Un historiador desmonta la leyenda negra de la Edad Media

Un historiador desmonta la leyenda negra de la Edad Media

Sábado, 15 de junio 2024, 14:28

La Edad Media tiene mala fama. La cantinela de una época oscurantista se ha vuelto tan manida que muchos lo consideran el peor periodo de la historia europea. El tópico de ‘Volver a la Edad Media’ suele estar relacionado con lo sombrío, lo bárbaro, lo decadente. «Solemos pensar que la Edad Media fue un tiempo misógino, intolerante, inculto, violento, tenebroso, opresor… pero ¿y si fuera, en muchos sentidos, más moderno que el siglo XXI», se pregunta el medievalista francés de origen español Martin Aurell en su libro ‘Diez ideas falsas sobre la Edad Media’ (Taurus), en el que a lo largo de 190 páginas se dedica a desmontar los grandes mitos que pesan sobre aquel milenio comprendido entre los siglos V y XV y a descubrir una época «rica y vibrante».

Nacido en Barcelona hace 63 años y catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Poitiers, Aurell va rebatiendo una a una algunas ideas preconcebidas sobre la Edad Media, como que rebajaba a las mujeres, rechazaba al diferente, fomentaba el fanatismo o que era tenebrosa e inculta. «El periodo no solo preservó la cultura antigua al copiar esmeradamente las grandes obras latinas, también creó una rica literatura en unas lenguas románicas y germánicas en plena expansión, fundó universidades por doquier, la lista de invenciones y avances sociales fue larga y la distinción entre lo temporal y lo espiritual sentó las bases de la laicidad contemporánea», explica el catedrático.

El historiador rechaza de plano la idea de que el Medievo se limita a ser un «paréntesis mediocre entre dos periodos de paz y progreso» e incluso critica el empleo de la palabra ‘medio’, que solo sirve para unir dos periodos, «porque devalúa para siempre el milenio entre los siglos V y XV al implicar nociones como transitorio o sin envergadura».

Para Aurell, la Edad Media, «como cualquier periodo de la historia, no es negro ni rosa», sino que abarca todos los matices cromáticos, «pero ha tenido que soportar demasiadas acusaciones injustas». Por eso se ha propuesto derribarlas vistiendo la toga de abogado para defender su época predilecta de la historia. Con ello, confía en devolver a la Edad Media «el reconocimiento, el respeto y la admiración» que dice merecer.

Varias Edades Medias

El primero que utiliza la expresión ‘Edad Media’ fue san Buenaventura (1220-1274), teólogo y ministro general de los franciscanos, y ya desde entonces esa palabra (‘medio’) ha acompañado para siempre al «tiempo intermedio» entre la plenitud antigua y el Renacimiento en marcha. Más adelante, en el siglo XIX, el romanticismo puso de moda este periodo, sin lograr borrar todos los prejuicios sobre él, los mismos que se suelen repetir hoy.

«El primer error es pensar que la Edad Media es uniforme», apunta Martin Aurell, que recuerda lo poco que tienen en común el siglo V de la caída del Imperio Romano de Occidente, el siglo XIII del florecimiento urbano, y el siglo XV de los grandes descubrimientos marítimos. «No hay una sola sino varias Edades Medias que abarcan un largo milenio nada homogéneo, desde el siglo V hasta el XV». Los medievalistas, a su vez, la dividen en tres grandes épocas: Alta Edad Media (derivado del germanismo ‘alt’ antiguo), Plena Edad Media y Baja Edad Media.

Aurell ha dividido el libro en pequeños y didácticos capítulos, donde surgen personajes como Doña Urraca, Leonor de Aquitania, el rey Arturo y los caballeros de la tabla redonda, o temas que siempre han suscitado interés como las cruzadas, la conquista y pérdida de Jerusalén, el Santo Grial o los ‘scriptorium’ monásticos.

El autor recuerda en su obra que la Plena Edad Media o Edad Media ‘Clásica’, alrededor del año mil, fue un periodo de expansión agrícola, crecimiento de la población, florecimiento de las ciudades y consolidación del Estado; también se fundaron universidades y se empezaron a construir las grandes catedrales góticas, esas joyas arquitectónicas que siguen deslumbrando al mundo en nuestros días.

En cambio, la Baja Edad Media se caracteriza por un importante declive demográfico en claro contraste con el crecimiento de los tres siglos anteriores. El descenso general de las temperaturas y las fuertes lluvias provocaron malas cosechas. Durante los años 1315-1317, una hambruna excepcional se abatió sobre Occidente, a la que siguieron otras. Las poblaciones mal alimentadas tuvieron que enfrentarse a la peste negra causante de la desaparición de un tercio de los habitantes entre 1347 y 1352. «Si hubo un periodo que acumuló todas las desgracias que contribuyeron a la leyenda negra de la Edad Media fue sin duda el siglo XIV: estalló la guerra de los Cien años por la Corona de Francia, los campesinos se sublevaron, el papado pasó por dificultades, con dos papas rivales en Roma y Aviñón… », describe el profesor.

Pero el autor del libro destaca también los cambios positivos en aquella centuria. «La despoblación aumentó el valor de la mano de obra, la burguesía de las ciudades se impuso a los señores feudales, el comercio se benefició de un sistema bancario más desarrollado, los reyes aumentaron sus recursos mientras se desarrollaba un sentimiento nacional en torno a su figura, y la literatura y la pintura exploraron nuevos terrenos estéticos y psicológicos». Recuerda el medievalista que todas estas innovaciones prepararon el advenimiento del Estado moderno, que algunos vinculan a la conquista turca de Constantinopla (1453) y la invención de la imprenta por Gutenberg (1454), y otros al descubrimiento de América (1492).

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