La sombra de Kylian Mbappé es demasiado alargada, especialmente ahora que se toca ya con la yema de los dedos el 1 de enero, día en el que el contrato del astro de Bondy con el PSG entrará en sus seis últimos meses de vigencia y, por lo tanto, cualquiera podrá presentarle a partir de esa fecha una oferta sin temor a una sanción por parte de la FIFA.
El Real Madrid ha dejado correr el tiempo, acallando cualquier tipo de rumor que le vinculase a una nueva intentona por el delantero que le dejó plantado cuando su fichaje parecía más cerca que nunca de consumarse en el verano de 2022. Los blancos salieron escaldados de aquel acercamiento, aprendieron la lección y encontraron en el rendimiento de Bellingham, Vinicius y Rodrygo el desahogo necesario para despojar cualquier eventual aproximación a su viejo objeto de deseo de aquel carácter de urgencia que le permitía al campeón del mundo en 2018 sentirse el rey del mambo.
Eso no quiere decir, por supuesto, que Florentino Pérez le haya perdido la pista a Mbappé. Más bien ocurre que la estrategia ha cambiado. Ahora se trata de trabajar entre bambalinas y, sobre todo, aguardar a que el astro resuelva qué quiere hacer con su carrera. Si se pone a tiro y baja un poco los humos, el Real Madrid volverá a tirarle la caña. En caso contrario, el club de Concha Espina seguirá su camino sin inmutarse por ello.
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Porque la directiva que encabeza Florentino Pérez está convencida de que la hoja de ruta trazada hace tiempo es lo suficientemente sólida como para pensar que el fichaje de Mbappé –o de Haaland– ha dejado de ser cuestión de Estado. Les encantaría tener a uno de ellos, o a los dos si se tercia, por supuesto, pero si no llegan tampoco supondría un drama.
En la agenda del Real Madrid está marcada en rojo la fecha del 21 de julio de 2024. Ese día, Endrick Felipe Moreira de Sousa cumplirá la mayoría de edad y será el momento en que se materialice el acuerdo alcanzado con el Palmeiras en diciembre de 2022, por el que el ‘Verdao’ percibirá 35 millones de euros, más otros 25 millones sujetos al cumplimiento de una serie de variables.
El de Taguantiga, con unos conceptos futbolísticos y un físico que recuerdan poderosamente a Ronaldo Nazário, ha explotado en el último tramo del Brasileirao, se convirtió el pasado mes de noviembre en el cuarto futbolista más joven en debutar con la Canarinha y ha dejado un puñado de acciones que hacen relamerse al Real Madrid, convencido de haber dado otro golpe en el mercado como el que en su día representaron los fichajes de Vinicius o Rodrygo.
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