El pueblo obrero que recupera la sonrisa con su Minerva

El pueblo obrero que recupera la sonrisa con su Minerva

Martes, 18 de junio 2024, 00:34

Los 3.537 vecinos de Alumbres no están acostumbrados a las buenas noticias. La pequeña diputación cartagenera es de marcado perfil obrero y reivindicativo. Cuando no toca clamar por el deterioro de las calles y la falta de servicios es momento de plantarse en la puerta del consultorio por la ausencia de médicos de cabecera. A veces incluso hay que ponerse en los peor, cuando los residentes participan en simulacros de accidentes químicos por si se repiten episodios como los de 2018, cuando una nube de azufre puso en alerta a los habitantes próximos al Valle de Escombreras.

Desde esta semana, los alumbreños tienen un motivo para estar orgullosos, para sacar pecho y sonreír. El modestísimo equipo del pueblo, la Sociedad, Fomento y Cultura Minerva, llevaba tres temporadas agonizando en la sexta categoría del fútbol español, la Preferente, un infierno donde pocos patrocinadores resisten, solo los aficionados más fieles soportan y prevalece el amor por el balón al cobro de una mensualidad. El pasado domingo, el club ascendió por méritos propios a Tercera.

En todo este tiempo, la Minerva ha esquivado momentos críticos. En 2021, sin ir más lejos, el club consumó el descenso a Preferente y estuvo a punto de desaparecer por la falta de apoyos económicos. La directiva encabezada por el presidente Manuel Tortosa, un empleado de Repsol de 48 años, planteó a los socios esa posibilidad si no existían vías de financiación. «Afortunadamente», recuerda ahora aliviado a LA VERDAD el directivo, aquel SOS pasó a la historia y el equipo compitió. No en vano, existen antecedentes de fútbol en Alumbres desde al menos cien años, motivo por el que Tortosa y el resto de su gente de confianza no tiraron la toalla.

Diego Segado, Franklin, Ceballos y Carlos Molina son históricos y veteranos jugadores de la zona que han liderado al equipo

A salir del atolladero, en el verde, han ayudado en todo este tiempo históricos y veteranísimos futbolistas de la Región de Murcia. El policía local Diego Segado, cuarentón, ha sido el entrenador de porteros y a la misma vez el guardameta suplente del cartagenero Carlos Molina, un clásico trotamundos que antes pasó por el Efesé en Segunda B, el Eldense, el Unionistas de Salamanca, el Guijuelo y el Quintanar, entre otros.

En la defensa, dos ‘abuelos’ como Juan Carlos Ceballos y Franklin se convirtieron en el muro de hormigón. El primero llegó a ser capitán del Efesé durante buena parte de su travesía por Segunda B antes del ascenso al fútbol profesional, mientras que el segundo es buzo en una piscifactoria de San Pedro del Pinatar, nació en el barrio de Santa Lucía y para él el fútbol fue más una afición que un modo de ganarse la vida. Todos ellos llevan más de un lustro defendiendo la elástica de la Minerva con orgullo.

El hermano de Luis Muñoz

En cada línea del campo hay un futbolista destacado. En la medular aparece Jesús Muñoz, hermano pequeño del futbolista del Cartagena Luis Muñoz, quien aterrizó en el club de Alumbres tras entrenarse previamente en el filial albinegro de Segunda RFEF. Arriba, en la delantera, aparece otro nombre: Dani Gómez. Este veterano de guerra llegó a debutar con el Efesé en Segunda en la etapa de Juan Ignacio Martínez; y pasó por los filiales del Getafe y del Zaragoza, además de por buena parte de equipos valencianos y catalanes de categorías inferiores.

A los mandos del proyecto está desde hace dos años Álvaro Celdrán. Un joven que destacó en el División de Honor del Efesé [de allí fichó a Ivalín, entre otros] y es a su vez el director deportivo de la Minerva. El club quedó en quinta posición la liga regular y se le escapó el ascenso directo en las últimas jornadas. En el ‘playoff’ eliminó a Los Garres primero y al filial del Águilas después para sellar su ascenso a Tercera.

«Conocíamos a muchos jugadores, a Ceballos de Santa Ana, a Naranjo de una amistad anterior. Y hemos tirado de gente de la casa, como Ivalín y Azón. Soldados nuestros que tuvimos en el División de Honor. Nos hemos rodeado de gente de nuestra confianza, un vestuario sano y excepcional dentro y fuera del campo», dice Álvaro Celdrán, alumbreño por parte paterna y quien estaría «encantado» de «sentarse» con Tortosa y poder continuar en Tercera.

El presupuesto de la Minerva de esta temporada ha sido de 45.000 euros gracias a la aportación de patrocinadores y de la subvención municipal. En Tercera, la directiva estima que no se irá más allá de los 90.000 para tratar de mantener la categoría con una amplia base de la actual plantilla. Este ascenso ha despertado de su letargo a la afición, con más de 200 personas presentes en la final por el ascenso en el campo del Águilas B.

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