Relato sonoro | Nueva vida del buscón

Relato sonoro | Nueva vida del buscón

Estimado don Francisco. Espero que al recibo de la presente se encuentre bien de salud y con el genio tan vivo como cuando partí para las Américas. Sirvan estas líneas para anunciarle mi inminente regreso, con la noticia de que en mi magro equipaje figura una novedad que espero que sea de su agrado y que es la razón por la que retomo el contacto con usted, mi creador.

No sé si es una buena nueva. Dejo a su docto criterio la consideración que le merezca saber que el idioma con que crucé los océanos, del que me valí para comunicarme con los pueblos que visité del Cabo de Hornos al Río Grande, ha mutado en este tiempo hacia una lengua enriquecida por el contacto con los indígenas del sur y el centro del continente, que proporcionan un dulce acento, mejoran nuestro vocabulario y ennoblecen las normas de gramática y sintaxis. Confío en que cuando retomemos el contacto estas ventajas que observo y le acabo de citar se le contagien y su escritura, ya elevada en su mismidad, alcance renovadas alturas.

La otra noticia que le allego no creo que le haga tanta gracia. En mis excursiones hacia el norte de América, he tropezado con tribus autóctonas que se defienden del invasor ayudadas por un idioma creado sin duda por el diablo, muy útil para cuando nos toque descender a los infiernos, nuestro seguro destino.

Ilustración

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Manuel Romero

Llaman inglés a ese andrajoso modo de comunicarse, de enrevesada pronunciación y en efecto endemoniado vocabulario. No le veo futuro porque palidece al lado de nuestro español, bajo cuyo imperio ya sabe usía que no se pone el sol, aunque debo aceptar la habilidad con que los nativos emplean ciertas fórmulas recurrentes, que podrían servirle a usted para sus creaciones.

Son hallazgos raros, que hacen fortuna entre los más jóvenes de aquellas tribus, pero que, bien canalizados, perfeccionarían sus sonetos y dotarían a sus criaturas de una grandeza superior a la hora de expresarnos. Porque usted y yo somos iguales. Fieles devotos de la única religión posible para un español, la picaresca, para quienes se inventó una palabra que sirve como sinónimo de engaño aunque en ella palpita una idea más profunda. Es un verbo que ayuda a definirnos a nosotros, los astutos, a quienes otros llamarán tramposos. El verbo que le regalo para cuando escriba la segunda parte de mi vida: el verbo chetar.

Jorge Alacid

(Logroño, 1962) Es periodista, con una trayectoria desarrollada siempre dentro del grupo editorial Vocento, donde ingresó en 1989 en la desaparecida edición riojana de El Correo y desde 1993, en Diario LA RIOJA, hasta el año 2021, cuando pasó a ejercer la jefatura de coordinación en Las Provincias. Como escritor, es autor de ‘Los seres queridos’, novela publicada en 2022 por la editorial Pepitas.

Créditos


  • Narración

    Carlos G. Fernández


  • Producción técnica

    Íñigo Martín Ciordia


  • Diseño sonoro y mezcla

    Rodrigo Ortiz de Zárate


  • Ilustración

    Manuel Romero


  • Coordinación

    José Ángel Esteban

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