Los dos murcianos y el colombiano observaban aquella mole de piedra con impotencia. Habían hecho todo lo que podían para seccionarla por la zona que les habían indicado y con la herramienta que dijeron que debían utilizar. Debían hacerlo con sumo cuidado, porque la más mínima desviación podía reventar los paquetes de coca que estaban dentro de la piedra. A alguno de ellos se le vino a la cabeza la escena de la película ‘Airbag’ (Juanma Bajo Ulloa, 1997) en la que los protagonistas transportaban cocaína oculta en el airbag del coche y dos guardias civiles les pararon en mitad de la carretera. La escena acabó con una nube de polvo blanco saliendo por las ventanillas del vehículo tras reventar los airbags. «Una secuencia de aficionados comparada con la que se puede liar aquí», pensaría uno de ellos.
El cabecilla, Eduardo J., un colombiano de 42 años y residente en el municipio valenciano de Pobla de Valbona, y su lugarteniente, Carlos A., de la misma nacionalidad, 52 años y residente en Valencia, aguardaban en una casa alquilada en Poblado Los Milicianos, en Calasparra, en un paraje cercano a la nave de la empresa de mármol en desuso que habían alquilado en el barranco del Moro, en Cehegín. Las dificultades retrasaban la descarga y el 4 de diciembre de 2023 ambos regresaron a Valencia posponiendo la operación para trasladar la droga desde Cehegín hasta Valencia unos pocos días.
Para entonces, los movimientos del supuesto grupo de narcos colombianos estaban siendo seguido por los agentes del Equipo de Delincuencia Organizada Antidroga (Edoa) de la Guardia Civil de Baleares, bajo la supervisión del juzgado de Instrucción 7 de Palma de Mallorca por unos supuestos delitos de organización criminal, tráfico de drogas y blanqueo de capitales.
Las investigaciones habían comenzado en 2022, y las innumerables vigilancias, escuchas y seguimientos les llevaron hasta este punto clave de la operación contra la compleja trama, con bandas colombianas y clanes españoles, que estaban introduciendo grandes cantidades de cocaína procedente de Sudamérica en España y, en concreto, en Palma de Mallorca. La nave de Cehegín era el lugar exacto donde se iba a producir una descarga de cientos de kilos de coca. Faltaba saber el momento exacto.
Y ese día llegó. En la mañana del día 11 de diciembre, Eduardo y Carlos iniciaron nuevamente el viaje hasta la Región de Murcia en dos vehículos y pararon en Catarroja (Valencia), donde recogieron a un tercer colombiano, conocido como El Notario, perteneciente al cártel que enviaba la droga desde Sudamérica y la persona encargada de dar fe de la extracción de la cocaína en destino, según señala el sumario de la ‘operación Jaque Mate’ al que LA VERDAD ha tenido acceso.
Para entonces, en el interior del recinto donde se ubica la nave, los guardias civiles observaban a los tres hombres trabajando la piedra preñada de droga. Los tres seguían afanados en intentar sacar la mercancía de las entrañas de los enormes bloques de granito negro brasileño. «En ocasiones, se observa como se producían una cantidad significativa de polvo o humo», apunta el atestado.
Con esta escena, llegaron desde Valencia los tres colombianos al recinto de la nave a bordo de un turismo, un Hyundai i30, y la furgoneta de alquiler con la que supuestamente iban a transportar la mercancía hasta Valencia, y se sumaron a los trabajos. La operativa parecía dar sus frutos, ya que los agentes que los vigilaban comenzaron a observar una gran actividad en torno a las piedras. En un momento dado, Eduardo ordenó que cerraran la verja metálica de acceso al recinto, «interponiendo un vehículo de manera que se interrumpiera el paso en el caso de que un turismo sorteara la reja», subraya el atestado.
La señal de los cilindros
A partir de ese movimiento de seguridad y pasados unos treinta minutos, se volvió a observar nuevamente una cantidad significativa de polvo y, poco después, cómo los integrantes del grupo «porteaban con celeridad lo que parecían unos tubos de color plateado, desde las piedras de granito hasta el interior de la nave donde se encontraban los vehículos que habían sido conducidos por Carlos y Eduardo». Para ello, los llevaron cargados al hombro, emplearon carretillas y un toro elevador.

Detalle de los orificios perforados en la piedra donde iba la droga.
G. C.
Ver esos tubos cilíndricos fue la señal que la Unidad Especial de Intervención de la Guardia Civil necesitaba para irrumpir en el recinto. Los agentes pillaron al grupo con las manos en la coca. Fueron detenidos y puestos a disposición del juzgado número 3 de Caravaca, que se inhibió en favor del número 7 de Mallorca, que llevaba la investigación. Pablo Martínez, abogado murciano que asumió la defensa de uno de los arrestados, de nacionalidad colombiana y residente en Murcia, afirma que una vez que se ha levantado el secreto de las actuaciones, «se debe analizar la implicación de cada uno de los detenidos en el caso; si todas las intervenciones telefónicas y actuaciones policiales han sido correctas y ver el escalón en el que se posiciona cada investigado». Mientras tanto, el letrado añade que solicitará la libertad de su cliente, que sigue en prisión desde su detención en Cehegín.
«Ingenioso método»
En la nave, los guardias civiles descubrieron un «ingenioso método de contrabando», tal y como lo calificaron los propios agentes. Al acceder al recinto, vieron que los tubos que portaban eran, realmente, paquetes de entre catorce y quince kilogramos aproximadamente de cocaína. Dichos paquetes estaban ocultos en el interior de las piedras de granito, y debían cortarlas por un punto exacto para acceder a los mismos, «hecho que explicaba el significativo polvo que se divisaba».
La piedra que habían seccionado contenía perforaciones cilíndricas que ocultaban, en cada una de ellas, quince unidades de un kilogramo de cocaína «en forma de queso» sujetados por cinta americana, sumando un total de 66 perforaciones, cada una de ellas con idénticos kilogramos de cocaína. En total, había 963 piezas de un kilogramo de cocaína.
Junto a la piedra seccionada, había otros cuatro bloques de idénticas características y dimensiones. Para comprobar que las moles de piedra contenían también la droga, los guardias civiles acudieron a una empresa del sector muy cercana al lugar para que realizaran el laborioso trabajo.

