El ‘brillibrilli’ ha muerto, pero no las ganas de Warm Up

El ‘brillibrilli’ ha muerto, pero no las ganas de Warm Up

El ‘brillibrilli’ ha muerto. O Casi. Denostado por muchos, amado por otros, la purpurina ya no es la estrella de los ‘outfits’ festivaleros. Al menos no del Warm Up. Tampoco los chubasqueros de colores que triunfaron, por obligación, en la pasada edición del festival, han sido protagonistas en las primeras horas del festival murciano. Y es que un cielo azul que parecía pedido por encargo por la organización del Warm Up hizo que todos respiraran aliviados después de la tromba de agua del año pasado, que obligó a cancelar la primera jornada cuando solo los primeros grupos habían salido al escenario y con una lluvia que también dio sustos al día siguiente.

La Fica abrió sus puertas y el público entró de forma escalonada, en un año sin colas, para disfrutar del directo de Hoonine. La murciana Carmen Alarcón dio la bienvenida a los festivaleros desde el escenario ENAE y disfrutó del calor de sus seguidores, entre los que se encontraban Rafa Val y Alberto Cantúa, cantante y guitarrista, respectivamente, de Viva Suecia -que este sábado ofrecerán un prometedor concierto para celebrar su décimo aniversario-. Tampoco quisieron perderse el inicio del Warm Up la cantante y productora Kuve y Jorge Guirao, guitarrista de Second; ni Claudia Orellana, de la agencia Son Buenos. De los primeros en llegar también fue el escritor Miguel Ángel Hernández, que siguió los acordes de la banda barcelonesa Mujeres.

Entre los asistentes, cual Dora la Exploradora en versión indie con un toque de fantasía, la oriolana Miriam llevaba atado a su mochila un globo de helio en forma de arcoíris. En su camiseta, como la de los amigos que la acompañaban, lucía un limón con cascos sujetando una Estrella de Levante. «No nos falta detalle. Cómo mola», reconocía una de ellas. Consiguieron llenar un minibús que a las 4 de la mañana les llevará de vuelta a Orihuela. Y este sábado, el mismo camino de ida y vuelta. Con todo planificado, llegó el momento de dejarse llevar.

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