabeza. Hubo un distanciamiento, apareció una tercera persona y la relación matrimonial se rompió, se separó. Se fue a vivir con su madre a Cartagena y la tristeza le llevó a una profunda depresión.

«Ya no podía escudarme en nadie. Yo salía con mis 20 euros y me iba allí del tirón»

Lo que sigue es una deriva que se inicia por la ruptura matrimonial, a la que le sucede una orden de alejamiento respecto a su esposa y acaba con el abandono de su trabajo. La vivienda donde vivía su mujer estaba muy cerca del lugar donde trabajaba, y él debía estar alejado de ella a una distancia de al menos 500 metros, por lo que tuvo que dejar el puesto. «Se me fue la cabeza y dije, mira, no trabajo más y estuve viviendo de lo que cobraba mi madre hasta que Dios quiso llevarse hacia arriba».

Juanjo dejó de ejercer como médico en el año 2018 por los remordimientos que tenía cuando le visitaba un paciente y él sabía que no se encontraba en las condiciones adecuadas para atenderlo.

«Hay cosas que te duelen por dentro, aunque engañes a la gente. Si vas drogado no puede ver a un paciente porque no va en condiciones y porque estás deseando que se vaya».

Su aterrizaje en las calles de Murcia, donde vive y duerme, entre albergues y soportales, se produjo hace cuatro años, cuando tras consumir con un compañero en una casa del camping Villas Caravaning, en Cartagena, los dos se dirigieron en coche a la capital. «Íbamos en su coche no sé por qué, le dio el ‘yuyu’, me dejó tirado cerca del barrio de La Fama y desde entonces me quedé aquí y empecé a vivir en la calle».

Juanjo durmió esa primera noche como pudo en la calle y desde ese momento, a finales de 2019, pasó a formar parte del censo de personas sin hogar de los servicios sociales del Ayuntamiento.

La pandemia, un antes y un después

«La mayoría de las personas sin vivienda son hombres, casi el 90%»

Manuel Hernández director del Observatorio de la Exclusión Social de la UMU

Existe un antes y un después de la pandemia en el colectivo ‘sin hogar’. El proyecto Next Generation de Intervención con Personas Sin Hogar: ContiGO promovido por el Consistorio y coordinado por la Universidad de Murcia (OES) trata de conocer la magnitud del fenómeno con aproximaciones empíricas para orientar el diseño de las políticas sociales de vivienda.

El estudio indica que en 2016 en Murcia había 384 personas viviendo en la calle o acudiendo a algún recurso municipal para dormir, como Jesús Abandonado. Tras la pandemia de la covid-19, ese el número de personas sin techo y sin vivienda en la ciudad de Murcia aumentó este año en un 43% hasta las 549 actuales, según Manuel Hernández, director del Observatorio de la Exclusión Social de la UMU.

Exclusión residencial en Murcia

Entrevista realizada a 824 personas en

riesgo de exclusión en febrero de 2023

Personas sin vivienda

Personas sin techo

384 personas sin hogar

549 personas sin hogar

Hay un incremento del 43% de personas sin hogar desde el año 2016

Personas sin hogar según sexo

Según Recuentos-encuesta 2023

Personas sin techo

Personas sin vivienda

Total 444

hombres

sin hogar

Total 105

hombres

sin hogar

Personas sin hogar

según nacionalidad

Según Recuentos-encuesta 2023

Españoles

Extranjeros

Total 185

Españoles

sin hogar

Total 364

Extranjeros

sin hogar

Fuente: Proyecto Next Generation “Intervención con Personas Sin Hogar: ContiGO promovido por el Ayuntamiento de Murcia y coordinado por la Universidad de Murcia

Exclusión residencial en Murcia

Entrevista realizada a 824 personas

en riesgo de exclusión en febrero de 2023

Personas sin techo

Personas sin vivienda

384 personas sin hogar

549 personas sin hogar

Hay un incremento del 43% de personas sin hogar desde el año 2016

Personas sin hogar según sexo

Según Recuentos-encuesta 2023

Personas sin techo

Personas sin vivienda

Total 444

hombres

sin hogar

Total 105

hombres

sin hogar

Personas sin hogar

según nacionalidad

Según Recuentos-encuesta 2023

Españoles

Extranjeros

Total 185

Españoles

sin hogar

Total 364

Extranjeros

sin hogar

Fuente: Proyecto Next Generation “Intervención con Personas Sin Hogar: ContiGO promovido por el Ayuntamiento de Murcia y coordinado por la Universidad de Murcia

Exclusión residencial en Murcia

Entrevista realizada a 824 personas en riesgo de exclusión en febrero de 2023

Personas sin vivienda

Personas sin techo

Hay un incremento del 43% de personas sin hogar desde el año 2016

384 personas sin hogar

549 personas sin hogar

Hay un incremento del 43% de personas sin hogar desde el año 2016

Personas sin hogar según sexo

Según Recuentos-encuesta 2023

Personas sin vivienda

Personas sin techo

Total 444 hombres sin hogar

Total 105 mujeres sin hogar

Personas sin hogar según nacionalidad

Según Recuentos-encuesta 2023

Total 185 Españoles sin hogar

Españoles

Total 364 Extranjeros sin hogar

Extranjeros

Fuente: Proyecto Next Generation “Intervención con Personas Sin Hogar: ContiGO promovido por el Ayuntamiento de Murcia y coordinado por la Universidad de Murcia

