Llegan los cultivos con genoma de ‘corta y pega’

Llegan los cultivos con genoma de ‘corta y pega’


Ginés S. Forte

Martes, 28 de noviembre 2023, 00:30

Hace 9.000 años, cuando las tierras de la actual India vieron crecer las primeras plantaciones de trigo, los pioneros de la agricultura comenzaron a aplicar unas rudimentarias técnicas de mejora vegetal que, con el tiempo, se han ido acelerando hasta el punto de que, en apenas el último medio siglo, la productividad del antiguo cultivo ha aumentado un 220%. Y «aún es posible un avance mucho más acelerado gracias al desarrollo de las herramientas de edición genética», afirma Elena Sáenz, directora de Anove, la asociación nacional que agrupa a las empresas obtentoras de nuevos productos vegetales. Sáenz se refiere a lo que Gonzaga Ruiz de Gauna, gerente de la Plataforma Tecnológica de Biotecnología Vegetal, Biovegen, describe como unos «cambios en el genoma de las plantas que podrían producirse de manera natural (aunque de forma mucho más lenta e imprecisa)». Si se consigue desplegar todo el potencial investigador con los nuevos avances, augura Sáenz, será «posible dar respuesta a retos que ahora son impensables».

Algunos de ellos apremian, como la obtención de mayores producciones con el uso de menos recursos, un objetivo al que obliga el incremento de población y la necesidad de mayor sostenibilidad. Un informe, elaborado hace unos meses por el instituto Cerdá sobre el sector obtentor de nuevas variedades vegetales, concluye que la mejora vegetal debería elevar su ritmo de innovación un 60% para lograr que en 2050 se alcance el aumento de la producción de alimentos de entre el 35 y el 50%, que es lo que se estima necesario para poder alimentar al planeta. «Ese reto, solo es posible de alcanzar desplegando todo el potencial de I+D+i, y en concreto el uso de la edición genética». Sin embargo, «con el ritmo actual, solo seríamos capaces de aumentar la producción un 26%», y sin tener en cuenta las mermas, de entre el 10 y el 15% que se auguran por el cambio climático, apunta Sáenz.

La tecnología CRISPR-Cas, en cuyo origen está detrás el microbiólogo Francis Mojica, de la Universidad de Alicante, cristaliza en buena medida los incipientes logros de la edición genética que podrían resultar revolucionarios para la agricultura. Sobre todo a partir de ahora, unos meses después de que Europa haya abierto la puerta, al fin, a su ansiada normalización, tras cinco años en los que Bruselas la haya considerado una suerte de transgénicos, «en una de sus decisiones históricamente más torpes», en palabras del gerente de Biovegen. Ruiz de Gauna lamenta que, con las normas que aún se mantienen, y que al fin llevan camino de cambiar en breve, se les obligaba a «someterse a la misma restrictiva, aberrante y anticuada legislación aplicable a los transgénicos». La entidad que gestiona este especialista es una asociación público-privada de biotecnología vegetal formada por unos 160 socios, entre empresas y centros tecnológicos y de investigación de todo el país.

Estas nuevas técnicas permiten «modificar el genoma de las plantas (o de cualquier organismo biológico) de una manera precisa y eficiente, sin introducir material genético de especies no compatibles», detalla el experto. Se trata de una especie de corta y pega de los fragmentos precisos del ADN de la misma planta que permiten que acabe haciendo lo que interese en cada caso (más resistencia al agua, a las altas temperaturas, prescindir de pepitas, ser inmunes a enfermedades, etc.).

Investigación con variedades de cultivos en un laboratorio.

Investigación con variedades de cultivos en un laboratorio.


CTNC

La propuesta legislativa de la Comisión Europea publicada el 5 de julio para la «regulación de plantas obtenidas bajo ciertas nuevas técnicas genómicas (NTG)», que Ruiz de Gauna describe como «un volantazo en la buena dirección» (la misma que ya han tomado o están tomando «todos los países desarrollados, con Estados Unidos, Japón, Canadá o Argentina como referentes») es el primer gran paso en el viejo continente hacia el espaldarazo definitivo a unos avances que describe como « la base de un pujante sector biotecnológico, con multimillonarias implicaciones económicas y un tremendo impacto en el bienestar social». En el ámbito agrario, ejemplifica, ya se están desarrollando variedades de maíz mejor adaptadas a las sequías, patatas resistentes a patógenos que reducen la dependencia de fitosanitarios, o productos como los champiñones que no pardean, de forma que se aumenta su vida útil y se reduce el desperdicio de alimentos.

