Una marea huertana conquista la ciudad de Murcia

Una marea huertana conquista la ciudad de Murcia

La capital del Segura volvió a demostrar este martes que el Bando de la Huerta es mucho más que el día grande de las Fiestas de Primavera. La pasión que hay detrás de esta jornada marcada en el corazón de los murcianos inundó la ciudad desde primera hora de la mañana, con la celebración de la tradicional misa huertana en la plaza Belluga. Ataviados con la indumentaria regional, miles de vecinos y visitantes llegados de todos los puntos de la Región y de otras provincias vecinas, fueron inundando de alegría y sentimiento huertano cada rincón.

A mediodía, la ciudad se llenó de familias al completo y grupos de amigos que salieron a la calle dispuestos a disfrutar de una jornada en la que el tiempo primaveral y el buen ambiente fueron protagonistas. Hubo quienes encontraron sitio en alguna de las 37 barracas instaladas por las peñas huertanas para degustar la gastronomía típica a mesa puesta, mientras otros decidieron llevarla a cuestas para instalarse con sus capazas y neveras por jardines y plazas repletas de gente de todas las edades.

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Ya entrada la tarde y con el estómago lleno de ‘salchichicas’, morcillas, zarangollo, michirones, paparajotes y café de olla -entre otros manjares de la tierra-, se respiraban muchas ganas de seguir la fiesta. No hubo tiempo de mucha sobremesa porque a las 17 horas partió de la avenida San Juan de la Cruz el desfile con el que la Federación de Peñas Huertanas de la Región de Murcia llenó de costumbrismo y folclore las principales vías del corazón de la ciudad.

Un cortejo compuesto por medio centenar de elementos y una treintena de carrozas que regalaron productos tradicionales, entre los que destacaron el reparto de limones, embutido, pimientos, tomates, lechugas, bocadillos y pasteles de carne que hicieron las delicias de los asistentes durante el recorrido del desfile, que resultó ágil, ya que duró alrededor de tres horas.

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En la cabecera impresionó la participación de un grupo de zancudos vestidos con el traje típico de la huerta murciana, que dejaron con la boca abierta con su destreza a la hora de moverse en altura a los más pequeños del público. Fue el caso de Mia, una niña de tres años de Alquerías que, sentada en su carricoche, no quitaba ojo a los equilibristas. «Ya la habíamos traído al Bando, pero era muy cría. Ahora ya se fija y está todo el tiempo embobada, le está gustando mucho», confirmaba su madre, Ainhoa Pérez.

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Muy cerca de ella, en el Puente Viejo, Carmen María Carrillo resaltaba emocionada que «el Bando de la Huerta es una fecha muy señalada en el calendario de los murcianos y nunca nos lo perdemos; el desfile de este año me parece precioso». Tampoco podía contener la emoción Lola Riquelme, una murciana que vive en Novelda y que estaba acompañada de un grupo de amigas del centro de mayores de la localidad alicantina al que pertenece. «Venimos todos los años en autobús porque la tierra se lleva siempre en el corazón y por eso hago el sacrficio de venir, este día me encanta», explicaba con lágrimas en los ojos.

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