Costas derriba este jueves el kiosko El Tintero de Torrevieja

Costas derriba este jueves el kiosko El Tintero de Torrevieja


Jesús Nicolás

Jueves, 23 de noviembre 2023, 08:08

Se acabó. La historia de más de 80 años del mítico kiosko El Tintero ha llegado a su final y este no puede ser más triste por sorpresivo como por su poco o nulo respaldo. Las vistas desde la playa del Cura ya no serán iguales. La pica, según confirma a este periódico fuentes de la Demarcación de Costas, derribará este jueves la terraza donde un día se empezó a tintar artes de pesca -de ahí su nombre- y terminó como uno de los locales con más solera, un imperdible de los veranos para todo vecino y amante de Torrevieja.

El motivo de esta pérdida no es otra que esos, a ojos de los ciudadanos, desacuerdos entre administraciones. Costas considera que es una actividad económica privada que se está explotando sin que medie concesión alguna el dominio público marítimo. El Ayuntamiento, por contra, estima el kiosko, que ya enfilaba su tercera generación, un elemento más del patrimonio histórico torrevejense, ya no por su valor arquitectónico, sino ya sociológico que ha ocupado un lugar en el corazón de todos los torrevejenses y de buena parte de la Vega Baja.

Con todo el dolor de su alma, los nietos del fundador de El Tintero, Antonio Chazarra, abandonan ese penacho de tierra ganado al mar, ese mirador sin parangón al Mediterráneo con la cabeza alta y sin montar escándalo. Entregando las llaves y cortando la luz y el agua sin rechistar, con el aplomo y la serena certeza de haber hecho grande la memoria del sueño de sus antepasados, del lugar en el que se criaron, rieron y, de paso, hicieron algo más feliz la estancia de tantos y tantos turistas que han pasado por allí para darse un baño y degustar sus inolvidables sepias y sardinas.

La familia sumaba ya 13 años litigando en los tribunales por obtener una dichosa concesión pese a los sucesivos reveses. La última esperanza que les quedaba para salvar la que ha sido su vida era el Ayuntamiento, pero ni este ha sido capaz de llegar a tiempo. Costas se ha adelantado. El plan para impedir el derribo o al menos dilatarlo era su declaración como Bien de Relevancia Local. El ejecutivo de Eduardo Dolón (PP), de hecho, ya había encargado un informe al estudio Tomás Llavador Araquitectos e Ingenieros S.L (e invertido en él 9.801 euros) para que justificara la conveniencia de declarar inviolable a este santuario de la cocina tradicional. Se adjudicó en Junta de Gobierno el pasado 9 de junio y el plazo de ejecución vencía este 9 de diciembre. Pero a la vista está que un estudio sin entregar no ha espantado un ápice a Costas.

Foto aérea de Torrevieja con El Tintero en el centro.

Foto aérea de Torrevieja con El Tintero en el centro.


LV


Prácticamente ningún grupo político con representación en el Ayuntamiento ha visto con buenos ojos el derribo de El Tintero. Incluso el anterior alcalde, José Manuel Dolón (Los Verdes), que encabezó el gobierno pentapartito entre 2015 y 2019, expresó a pocas semanas de dejar la alcaldía que impulsaría la protección del kiosko. También la familia encargó un estudio a la Universidad de Alicante para probar ante el Ayuntamiento que su local lo merecía. Pasó el segundo mandato de Eduardo Dolón (2019-2023) y el asunto sigue en el mismo punto.

Precedentes

Tampoco es la primera vez que la institución dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica actúa de la misma manera en las proximidades. Mientras El Tintero ejerce de barrera, de línea separadora entre la playa del Cura y las denominadas ‘piscinas naturales’ del paseo Juan Aparicio, había otro local que hacía las delicias justo en el otro extremo, al inicio del paseo de Punta Margalla. En noviembre de 2020 el kiosko José María cerraba también sus puertas para siempre con otro derribo de Costas y dejaba tras de sí otra extensa trayectoria como chiringuito de referencia en la avenida de los Marineros.

Actuaciones que no dejan de llamar la atención si se toma con ortodoxia la aplicación de la Ley de Costas. En Torrevieja no son pocos los ejemplos en los que actividades privadas se desarrollan sin tirón de oreja alguno por parte del organismo estatal, tal es el caso de las terrazas del paseo Juan Aparicio, el kiosko del Hombre del Mar o el parking privado del Club Naútico, para el cual se autorizó un relleno en plena bahía portuaria. Solo que con El Tintero, en este caso, se pierde quizá un local que, en su especie, solo es más veterano el también mítico bar La Marina, que preside desde fines del siglo XIX lo que antaño fue la embocadura del muelle Mínguez, ahora recién desenterrado.

Se desconoce la envergadura que el derribo tomará. Si será exclusivamente de las cocinas, barra y la pérgola, es decir, toda la estructura superior, o también se llevará a cabo la demolición de la base de hormigón en medio del mar sobre la que El Tintero se asienta. En teoría, cabría pensar que, si Costas no pretende otorgar concesión alguna a ningún otro interesado, todo quedará derribado y aquel pedazo de tierra será devuelto al mar. Costas considera que la plataforma es artificial, pese a que hay testimonio previo a la construcción del kiosko de su uso por los pescadores para el tintado.


Clientes del kiosko El Tintero en los años 50 del siglo pasado.


Ajomalba

Orígenes en los años 30 del pasado siglo

Concebido como kiosko para dar servicio durante la temporada estival, su estructura en los años 30 y 40 del siglo pasado era de madera. Era la época en la que se empezaron a promocionar los baños y proliferaron los merenderos. Entonces las concesiones de este tipo de negocios servían como buen complemento de verano para aquellos que se deslomaban durante el año en las salinas. De esta época son los conocidos bancos blancos del paseo de las Rocas, ahora Juan Aparicio. Con ese secular nombre, de hecho, se fundó el primer establecimiento que ocupó este espacio: ‘Merendero Las Rocas’. Ahí se gestó una leyenda que, en sus inicios, fue lugar de encuentro, cuentan, de señoritos y aristócratas de alta alcurnia venidos de toda la Vega Baja. Hasta torneillos de tiro al plato se dice que llegó a albergar. No fue hasta los años 50 cuando cambió de manos y Antonio Chazarra lo bautizó como ‘El Tintero’, tal y como lo conocían la mayoría de torrevejenses. En 1953, la estructura de madera desaparece y es sustituida por la plataforma actual con forma semicircular y barandillas con vistas al mar, consolidándolo como un lugar de culto de todo buen veraneo en la ciudad salinera.

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