De momento solo hay dos cultivos editados genéticamente en el mercado en EE UU y un tomate en Japón

El entusiasmo que en estos foros se muestra en torno a los avances de la edición genética se torna prudencia entre los productores. Así lo reflejan las impresiones que desde la Asociación de Productores-Exportadores de Frutas y Hortalizas de la Región de Murcia (Proexport) ofrece su responsable de Medio Ambiente y Calidad, María Dolores Molina, que los valora «de manera positiva, siempre y cuando sea seguro para la salud de los consumidores y en España sean aprobados por la Aesan (Agencia Española de Seguridad Alimentaria)».

Molina considera que las nuevas técnicas de edición genética solo alcanzarán a «ciertos productos en cuestión, no a toda la agricultura en general». Y todo caso, concluye, «no veo un cambio en la agricultura regional a corto y medio plazo». Las técnicas de selección genética que se emplean ahora requieren un mínimo de diez años de investigación por parte de los genetistas, recuerda, al tiempo que admite desconocer si con los nuevos avances «se podrían reducir esos años».

Se acortarán los plazos

De hecho, en la actualidad, detalla el investigador científico Francisco Rubio, del departamento de Nutrición Vegetal del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), «solo hay dos cultivos editados genéticamente en el mercado». Uno es una soja con alto contenido en ácido oleico, en Estados Unidos, y el otro, en Japón, es un tomate con alto contenido en antioxidantes. El especialista Manuel Nieves Cordones, contratado con una beca Ramón y Cajal también en el Departamento de Nutrición Vegetal del Cebas-CSIC, aclara que si se aprueba la legislación propuesta en el Parlamento Europeo, «se acortarán sustancialmente los tiempos y los costes de llevar al mercado nuevas variedades de tipo NGT1», si bien «los plazos para aprobar un nuevo cultivo en Europa no están claros con esta ley», y el impacto de los cultivos editados genéticamente «llegaría a largo plazo: varios años», estima.


El especialista precisa que la denominación NGT1 se refiere a los cultivos con menos de 20 mutaciones en el genoma, que, de acuerdo con la normativa que se ahora se prepara, ya «no seguirán los mismos trámites que los cultivos transgénicos», si bien sí «deberán pasar unos controles estrictos y llevar un etiquetado específico». Igualmente se permitirán más de 20 mutaciones en el genoma de cultivos, denominados NGT2, que en su caso si «pasarán procedimientos similares a los transgénicos en algunos aspectos», como pruebas de seguridad alimentaria, por ejemplo.

¿Cómo puede influir la introducción de la edición genética en la agricultura regional?

«A un nivel disruptivo, es un antes y un después»


Gonzaga Ruiz de Gauna. Gerente de Biovegen

«A un nivel disruptivo, es un antes y un después»

«Estas técnicas permiten desarrollar variedades vegetales con características de interés agronómico muy específicas de una manera rápida, barata y muy dirigida, evitando mutaciones indeseadas. Permitirá introducir todo tipo de caracteres, también aquellos relacionados con especies y variedades propias de la Región de Murcia, de modo que podrán adaptarse a determinados terrenos, a estreses bioticos o abioticos, caracteres de calidad organoléptica, sabor, aromas, caracteres nutricionales… A un nivel disruptivo, es un antes y un después».

«La transferencia de esta tecnología a sus productores es inmediata»


Elena Sáenz. Directora de Anove

«La transferencia de esta tecnología a sus productores es inmediata»

«Esta Región es un punto de referencia mundial en investigación de cultivos al aire libre, y, por tanto, la transferencia de esta tecnología a sus productores es inmediata. Sus retos derivan en buena parte del clima: sequía, calidad del agua, temperaturas extremas, proliferación de plagas y enfermedades vegetales. En estos ámbitos se concentra la I+D+i en la obtención de nuevas variedades más resistentes y adaptadas. Se trata de mantener la sostenibilidad económica de las explotaciones reduciendo costes».

