Noelia García-Franco: «En Alemania avanzo en un año lo que en España tres o cinco»

Noelia García-Franco: «En Alemania avanzo en un año lo que en España tres o cinco»


Ginés S. Forte

Martes, 28 de noviembre 2023, 00:29

Antes de comenzar a trabajar la Universidad de Múnich, hace nueve años, García-Franco pasó por el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC), donde realizó su tesis sobre manejo de suelo y cambio climático. Ahora ha escrito un libro para niños de divulgación sobre esta materia que se puede descargar, en ocho idiomas, desde la web del Ministerio Federal Alemán de Educación y Ciencia.

–¿Qué diferencias encuentra en la investigación que se practica en Alemania y la de la Región de Murcia?

–Mi tesis fue una de las primeras que hablaba sobre el secuestro de diferentes reservorios de carbono orgánico bajo diferentes prácticas de manejo en suelos agrícolas semiáridos de la Región de Murcia. Esto fue crucial a la hora de conseguir mi actual postdoctoral de nueve años en Alemania. Sin embargo, he notado grandes diferencias entre la investigación en España y la de Alemania. En Alemania la sociedad es más consciente de la importancia de reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera, por ejemplo. Allí el ciudadano se preocupa más de estos asuntos porque el Gobierno financia investigaciones que luego son traducidas al lenguaje más coloquial para la sociedad. Su investigación va más rápida, porque cuenta con más inversión. En Alemania consigo avanzar en solo un año lo que en España serían tres o cinco. La investigación en Alemania es crucial.

«Los niños no saben lo importante que son los agricultores en la sociedad y en la lucha contra el cambio climático»

–¿Cómo llegó a trabajar en Alemania?

–Conseguí una beca del CSIC para hacer una estancia en el departamento de la Ciencia del Suelo de la Universidad de Múnich, que es pionero mundial en el estudio de diferentes técnicas de fraccionamiento de la materia orgánica del suelo. Me propusieron incorporarme con un contrato postdoctoral, en un momento de gran recorte en investigación en España, y hasta ahora. Fue un momento muy duro. Tras tanto esfuerzo y ser pionera en un campo en el que me llovían las ofertas del resto de Europa, en mi propio país no lo valoraban. Sin embargo, en los últimos años siento que se empieza a hablar más de la importancia de los suelos agrícolas como sumideros de CO2 atmosférico, aunque va muy despacio aquí.

–¿En qué se diferencian esas investigaciones sobre manejo de suelo y cambio climático?

–En realidad, las del Cebas y las de Alemania son bastante similares, salvo que en Alemania se hacen a gran escala durante más número de años y usando más recursos, lo que nos permite obtener más indicadores de salud del suelo. Sigo en contacto con mi supervisora de tesis la doctora María Martínez-Mena y tenemos proyectos en común que implican al Cebas y a la Universidad Técnica de Múnich. Así se consigue una transferencia de conocimiento esencial para ambos.

«He traído a compañeros de otros países que se quedan atónitos del mal manejo de la riqueza de suelos que tiene la Región de Murcia»

–¿Qué le llevó a escribir el libro sobre biodiversidad de suelo para niños que ha publicado el Ministerio de Medio Ambiente alemán?

–Hay muchos científicos que de manera errónea solo se focalizan en sus estudios y que sean publicados en revistas de gran impacto internacional, pero a las que la población no tiene acceso. Creo que los niños de hoy en día apenas van al campo, no tocan el suelo, y si ven una lombriz les da miedo y la pisan. No saben lo importante que es el papel de la agricultura y de los agricultores en la sociedad y en la lucha contra el cambio climático. Y no es culpa de ellos, uno no puede amar lo que no conoce. Por eso decidí participar de una manera simple y didáctica para los niños en este libro, que surgió gracias a una idea de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) en el día mundial de las Ciencias del Suelo (5 de diciembre). Siempre me ha gustado escribir y la historia me salió de manera fluida, pero necesitaba ilustraciones, y, tras contactar con varios estudios españoles a los que no les interesó la idea, me ayudó mi amigo Juan García. Sus ilustraciones le le encantaron al Ministerio Federal Alemán de Educación y Ciencia, y decidimos donarles el libro con la condición de que se pudiera descargar desde su página ‘online’ de manera gratuita.

«Tras tanto esfuerzo y ser pionera en mi campo me llovían las ofertas del resto de Europa pero aquí no lo valoraban»

–El libro se puede descargar gratuitamente en la página del ministerio, donde está disponible en ocho idiomas. ¿A qué se debe este interés alemán por divulgarlo mucho más allá de sus fronteras de competencia?

–Alemania es un país multicultural, y siempre que puede intenta distribuir y divulgar también en inglés. La idea de traducirlo a ocho idiomas fue mía, porque en mi departamento y en otras universidades del mundo tengo colegas de diferentes países y les propuse traducirlo para que estuviera accesible también en el idioma de ellos. Les encantó la idea y al ministerio aún más.

–¿Cómo ve el cuidado de los suelos agrarios en la Región de Murcia?

–Queda mucho por hacer. Desde hace tiempo se habla de la importancia de las diferentes prácticas de manejo para conseguir un equilibrio económico, social y ambiental, pero parece que solo ahora se están empezando a ver los frutos. Aunque va muy lento.

–¿Cómo se percibe en Alemania la agricultura de la Región de Murcia, que surte buena parte de sus mercados?

–Traje a compañeros alemanes y de otros países (Estonia, Japón y Brasil) y al tiempo que se maravillaron de nuestra riqueza de suelos se quedaron atónitos y no entendían cómo no se manejan de manera eficiente a nivel social, económico y ambiental. Les pareció una locura y un desperdicio. Se preguntaban si los murcianos no saben lo que tienen y por qué no lo valoran más. En algunas regiones de sus países tienen menos variedad de suelos agrícolas y menos diversidad de cultivos pero los manejan de manera más sostenible y eficiente. Son más consciente de la importancia de tener un suelo sano, por lo que lo protegen manera adecuada. De ahí escribir un libro para niños, para que desde pequeños sepan a amar el suelo y la biodiversidad que se encuentra en él.

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