El quinto partido era algo que deseaba el Unicaja y de lo que no quería ni oír hablar el UCAM cuando, hace menos de una semana, la semifinal cambiaba Málaga por Murcia con un 0-2 en el marcador de la serie, uno que nunca nadie había remontado bajo el formato de celebración actual que hace acoger los dos primeros partidos en casa del mejor clasificado, los siguientes en el del otro, y el desempate final en la del que más partidos ganó en liga regular. Bajo el anterior, que alternaba un partido en cada lugar hasta la resolución, solo un equipo lo había conseguido. Y era el Unicaja, en 2005 ante el Lucentum.
Pero, llegado el quinto partido, no había lugar para el desánimo en Murcia. Nada podía empañar una temporada que había llevado al UCAM tan lejos como nunca. Pero el Unicaja no podía decir lo mismo. Había sido el primero en liga regular. Venía de ganar la Champions League con, precisamente, el UCAM como víctima en semifinales.
Perder sería, como mínimo, una decepción. La presión que había mandado al traste aquello de la ventaja de pista era real. Y podía volver a hacer de las suyas.
Fuera para celebrar un pase a la final que rozara lo utópico, o para poner la guinda a una temporada inolvidable, la afición no dejó sola a su equipo como tampoco hizo en Valencia ni los dos primeros partidos de Málaga. Con alrededor de 200 desplazados, el UCAM entró con su dosis de ánimo extra al pabellón malagueño con el enésimo gran recibimiento de los murcianos a su equipo.
Expectación y respeto
De nuevo, Sito Alonso quiso jugar con los nervios prepartido. Como en el tercer partido de Valencia, programó la llegada de los suyos al Carpena a una hora inusualmente tardía, a eso de las 19.45, solo 45 minutos antes de empezar el partido y cuando su rival llevaba ya más de media hora en el templo malagueño.
Una decisión que, por otra parte, vino de perlas a parte de la afición desplazada, pues, los que escogieron la opción de viaje en autobús organizado por el club sufrieron un retraso que les hizo llegar por los pelos al recibimiento a los suyos, que bajaron del autobús ya cambiados y agradecidos con la que hubo montada en los aledaños el Carpena, de nuevo con cánticos por su equipo y su ciudad bajo un manto de humo rojo de unas bengalas camino de convertirse en características de los recibimientos que más se han viralizado de este ‘playoff’ en la Liga Endesa.
Fue la mejor forma de entra a un partido en el que, pese a su mal inicio, el UCAM siempre encontró el ánimo de dos centenares de seguidores sin nada que perder. El punto extra para que un equipo sin gasolina pudiese tirarse a cada balón perdido, cerrar el rebote más difícil o llegar una pulgada más alta en cada salto. Con el partido ya en la mano del UCAM en los minutos finales, un Carpena que demostró su categoría se rindió a una afición murciana que recibió el aplausos unánime de una afición que, lejos de pistar a su equipo, le despidió cantando su himno y pidiendo el regreso al parqué de sus abatidos jugadores.
El hombre más feliz
Peinado como buenamente pudo y con el azul de su camisa oscurecido tras el baño con sus jugadores en el vestuario, un Sito Alonso que posó para la foto de la victoria con la camiseta de su canterano Will Falk, aquejado de una peritonitis, acudió a la rueda de prensa con gesto de aún no terminar de comprender la magnitud de lo que acababa de conseguir, la clasificación para la que también es su primera final como entrenador.
El técnico universitario reconoció la evidencia de estar «superfeliz», aunque no sin antes agradecer al Unicaja «todas las facilidades» y rendir tributo a Ibon Navarro y Alberto Miranda, ex del UCAM, y terminar felicitando «a todos nuestros aficionados que han creído que podíamos ganar, los que han venido y los que no han podido», dedicando al triunfo a un José Luis Mendoza que hoy habría cumplido años y que «esté donde esté, estará con una sonrisa increíble, y a toda la gente que forma parte del club».
Un desenlace feliz en esta eliminatoria que se decidió solo al final del quinto partido y en la que «la presión» jugó un factor clave. Por ello, para Sito siempre fue fundamental «llegar con opciones» al final de un choque en el que dio el mérito a sus jugadores para sobreponerse «a un tremendo parcial de 10-0 que nos dejó a la expectativa».
El técnico universitario reconoció que «a veces nos tachan de locos, a la hora de creer en hitos de felicidad tremenda», pero que «no imaginaba que iba a jugar una final de la Liga Endesa» cinco años después de su llegada a Murcia, cuando se hizo cargo de un UCAM que peleaba por no bajar a la LEB, pues estaba en descenso cuando él se hizo cargo y en la segunda vuelta de la temporada 2018-19.

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Enlace de origen : Sito Alonso: «No imaginaba que jugaría una final cuando llegué al UCAM»