Un agente usa un motopico para recuperar la droga oculta dentro de bloques de mármol.
Guardia Civil
Al día siguiente, abrieron el resto de piedras de granito y en una de ellas encontraron otras 209 piezas de un kilogramo de cocaína. Durante el corte y extracción de los cilindros, destaca el atestado, se produjo la pérdida del contenido de prácticamente la totalidad de uno de los paquetes de un kilogramo, con lo que el conjunto de lo confiscado en este bloque fue de 208 paquetes. En total, los guardias civiles aprehendieron en la nave de Cehegín 1.171 piezas en forma de queso con el anagrama ‘AP’, de algo más de un kilo, que arrojó un peso de 1.300 kilogramos de cocaína, con un valor en el mercado de la droga de casi 45 millones de euros.
Conexión con Mallorca
La incautación del mayor alijo de cocaína en la Región fue la primera fase de la ‘operación Jaque Mate’, que arrancó un año y medio antes. En concreto, en Palma de Mallorca, donde los investigadores del Edoa de la Guardia Civil llevaban desde finales del 2022 detrás de una organización asentada en la isla, «dedicada principalmente al tráfico de estupefacientes a gran escala, narcotráfico y el consecuente blanqueo de capitales».
En concreto, pusieron el foco en el ‘clan de los Valencianos’ que desde el poblado chabolista de Son Banya, «centro neurálgico del tráfico de drogas en la localidad de Palma», tal y como se detalla en las diligencias, distribuían la droga por la isla y la vendían a otros conocidos clanes de la zona como el ‘clan del Pablo’. El principal investigado era el líder del clan y presidente de la Federación de Entidades Gitanas de Balears, Carlos Cortés Rado, ‘el Charly’. Junto a él, otro de los principales implicados en la trama, según los investigadores, era Joaquín Fernández Navarro, alias ‘el Prestamista’, conocido por su participación en el programa de televisión Los Gipsy Kings.
Para los agentes del Edoa, se postula como el líder del clan de ‘los Extremeños’, «invirtiendo en las partidas de cocaína al 50% con el Charly. Posee otra estructura diferente de distribución, pero se abastecen conjuntamente de las partidas provenientes de la Península». Para recibir la droga, hacían valer sus contactos y trasladaban la cocaína hasta la isla por mar.
Así fue como cazaron un primer alijo de diez kilos de cocaína en verano del año pasado y como surge la conexión entre la banda colombiana de Valencia y el ‘clan de los Valencianos’. «Carlos A. surge en el entramado criminal a raíz de la detención del camionero cuando este transportaba diez kilos de cocaína en la cabina de su camión a bordo de un ferry con destino a Mallorca, que le habían sido entregados el 7 de agosto por Carlos, en el polígono industrial ‘Els Mollons’ en Valencia». La consecuencia directa de la detención del camionero fue la vinculación de Carlos con el ‘clan de los Valencianos’, destinatarios de la droga.
La aparición en la investigación de esta nueva pieza del puzle les llevó al supuesto líder de este grupo colombiano, ya que Carlos era una de las personas de máxima confianza de Eduardo J., detenido también en la operación de Cehegín y presunto cabecilla de la red de narcos en Valencia, dedicado, supuestamente, a la introducción de droga desde Sudamérica.
Los especialistas de la Benemérita tuvieron claro que era el hombre fuerte de la rama colombiana en España cuando recibieron una información de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, que lo posicionaban como «un importante socio de Daniel Barrera, alias ‘El loco Barrera’». Este capo colombiano está considerado «el último gran narco de Colombia» y está especializado en introducir grandes cantidades de cocaína en EE UU y Europa desde Sudamérica. Tras la caída de la red valenciana, los agentes llevaron a cabo la segunda fase, realizada a finales del mes de enero, cuando se detuvo a 16 personas en Valencia, Palma y Toledo.
La fase final de la operación se inició la madrugada del día 13 de marzo, con registros en el municipio mallorquín de Marratxí y en Valencia. En esta fase, se detuvo a 39 personas y se incautaron de varios kilos de hachís, marihuana, cocaína y cristal.
Los investigadores comprobaron que los detenidos extremaban las medidas de seguridad en los puntos de venta de drogas con puertas blindadas y dispositivos de destrucción rápida de la droga. También se descubrió un entramado de pasadizos que comunicaban las viviendas, con túneles excavados para huir. En total, en la ‘operación Jaque Mate’ fueron detenidas 64 personas, tanto colombianas como españolas, y 13 ingresaron en prisión, entre ellos el cabecilla del clan en Mallorca, el Charly.

Soy William Abrego, me uní como ejecutivo de SEO y me abrí camino hasta el puesto de Gerente Asociado de Marketing Digital en 5 años en Prudour Pvt. Ltd. Tengo un conocimiento profundo de SEO en la página y fuera de la página, así como herramientas de marketing de contenido y diferentes estrategias de SEO para promover informes de investigación de mercado y monitorear el tráfico del sitio web, los resultados de búsqueda y el desarrollo de estrategias. Creo que soy el candidato adecuado para este perfil ya que tengo las habilidades y experiencia requeridas.
Enlace de origen : Los mil 'quesos' de cocaína de Cehegín que desataron la 'operación Jaque Mate'