Una Región a la vanguardia médica: «Hay un potencial extraordinario para atraer talento»

Allí estaban Pedro Guillén, fundador de la clínica Cemtro y referente en España en traumatología deportiva; Santiago Moreno, jefe de Infecciosas del Ramón y Cajal y uno de los mayores expertos del país en VIH; y Damián García Olmo, jefe del Departamento de Cirugía de la Fundación Jiménez Díaz y pionero en terapia celular. También el oncólogo Cristóbal Belda, hasta hace dos meses director del Instituto de Salud Carlos III, el principal organismo de investigación biosanitaria de este país. La lista de intervinientes de lujo la completaban Pedro Luis Ripoll, traumatólogo del Hospital Ruber Internacional y director del servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de Quironsalud en Murcia; y Raúl Sánchez Pérez, cirujano cardíaco infantil de La Paz especializado en cardiopatías congénitas.

Hubo mucho talento en el coloquio, pero también en el auditorio que escuchaba: médicos, académicos e investigadores que desarrollan su labor diariamente en la Región y que se trasladaron a Madrid para no perderse esta reunión única que forma parte de una iniciativa con la que LA VERDAD quiere «proyectar el talento de la Región fuera de nuestras fronteras», destacó el director del periódico, Alberto Aguirre de Cárcer.

«El nivel científico murciano, tanto dentro como fuera de la Región, es extraordinario. Nuestra presencia en los ámbitos más elevados de la medicina, sea la cirugía cardíaca, la traumatología, la oncología o las enfermedades infecciosas, está muy por encima de nuestro peso poblacional», subrayó Cristóbal Belda. La Región tiene además «unas condiciones excepcionales para atraer» y retener la excelencia.

Pero este encuentro de la ‘inteligencia’ médica y científica no nadó en la complacencia. Hay mucho por hacer para que el talento de tantos profesionales se traduzca en una Región más moderna, pujante y avanzada. Para empezar, hay que desprenderse de complejos, avisó el traumatólogo Pedro Luis Ripoll: «Nuestro gran problema es la baja autoestima. El murciano es un especialista en la autoflagelación. Nuestra imagen exterior se ve contaminada por esa baja autoestima que tenemos de nosotros mismos. La economía, las dinámicas sociales, dependen mucho del estado de ánimo de quienes habitan los territorios, y el nuestro es bajo, muy bajo, a veces injustificadamente». A esto, Ripoll añadió otro problema: «Nuestra capacidad de influencia no puede ser similar a la que tienen Cataluña, Andalucía u otras comunidades que parten de un PIB muy superior. Nuestra capacidad de presión es escasa».

«Una buena imagen»

El jefe de Infecciosas del Ramón y Cajal, Santiago Moreno, ve, pese a todo, el vaso medio lleno: «Empezamos a adquirir conciencia de que Murcia se expande. El país tiene una buena imagen de nosotros, quizá porque somos tenaces y trabajadores, muy de la cultura del esfuerzo».

Al optimismo se apuntó Damián García Olmo, pionero en el uso clínico de las células madre para el tratamiento de fístulas: «No creo que la Región tenga demasiados problemas para la atracción de talento. Murcia es una ciudad de acogida, histórica y culturalmente. Mucha gente querría vivir allí. Pero siempre se puede hacer algo mejor: por ejemplo, aumentar la financiación [destinada a la ciencia], aunque en esto nuestra región está cada vez mejor». Para que una sociedad prospere y retenga talento hay que empezar por los cimientos. Es decir, por la educación. «Siempre le digo a los políticos que inviertan en formación. Si me das formación, si veo que das cobertura a mis aspiraciones, me quedaré en casa. Si no, me iré», resumía Pedro Guillén, decano de los murcianos ilustres en Madrid.

Pero, en todo caso, retener el talento no significa mantener bajo los límites geográficos de la Región a los mejores durante todo su periodo de formación y su carrera profesional. Al contrario. Esto solo conduciría a la endogamia y al empobrecimiento. «Es muy importante que el talento salga» para que florezca, planteó Cristóbal Belda. «A día de hoy, es imposible o muy difícil que alguien sea capaz de destacar en algo si no ha salido fuera para adquirir conocimientos y capacidades, y para conocer cómo se trabaja en otros sitios», reflexionaba. La clave reside en «planificar el retorno». Belda abundó en este planteamiento: «La planificación para la retención del talento» pasa, en primer lugar, por «promover que la gente vaya a formarse a los mejores centros del mundo». Pero hay que tener claro «para qué quieres que vayan», y esto está relacionado con «el contexto no solamente científico, sino también industrial y empresarial» de la Región. Cuando ese investigador vuelva, hay que «ofrecerle las condiciones para que pueda mantener el nivel de productividad» que ha alcanzado en el exterior. «Todos nosotros hemos ido fuera y hemos publicado en ‘Nature’, ‘Science’ o ‘Cell’; hemos hecho trabajos espectaculares, y a la vuelta lo que te piden es que lo mismo que has conseguido hacer en Stanford lo hagas en la carretera de El Palmar» (donde se ubican el campus de la Salud, La Arrixaca y el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria).