«Puede ser positivo, aunque probablemente se generarán productos más caros»


María Dolores Molina. Responsable de Calidad de Proexport

«Puede ser positivo, aunque probablemente se generarán productos más caros»

«Si su introducción ayuda a obtener alimentos resistentes a plagas y enfermedades, potenciar su saber o incluso aumentar sus propiedades nutricionales, influirá de forma positiva. Aunque habría que valorar su introducción desde un punto de vista comercial, ya que pueden ser productos con un alto valor económico que el consumidor tendría que valorar (sus semillas probablemente sean más caras, con lo que aumentarían los costes de producción). Tiene que encontrar su nicho».

«Aumentará la tolerancia a plagas o sequía y habrá más producción y calidad»


Francisco Rubio. Investigador del Cebas-CSIC

«Aumentará la tolerancia a plagas o sequía y habrá más producción y calidad»

«En la actualidad existen casi 800 estudios con cultivos editados genéticamente, y en ellos se muestran mejoras en un amplio rango de características, como el aumento de la tolerancia a las plagas o a la sequía, aumento de la producción o mejora de la calidad del alimento. En particular, se podrían obtener variedades de cultivos más tolerantes a estreses abióticos como la salinidad o la sequía, que afectan muy negativamente la agricultura de zonas áridas o semiáridas como la Región de Murcia».

«Contribuye a grandes mejoras como reducir costes económicos y medioambientales»


Manuel Nieves Cordones. Investigador del Cebas-CSIC

«Contribuye a grandes mejoras como reducir costes económicos y medioambientales»

«En nuestro grupo trabajamos en el tomate mediante edición genética para reducir el uso de fertilizantes y los costes económicos y medioambientales asociados. Son mejoras de gran interés para la agricultura regional. En la medida que los cultivos editados genéticamente se vayan implantando en distintos lugares del mundo habrá más información sobre sus beneficios y problemas y veremos mejor hasta qué punto estarán presentes en la Región. Ahora solo hay dos cultivos en el mercado. Uno en EE UU y otro en Japón».

Tanto Nieves Cordones como Rubio se muestran de acuerdo con María Dolores Molina, de Proexport, al afirmar que no prevén que estos avances «desplacen el grueso de variedades que se cultivan actualmente». Su gran ventaja, coinciden, es que la edición genética logrará productos de interés agrícola más rápidamente. Los científicos explican que algunos cultivos, como los leñosos, resultan muy difíciles de tratar con estas técnicas, de modo que no esperan que de ellos se obtengan nuevas variedades editadas. A corto plazo, lo que interesa es que la legislación propuesta acabe de cuajar, y aquí Elena Sáenz, desde Anove, llama a la prudencia: «Hay que esperar al contenido final de la propuesta» de la Comisión Europea, que ahora es objeto de una complicada negociación, «en parte sesgada por cuestiones ideológicas». En este punto reconoce «el esfuerzo que está realizando el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en particular el ministro [Luis] Planas y su equipo, para conseguir avanzar en la propuesta legislativa durante el periodo de la presidencia española». Sáenz lamenta lo que a su entender «es un claro ejemplo en el que los reguladores deberían respetar el criterio científico y permitir el avance seguro de las nuevas técnicas».

La directora de Anove confía en que, con «un impulso final», se pueda conseguir, antes del fin de la presidencia española, «alcanzar un acuerdo en el Consejo de Ministros de la UE en diciembre». En ese momento se habrá abierto definitivamente la puerta a la revolución en la mejora vegetal que ya están trayendo las nuevas técnicas de edición genética.

Herramientas poderosas incluso para pymes

«Son herramientas muy poderosas que van a permitir democratizar la mejora varietal», asegura Gonzaga Ruiz, gerente de Biovegen, en alusión a las nuevas tecnologías de edición genética que, afirma, «permitirán a pequeñas y medianas empresas desarrollar sus herramientas y variedades, en un deseable y necesario ecosistema de innovación», caracterizado por un diálogo constante «entre pymes (mas dinámicas y flexibles) y grandes empresas (más potentes, con más recursos de logística, comercialización, inversión en I+D…)». De este modo, añade, se favorecerá «el desarrollo de una economía basada en el conocimiento y el alto valor añadido». Ruiz de Gauna está convencido de que el desarrollo de la edición genética permitirá «acelerar esa transición hacia una agricultura rentable y sostenible social y medioambientalmente» de la que tanto se habla ahora, y que se van a obtener mejores plantas, más adaptadas y resistentes, y con menos necesidad de insumos como agua, fertilizantes y fitosanitarios, por ejemplo.

Enlace de origen : Llegan los cultivos con genoma de 'corta y pega'