Los novilleros murcianos se reivindican

Los novilleros murcianos se reivindican

Francisco Ojados

Sábado, 22 de junio 2024, 23:29

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La Región tiene toreros. Quedó patente en la novillada celebrada este sábado en Cehegín, con Fran Ferrer, Parrita, José María Trigueros y Víctor Acebo buscando plaza en la novillada con picadores de la Feria de Septiembre de Murcia, pues el festejo de este sábado, con la colaboración de la Comunidad, se planteaba como clasificatorio para entrar en la feria, los dos triunfadores. La novillada tuvo muchísimo interés, de principio a fin, con la salida a hombros de los cuatro toreros. Se lidiaron en la primera parte cuatro novillos, muy terciados y de mucha nobleza, de Cayetano Muñoz, y en la segunda parte cuatro de Ana Romero, bien presentados, con casta, destacando el bravo 8°, novillo extraordinario.

Cortó una oreja de cada novillo de su lote Fran Ferrer, que abrió plaza. A porta gayola recibió a su primero. A este lo toreó con series ligadas y templadas. El quinto fue un novillo encastado y pese a lo poco que torea no desentonó. Parrita brindó a Rafaelillo y Lorente el segundo, toro noble al que toreó con bellas formas, sobre todo en una tanda de naturales de toreo caro, por expresión y lentitud. Cortó dos orejas. Al sexto, con complicaciones, lo toreó con empaque por momentos. Cortó otra oreja.

Trigueros cuajó al tercero, novillo excelente, de vuelta al ruedo, al que toreó muy bien y variado de capa, incluso recomponiéndose de una fuerta voltereta en el quite. Comenzó su faena de rodillas y llegó con fuerza al tendido con una faena vibrante y completa. Una media en buen sitio dio paso a los máximos trofeos. Uno más paseó del séptimo, el de más volumen. Con la noche ya cerrada, Acebo puso la plaza en pie en el octavo, novillo bravo de juego extraordinario. Lo toreó con gusto a la verónica y realizó con la muleta la faena de su vida. Asentó las zapatillas y tiró del novillo en tandas cumbres por ambos pintones. Faenón sin música, pues la banda abandonó la plaza antes del final, seguida con rotundos olés y gritos de ¡Torero, torero!. Se pedía el indulto y entró a matar el de Pacecho cobrando un espadazo que tiró sin puntilla al bravo. Incontestables los máximos trofeos para el novillero, que perdió los de su primero por los aceros, y gran broche a una novillada muy interesante.

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