Exclusión residencial en Murcia

Entrevista realizada a 824 personas en riesgo de exclusión en febrero de 2023

Personas sin vivienda

Personas sin techo

Hay un incremento del 43% de personas sin hogar desde el año 2016

384 personas sin hogar

Hay un incremento del 43% de personas

sin hogar desde el año 2016

549 personas sin hogar

Personas sin hogar según sexo

Según Recuentos-encuesta 2023

Personas sin vivienda

Personas sin techo

Total 444 hombres sin hogar

Total 105 mujeres sin hogar

Personas sin hogar según nacionalidad

Según Recuentos-encuesta 2023

Total 185 Españoles sin hogar

Españoles

Total 364 Extranjeros sin hogar

Extranjeros

Fuente: Proyecto Next Generation “Intervención con Personas Sin Hogar: ContiGO promovido por el Ayuntamiento de Murcia y coordinado por la Universidad de Murcia

En ese contexto, Juanjo comenzó a conocer el manglar de la calle y la fauna que la habita. Con hambre en los bolsillos y el lastre de la adicción, se dedicó a aparcar coches en la zona centro de la capital. A comienzos de 2020 su aspecto distaba mucho del que tiene ahora. Barba enmarañada, ropa raída y deshilachada, semanas sin ducharse, noches al raso entre cartones y botes de cerveza.

En esa época, se dedicaba a juntar unos euros para drogarse y a llorar cuando le daba el bajón al acordarse de sus hijos y sus nietos a los que no conocía.

Fue precisamente mientras aparcaba coches en Centrofama donde conoció a Eugenia, una trabajadora del Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento de Murcia.

«Me vestí como una persona, me afeité y empecé a sentirme otra vez»

Los trabajadores sociales hicieron de tabla salvavidas. Gracias a ellos y a los recursos que le ofrecieron, Juanjo comenzó a adoptar una rutina, a alejarse de las tentaciones y proyectar su salida de la calle. «Porque yo lo que estoy deseando es que llegue mi fecha de tramitación de mi pensión y irme a vivir con mis hijos como una persona normal, ¿no?».

Juanjo había terminado su estancia en el albergue y dormía junto a otros cuatro amigos en los bajos de los soportales de un edificio de la zona de Abenarabi. A Juanjo lo conocen allí como ‘el J’.

Se despertaba a las siete de la mañana, retozaba en la cama hasta que las ocho y cuarto y se dirigía caminando durante media hora con su saco, manta y trozo de cartón a cuestas, su ‘colchón viscoelástico’, como él lo llamaba, al centro día de la Fundación Jesús Abandonado, en la calle Baraundillo, que abre a las nueve. Allí pasaba gran parte de la jornada.

«La cuestión es que no estemos todo el día encima de la mesa dormitando, como hacen algunos compañeros»

Juanjo relata su rutina en el centro de día

«A la una menos cuarto comienzan a dar los almuerzos en el comedor y después alargo la tarde en el centro de día, esperando a que caiga la noche y regresar a los soportales».

Desde hace un tiempo, esta secuencia la repitió durante meses, refugiándose de su adicción en la rutina de los recursos municipales. Pero algo pasó a mediados de septiembre.

Tras varios días sin saber nada de Juanjo, uno de sus compañeros de calle explicó que había sido detenido por la Policía Nacional y trasladado a la cárcel de Campos del Río.

«Tenía una orden de ingreso en prisión por el intento de robo de un coche en 2021. Le condenaron a cinco meses y como tiene algún antecedente más en su expediente, lo han metido en el hoyo. Ahora, estoy intentando gestionar que le retengan dos meses del ingreso mínimo vital para juntar los 900 euros que piden que pague de responsabilidad civil y salga de la cárcel», indica el amigo de ‘el J’, un abogado que dejó de ejercer, tras una separación traumática y una enfermedad grave que le llevaron a vivir también en la calle.

El entorno donde dormía Juanjo, y donde siguen estando sus amigos, tiene un parque, con una fuente, unos aparatos de ejercicio, a los que llaman ‘su polideportivo’ y un estanque, en el que se remojaban en los días más calurosos del verano.

«Es una buena zona, y aquí en los bancos pasábamos mucho tiempo. Le echamos mucho de menos, porque ‘el J’ es muy buena persona y no se merece estar entre rejas». Juanjo saldrá previsiblemente en el mes de febrero del año que viene. Cuando pise la calle otra vez, tan solo le quedarán unas semanas para cumplir su objetivo: cobrar su pensión íntegra y marcharse a vivir a Los Alcázares con su hijo y sus nietos. Será entonces cuando Juanjo se enfrente al siguiente muro de otra maratón: la carrera de una vida normal llevando una mochila cargada con peso del recuerdo de los años sobrevividos en el manglar y la amenaza latente del reclamo de la sustancia innombrable.

Créditos


  • Texto

    Raúl Hernández


  • Audiovisual

    Iván Rosique


  • Infografía

    Marina Zamora


  • Ilustraciones

    Miguel Martínez


  • Montaje web

    María García Clemente


  • Coordinación

    Mar Saura y María García Clemente

Enlace de origen : Los golpes que tumbaron al doctor Esteban: de pasar consulta a vivir en la calle