El Papa apremia a la comunidad internacional a ejercer una «fuerte voluntad política» para acabar con el conflicto en Palestina

El Papa apremia a la comunidad internacional a ejercer una «fuerte voluntad política» para acabar con el conflicto en Palestina

En uno de los momentos más importantes del año para los católicos, el papa Francisco ofreció esta mañana desde el balcón central de la basílica de San Pedro su tradicional mensaje navideño previo a la bendición Urbi et Orbi, con la que concedió la indulgencia plenaria (perdón de los pecados) a las personas que lo escuchaban. Como ya había hecho la noche anterior durante la misa de vigilia de la Navidad que presidióen la basílica vaticana, el Pontífice centró su atención en los conflictos que sufre el mundo deteniéndose en particular en el que enfrenta a israelíes y palestinos. Tras «abrazar» a ambas poblaciones y, en particular, a la minoría cristiana de Gaza, en cuya parroquia se han sufrido ataques israelíes que ya había denunciado con anterioridad, Jorge Mario Bergoglio tuvo palabras de recuerdo para las víctimas de los asesinatos y secuestros yihadistas en territorio israelí del pasado 7 de octubre.

«Renuevo un llamamiento apremiante para la liberación de quienes aún están retenidos como rehenes», dijo el Papa, que trató de mantener un equilibrio en sus denuncias al exigir a continuación el cese de «las operaciones militares, con sus dramáticas consecuencias de víctimas civiles inocentes, y que se remedie la desesperada situación humanitaria permitiendo la llegada de ayuda». Propuso que en lugar de seguir alimentando «la violencia y el odio», se trabaje para alcanzar una solución a la cuestión palestina «por medio de un diálogo sincero y perseverante», que esté sostenido por «una fuerte voluntad política» y el apoyo «de la comunidad internacional».

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En su mensaje navideño, que escucharon unas 70.000 personas desde la plaza de San Pedro, el Pontífice relacionó el «’no’ a la guerra» con el «’no’ a las armas». «Si el hombre, cuyo corazón es inestable y está herido, encuentra instrumentos de muerte entre sus manos, antes o después los usará. ¿Y cómo se puede hablar de paz si la producción, la venta y el comercio de armas aumentan?», se preguntó en una nueva denuncia contra el comercio armamentístico. La «gente», clamó, «no quiere armas, sino pan», y en sus fatigas para «salir adelante» mientras desea «paz», no sabe la cantidad de dinero público que se destinan a las armas. Por ello invitó a los medios de comunicación a que escriban sobre esta cuestión, para que salgan así a la luz «los intereses y los beneficios que mueven los hilos de las guerras».

Éstas son «un viaje sin meta, una derrota sin vencedores, una locura sin excusas», dijo Francisco, que habló de los «pequeños Jesús de hoy» cuyas infancias están devastadas por los conflictos bélicos. Había recordado antes a los «inocentes» víctimas del aborto o de las migraciones. En su repaso a algunos de los grandes problemas que sufre el mundo, el Pontífice mencionó la situación de Ucrania, cuya bandera fue ondeada por algunos fieles en la plaza de San Pedro, y de otros lugares en conflicto como Siria, Yemen, el Sahel o el Cuerno de África, entre otros. Invitó finalmente a los fieles a ser «voz de los que no tienen voz», como pide «el Niño desde el pesebre».

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