El S-81 comienza su vida militar

El S-81 comienza su vida militar

Llegó el día que los empleados de Navantia y los submarinistas de la Armada llevaban esperando dos décadas. La empresa pública entregará hoy a la Marina de guerra el S-81 ‘Isaac Peral’, cabeza de un programa de diseño y construcción de submarinos netamente españoles impulsado para renovar y modernizar el Arma Submarina creada en 1915 sobre los pilares del invento del marino cartagenero Isaac Peral y Caballero y actualmente bajo mínimos. Veinte años ha tardado el astillero en finalizar el prototipo que encabeza la serie de cuatro buques S-80, tras salvar grandes contratiempos técnicos y momentos críticos que pusieron en riesgo el proyecto.

La entrega del buque tendrá lugar a mediodía en la fosa de poniente de la Base de Submarinos, en el Arsenal cartagenero. Será presidida por la ministra de Defensa, Margarita Robles, acompañada por el almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante general Antonio Piñeiro Sánchez, con presencia de numerosas autoridades civiles, mandos militares y representantes diplomáticos de países que han incluido el submarino español entre las opciones a valorar para renovar o potenciar sus flotas.

La ceremonia será sencilla, breve y sin discursos. Consistirá en la firma de la documentación de entrega y transferencia entre Navantia y la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa, así como de ese departamento al Arsenal; la toma de posesión del primer comandante de la nave, el capitán de corbeta Manuel Corral Iranzo, que ejercía como comandante de quilla; y la entrega de la Bandera.

Salto tecnológico

La Armada vive este acontecimiento como un momento esencial en su historia reciente y para la industria española de defensa. El Programa S-80 destaca por su gran salto tecnológico frente al S-70, puesto que dispone de un sistema integrado de control de la plataforma y de combate totalmente digitalizado, que agiliza procesos y reduce a la mitad el número de efectivos necesarios para operarlo siendo una nave más grande y compleja.

Además, este proyecto ha sido para Navantia el mayor reto tecnológico de su historia. Por primera vez diseña y construye un submarino. El proceso ha superado grandes dificultades. La principal fue el ‘sobrepeso’ detectado en 2012, lo que obligó a contratar asesoramiento técnico de la US Navy y de la compañía General Dynamics Electric Boat para reconducirlo. Los consultores americanos propusieron alargar el casco para equilibrar los pesos (llamaron a la nueva nave S-80 Plus) e introdujeron en la fabricación criterios organizativos, de procesos, de calidad y de aplicación de nuevas tecnologías basados en manuales de ingeniería de la NASA.

El resultado de todo ello es un primer submarino convencional de 81 metros de eslora, 7,3 de diámetro y tres mil toneladas de desplazamiento que puede navegar por debajo de los 300 metros de profundidad, realizar tareas de inteligencia, infiltrar equipos de operaciones especiales, minado y lanzamiento de torpedos a 50 kilómetros de distancia y misiles a objetivos terrestres. Mejorará sus capacidades cuando en pocos años le incorporen el sistema de generación de aire, AIP, que le dará tres semanas de autonomía bajo el agua.

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El proceso de fabricación ha llevado aparejado otro muy exigente de formación de marinos para salvar el gran salto tecnológico entre los nuevos S-80 y los viejos S-70, de los que solo queda en servicio el viejo ‘Galerna’. A partir de hoy, la Armada toma el mando en la tercera fase del largo proceso: la puesta a punto del buque con pruebas específicamente militares para que en un plazo de entre doce y quince meses esté oficialmente acreditado para realizar su primera misión.

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