La alerta por sequía en el Segura dejaría más recortes de agua en marzo

Tras una semana de control sobre estos recursos, Urrea apuntaba que se ha logrado un ahorro de agua del 12%, pero la cuenca terminará el año en situación de ‘alerta’ por falta de precipitaciones. Los cambios de temperaturas, con la entrada del frío, ha conseguido que los cultivos demanden menos agua, lo que ha reducido el consumo de la actividad agrícola. Sin embargo, «si todo sigue y no hay cambios» en las reservas, los indicadores de la CHS señalan que en marzo habrá que declarar el estado de sequía prolongada en el Segura. Por tanto, la CHS no prevé plantear más recortes de agua hasta que no se alcance esta situación, que obligaría a aprobar el decreto de sequía con más restricciones para el campo.

Este decreto trae consigo una reducción del 50% de las concesiones en casos puntuales, y otra importante medida que llevan pidiendo meses las organizaciones agrarias y regantes: la apertura de los pozos de sequía. La activación de la batería de sondeos permitiría ganar 40 hectómetros al año y, si la situación empeora, el volumen ascendería a los 121 hectómetros. La CHS ha tramitado el último año las declaraciones de impacto ambiental para ganar tiempo a la hora de preparar los equipos que extraerían el agua de los acuíferos. En total, la Confederación tiene preseleccionadas diez masas de agua en la cabecera de la cuenca y en el resto de las vegas del Segura, donde se ubica la red de sondeos para los casos de sequía.

Al hilo de esta cuestión, y a preguntas de los periodistas, Urrea ha remarcado que ya el Plan Hidrológico del Segura refleja que «hacen falta más recursos» para la cuenca, en el contexto de los recortes progresivos que sufrirá el Trasvase Tajo-Segura hasta 2027. Confía en que salga adelante y pronto las ampliaciones de las desaladoras de Torrevieja, Valdelentisco y Águilas que, junto con las plantas de la Mancomunidad de Canales del Taibilla, aportaron 247 hectómetros el año pasado al regadío y al abastecimiento de la población.

El acuífero más sobreexplotado de la cuenca

La Junta de Gobierno estuvo de acuerdo este martes en activar las medidas cautelares necesarias para frenar la sobreexplotación del acuífero de Ascoy-Sopalmo, del que beben regantes de Cieza, Jumilla, Abarán o Fortuna. Dicha masa de agua subterránea es la que «mayor límite de sobreexplotación» padece, según ha explicado Mario Urrea, quien ha añadido que la iniciativa parte y fue acordada por los propios usuarios. Como adelanta hoy LA VERDAD, los regantes no podrán hacer uso de los pozos ubicados en zonas con menor nivel del acuífero, y podrán emplear recursos de otras zonas «más productivas», es decir, compartirán el agua los que más tienen con los que menos pueden sacar.

Esta es la primera piedra para el futuro plan de ordenación del acuífero, que obligará a las sociedades de transformación agraria que se beneficien de esta agua del subsuelo a convertirse en comunidades de regantes. La Confederación permite la extracción anual de 47,8 hectómetros, pero la tasa de renovación de agua en el subsuelo es de las más baja de la cuenca, con un aporte de poco más de hectómetro y medio por las lluvias de todo el año.