Empoderar al paciente, clave para reducir el riesgo cardiovascular

Quienes ya han visto las garras al lobo alguna vez en su vida, por su bien, aprenden la lección. Las personas que han experimentado un evento cardiovascular, como un infarto de miocardio o un ictus, saben que tienen un mayor riesgo de experimentarlo de nuevo, por lo que la prevención secundaria (detectar la enfermedad en una etapa temprana y aplicar un tratamiento que evite su progresión y posibles complicaciones) se convierte no en una necesidad, sino en una obligación. Fundamentalmente, para reducir significativamente ese riesgo, prevenir futuros episodios y, por ende, mejorar su calidad de vida, así como rebajar los costos asociados con la atención médica.

Con el objetivo de abordar esta realidad bajo un clima de diálogo, un panel de especialistas sanitarios de la Región se reunió ayer en Murcia, en el marco del encuentro ‘Ponle Corazón’, organizado por LA VERDAD, XLSemanal y Vocento, con la colaboración de Novartis.

Los expertos que protagonizaron la mesa redonda, que estuvo moderada por el jefe de Edición del diario, Víctor Rodríguez, coincidieron en la importancia de apelar a la educación en sus diferentes vertientes para cumplir con ese reto. «Estamos trabajando bastante en la prevención secundaria, pero todavía queda mucho por hacer en la prevención primaria», alertó Irene Marín, directora general de Atención Hospitalaria, incidiendo en la necesidad de concienciar a los padres para reducir las tasas de obesidad infantil. Al respecto, un estudio reciente publicado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) y el Centro Nacional de Epidemiología sitúan a la Región entre las comunidades con mayores índices de sobrepeso y obesidad infantil, puesto que más de un tercio de los niños y niñas tiene exceso de peso.

«Hay que educar un poquito más», continuó María José Ibáñez, vicepresidenta de Cardioalianza, «porque nos llegan (a la asociación) niños obesos y nos extraña muchísimo». La doctora de Atención Primaria del centro de salud de Sangonera La Verde, en Murcia, Manuela Guillén aconsejó seguir la dieta mediterránea, «que es fantástica», pero sin ingerir más calorías de las necesarias, pese a que la comida, por cultura popular, es la protagonista de las reuniones familiares, sociales y laborales.

El catedrático de Cardiología y jefe del Servicio de Cardiología en el Hospital Virgen de la Arrixaca, Domingo Pascual, propuso unificar los criterios de trabajo entre todos los agentes implicados y trasladar la prevención cardiovascular más allá de la esfera comunitaria, como al ecosistema empresarial. «Si conseguimos que la sociedad se comporte de forma uniforme, se conseguirán objetivos», recalcó. «Nosotros tenemos parte de culpa por no saber transmitir el mensaje», reconoció Ramón López Palop, presidente de la Sociedad Murciana de Cardiología, sobre el volumen de pacientes de prevención secundaria que sigue fumando. Aun así, animó a hacer una lectura positiva de las cifras negativas: «Tiene que ser un estímulo para corregir lo que se está haciendo mal».

Hábitos tóxicos

Palop hizo hincapié en eliminar los hábitos tóxicos, como la ingesta de alcohol. Pascual fue más tajante y se mostró partidario de aplicar medidas más agresivas como, por ejemplo, subir el precio de la cajetilla de tabaco, tal y como tiene contemplado el Gobierno francés, que estima que entre el año próximo y el 2025 costará 12 euros. Igualmente, alentó a la población a tener una actitud proactiva para reducir dos de los factores de riesgo más modificables, la hipertensión y el colesterol. «Igual que sabes a qué velocidad tienes que ir por la autovía para no tener un accidente, también debes conocer tus niveles de presión arterial y LDL (colesterol malo)», aseguró, agregando que cada persona debería llevar su propia cuenta. «Hasta que el paciente no tome las riendas de sus niveles, como sí hemos conseguido con la diabetes, no habrá control de la situación», apostilló. En definitiva, empoderar al paciente para que sea protagonista activo de su salud. Una visión que compartió la directora general de Atención Hospitalaria, quien sostuvo el objetivo de «transmitir al paciente lo importante de tener controlados sus niveles y mantenerlos en el tiempo». En el caso de pacientes de prevención secundaria, la meta en su colesterol LDL es bajar de 55 miligramos por decilitro de sangre.

«A veces, a los pacientes les cuesta llevar un estilo de vida sana», señaló la vicepresidenta de Cardioalianza, al tiempo que les advirtió: «Son responsables de sus vidas». Contó que desde la organización sin ánimo de lucro, una vez que llegan, se les informa de la enfermedad cardiovascular y acompaña desde el plano emocional, concienciándoles con hábitos de vida saludable.

Otro factor de riesgo que se puso sobre la mesa fue la contaminación, cuya evidencia científica sostiene que las partículas diminutas pasan al torrente sanguíneo y dañan las paredes interiores de los vasos sanguíneos, haciendo que se estrechen y endurezcan, según recoge la Fundación Española del Corazón. «La contaminación está cogiendo mucho peso», avisó Irene Marín, mientras que Domingo Pascual añadió que «cobrará importancia en los próximos años».

«Tiempo», respondió el subdirector general de Farmacia e Investigación de la Región de Murcia, Casimiro Jiménez Guillen, a la pregunta que le formuló la periodista Alicia Parro sobre qué necesitan los cardiólogos para estar mejor preparados. «Necesitan tiempo para conocer perfectamente a sus pacientes, para diagnosticarlos y para formarse», razonó.

Además, repasó algunos de los proyectos asistenciales y formativos presentes en las áreas de salud de la Comunidad que tienen como objetivo una mejora significativa en la atención y prevención de las enfermedades cardiovasculares. El proyecto estrella es ‘CarPriMur’, puesto en marcha a finales de 2017, que pretende mejorar la continuidad asistencial de los pacientes cardiológicos, promover la formación de los profesionales sanitarios, favorecer el uso eficiente de los recursos, mejorar los resultados clínicos de los pacientes con problemas de corazón y aumentar el grado de satisfacción de médicos y pacientes.

También mencionó el proyecto europeo ‘Pharaon’ (en inglés, ‘Pilots for Healthy and Active Ageing’), del que forman parte 12 países y que ya ha llegado a 150 hogares de la Región de Murcia. Participan personas mayores de 55 años y con patología cardiaca a quienes se les monitoriza en su propia vivienda, a través de tres dispositivos: un tensiómetro, una pulsera inteligente y una báscula digital integrados en una aplicación de telefonía móvil para el paciente con recomendaciones y cuestionarios personalizados. Asimismo, se pueden identificar de forma precoz signos de complicaciones e intervenir antes incluso de que manifieste ningún síntoma, teniendo en cuenta cómo se desarrolla su vida, hábitos y costumbres. «Los datos son recibidos y analizados por enfermeros especialistas del SMS», confirmó.

Al hilo, puso sobre la mesa el programa ‘Activa’, que potencia la actividad física terapéutica en los pacientes con factores de riesgo cardiovascular, para prevenir problemas crónicos y conductas sedentarias, además de fomentar estilos de vida sanos y saludables. Los médicos de familia y enfermeros prescriben la actividad deportiva, que se desarrolla en los centros municipales que facilitan los ayuntamientos. Gracias a la buena salud de este proyecto, se crearon dos nuevas ramas: ‘Activa Familia’, para los padres o hijos de estos pacientes, y ‘Activa-Cardio’, para quienes hayan padecido un infarto agudo de miocardio y realizado rehabilitación cardíaca; actualmente, este programa consta de dos grupos, uno de mañana y otro de tarde, dependientes del hospital Reina Sofía.

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