Nadal invita al optimismo

Nadal invita al optimismo

Tras 350 días en el dique seco, volvió Rafael Nadal. Y volvió como si nunca se hubiera ido, porque el esperado retorno del ganador de 22 Grand Slams estuvo acompañado de los ingredientes que siempre le han acompañado durante su carrera.

Las dudas respecto a su estado, tras casi un año sin competir -su último partido fue el pasado 18 de enero- las mandó al garete el propio Nadal en el primer punto de su triunfo ante Dominic Thiem (7-5 y 6-1). Tras apenas un intercambio de dos golpes, Nadal colocó una derecha paralela a la línea. Un golpe ganador que hizo resoplar al austríaco y borró la incertidumbre respecto al hombre que luce ahora el 672 en su ránking, pero al que su tenis pondrá mucho más arriba en poco tiempo.

Porque Nadal está de vuelta- Ha vuelto su derecha, con un grado mayor de agresividad para acortar los puntos, ha vuelto ese revés que actúa de pincel y el servicio, con el que ganó el 88 % de puntos con el primer servicio y el 80 % con el segundo. Solo perdió seis puntos con su saque en todo el partido ante un tenista con el que disputó dos finales de Grand Slam y que hasta no hace mucho estaba considerado su sucesor en la tierra batida.

Thiem, ya muy lejos de ese nivel al que persigue volver, fue un rival digno para el retorno de Nadal y durante el primer set le aguantó el pulso. El austríaco se sostuvo ante la agresividad de Nadal durante doce juegos y solo decayó cuando la presión sobre su servicio y el barranco de perder el primer set le derrumbó.

El balear necesitó de cuatro puntos de set, pero abrochó una primera manga que decidió el partido por el manotazo que supuso a la moral de Thiem, que ya había sufrido horrores para pasar la fase previa del torneo, y porque evitó a Nadal un duelo físico que desconoce desde hace un año. Con ese 7-5 en el bolsillo, el segundo parcial fue un paseo para el de Manacor, que aprovechó las dos opciones de rotura que tuvo para sentenciar al pobre Thiem, mermado desde que la muñeca comenzara a darle problemas en 2021.

«Hasta hoy no había tenido un test de cuál era mi nivel», dijo Nadal tras el encuentro. «Sé que Dominic ha pasado por muchas lesiones duras y me alegro de poder verle en la pista y le deseo lo mejor para el futuro».

Esta victoria es un rayo de esperanza para Nadal, que por el camino desempató con Ivan Lendl como el tercer tenista con más triunfos en la historia (1.069), ya que eran muchas las dudas sobre su estadio y su competitividad en un año en el que cumplirá 38, edad con la que nadie ha ganado un Grand Slam en la Era Abierta.

La preparación del balear, desde la operación por la lesión en el psoas ilíaco, y su tiempo de reposo, han dado sus frutos y en Brisbane tendrá al menos otra oportunidad para calentar de cara al Abierto de Australia que comienza el próximo 14 de enero.

«Hoy es un día muy emotivo y muy importante. El año pasado fue el más duro de mi carrera y he tenido la oportunidad de volver. He podido jugar a un nivel muy positivo para ser el primer día. Estoy muy orgulloso por mí y por los míos», añadió Nadal, que se enfrentará en la siguiente ronda al ganador del duelo entre Aslan Karatsev y Jason Kubler, ambos rivales desconocidos para él.

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