Se necesita una apuesta por la ciencia y la investigación, pero con unos objetivos y una estrategia clara. «Para retener el talento hay que exportarlo fuera, formarlo bien, traerlo de vuelta y ofrecer las condiciones adecuadas. Y todo esto obliga a una proyección temporal, a determinar cuál queremos que sea nuestro tejido de I+D+i a lo largo de los próximos 30 años», continuó el exdirector del Carlos III.

Una ciencia «deslocalizada»

El caravaqueño Raúl Sánchez Pérez, un referente en la cirugía pediátrica de cardiopatías congénitas en España, también cree que hay que aclarar a qué nos referimos cuando se habla de la necesidad de retener el talento: «No me gusta la expresión ‘fuga de cerebros’. La ciencia está deslocalizada, se mueve con rapidez. No puedes atrapar a la gente. Los jóvenes respiran muy libres. Tienes que dejar que salgan, y volverán o no. Lo que sí tenemos que generar es un ambiente que favorezca el regreso. Hay que crear un caldo de cultivo, tener poder de atracción, y la gente vendrá sola».

En este sentido, hay mucho por mejorar: «Muchas veces estamos solo en lo técnico, pero no tenemos capacidad para manejar grupos. Hay líderes que generan desiertos a su alrededor. La medicina de ahora es una medicina de equipo. No sabemos manejar recursos humanos. La gente joven sabe más inglés, pero está más perdida que nosotros en habilidades sociales. Hay que formar en ese aspecto».

Sánchez Pérez advertía también de otros riesgos. «Quiero mucho a mi región, pero hay un problema en las comunidades: están estancadas en su cortijo. En La Paz, el 60% de pacientes que operamos son de fuera de Madrid, y vemos a veces las dificultades que tienen para salir de sus comunidades», lamentó. «Si hay 10 casos en España de una cardiopatía, lo lógico es sean operados en uno o dos hospitales», explicaba. Esto será garantía de calidad. El centro de todo «debe ser el paciente».

Frente a estos riesgos de endogamia, que representan una limitación, el cirujano caravaqueño defendió la necesidad de que Murcia «esté conectada hacia afuera». Coincide en ello Pedro Luis Ripoll, para quien hay que entender que «el talento se cuida viajando, intercambiando, conociendo». «Tenemos que integrar, tenemos que colaborar, tenemos que sumar diferentes iniciativas que están en el mundo», resumía.

Inversión y planificación

Todos los expertos están de acuerdo en que la Región, como el resto de España, necesita más inversión en ciencia. «Hay que crear las condiciones de trabajo, las infraestructuras, dotar económicamente. No tenemos suficiente inversión en talento como para hacer atractivo el país», advertía Santiago Moreno. Pero no solo se trata de contar con más fondos. Es importante definir en qué invertir, y para qué. «Debemos asumir proyectos en los que estratégicamente podamos competir, aportar», apuntó Pedro Luis Ripoll.

Para Cristóbal Belda, este ejercicio de planificación debe ser una prioridad y, en este sentido, el Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria (IMIB) no va mal encaminado. «Es uno de los centros con una mayor definición de su estrategia científica. Eso es importante, porque si somos capaces de enfocarnos en aquellas dos o tres cosas en las que consideramos que podemos ser altamente competitivos, el éxito está garantizado». El IMIB «ha tenido un crecimiento excepcional y ha sido capaz de combinar la universidad con las propias necesidades de los pacientes y la investigación en el hospital». Pero «hay un elemento que falta, y es la traslación industrial». Durante su etapa de tres años al frente del Carlos III, Belda ha tratado de orientar a la ciencia biomédica española en esta dirección. «Este es el verdadero impulso que no solo el IMIB, sino todos los centros, deben desarrollar: la conexión con la industria local. La ciencia, sin una traslación industrial y empresarial, es una pérdida de oportunidad» para una región que puede aspirar a convertirse «en uno de los grandes centros tecnológicos de Europa», porque tiene «industria química, agroalimentaria», una potente universidad y «grandes hospitales». También está en la Región «uno de los CDMO [un centro de desarrollo y fabricación para la industria farmacéutica] más importantes».

El futuro de la sanidad

Este primer coloquio de la iniciativa Región de Talentos de LA VERDAD se celebró con el patrocinio de Región de Murcia, Hozono Global, Cajamar, Bodegas Juan Gil, Grupo Orenes y Agrupal. Los participantes abordaron, junto a la proyección de la Región, el estado del sistema sanitario. Para el traumatólogo Pedro Guillén, el sistema de formación MIR «es de lo mejor que le ha pasado a España». Raúl Sánchez y Santiago Moreno coincidieron en su defensa del modelo de sanidad pública, y Pedro Luis Ripoll alertó del impacto que está teniendo sobre la medicina privada la entrada de los grandes fondos de inversión. A todos les une el mismo objetivo: poner su talento al servicio de una sanidad y una ciencia de excelencia.