Tchouaméni da un triunfo de campeón a un Madrid de entreguerras

Tchouaméni da un triunfo de campeón a un Madrid de entreguerras

Triunfó el Real Madrid en un partido de entreguerras para un equipo que en siete días se juega la temporada. Los que distan del triunfo de campeonato en Son Moix ante un amurallado Mallorca al clásico contra el renacido Barça, cuatro días después de la batalla del Etihad Stadium ante el todopoderoso Manchester City en Champions.

En esa contienda pensó principalmente Carlo Ancelotti, que igualó en el archipiélago Mediterráneo a Zinedine Zidane como segundo técnico con más partidos de Liga en la entidad de Chamartín, para dar oxígeno a un equipo que lo pide a gritos y del que sostuvo su estructura con sus pilares básicos, en un once milimétricamente estudiado para la segunda final que los blancos tendrán en los próximos días.

Ambiente de grandes citas en un Son Moix con olor a pólvora y ruido de fuegos artificiales con un arranque intenso pero inoperante de un Real Madrid que sabía de sobra que se encontraría a un incomodó Mallorca desde el inicio, fiel a las ideas de Javier Aguirre, con quien la intensidad y el orden son innegociales.

Mallorca

Rajkovic; Maffeo (Radonjic, min. 78), Gio González, Raíllo, Nastasic, Lato; Morlanes (Mascarell, min. 60), Samú Costa (Darder, min. 59); Antonio Sánchez (Prats A, min. 59), Dani Rodríguez (Larin, min 86.) y Muriqi.

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Real Madrid

Lunin; Lucas (Militao, min 90), Nacho, Rüdiger, Mendy; Tchouaméni, Valverde, Modric (Cavajal, min. 83), Bellingham (Camavinga, min 64); Brahim (Vinicius, min 63) y Joselu.

  • Goles
    0-1: min 48, Tchouaméni

  • Árbitro
    Sánchez Martínez (Comité murciano). Amonestó a Raíllo, Muriqi y Lunin.

  • Incidencias
    Partido correspondiente a la 31º jornada de Primera División disputado en Son Moix ante 23.244 espectadores

El guion claro en un duelo marcado por la resaca de ambos, con el desconsuelo de la final de Copa en los bermellones y el desgaste físico ante los de Pep Guardiola para los visitantes, que salen del envite reforzados y con una victoria que blinda su liderato.

El estratega mexicano no mintió en la previa cuando dijo que la mejor forma de jugar ante el Madrid era estar organizado, sabedor de que sería un partido de pocas ocasiones que no pudieron aprovechar los locales para puntuar y alejarse casi definitivamente del descenso. Venían los dos clubes de partidos tan intensos que lo desarrollado sobre el verde de Palma en el primer tiempo casi parecía otro deporte al lado de lo visto en La Cartuja y el Bernabéu días atras.

Las intimidaciones se hicieron de rogar y las marcas intensas y pegajosas dieron paso a un destape fugaz de ambos entre tanto corsé. Raíllo martilló de cabeza a la salida de un córner y puso en aviso a Lunin, que negó el tanto al balear con una gran estirada poco antes de que Bellingham estrellara un zapatazo en el larguero.

El inglés, al que al inicio del segundo acto vio como Rajković le negaba la diana, se quedó a unos centímetros de recuperar la luz del gol tras cinco partidos sin marcar. El cerrojo del cancerbero serbio lo abrió Tchouaméni, que se perderá el duelo del importantísimo duelo del Etihad por sanción, con un misil desde fuera del área que rozó lo justo en Morlanes para que el guardameta solo pudiera seguirlo con la mirada. Se adelantó con poco el Madrid, que instantes después pudo poner tierra de por medio con una doble ocasión de Brahim en las que estuvo acertado el portero rojinegro.

Vinicius se hace notar

Salvaba el Mallorca las acometidas después de que la defensa madridista evitara con un cruce heroico un susto de Abdón Prats. El bigote más famoso de LaLiga tuvo la suya poco antes de que Ancelotti diera entrada a Vinicius, que el año pasado vivió una pesadilla en la isla de la que salió convertido en la bandera de la lucha contra el racismo.

El fluminense, emparejado durante unos minutos con su ‘amigo’ Maffeo, se hizo notar desde que pisó el verde sobre el que Lunin voló para evitar que la sorpresa de Sergi Darder. Una bonita sucesión de ocasiones no movieron el marcador. El Madrid, con Militao de nuevo solo en los minutos finales, resolvió sin brillo pero con justicia un compromiso complejo, mantiene su paso firme en la competición doméstica y ya puede concentrarse en la vuelta de los cuartos de la Champions ante el City.

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