El ‘crimen de la casa cueva’, en Archena, un asesinato de madrugada entre vino, plásticos y escombros

El ‘crimen de la casa cueva’, en Archena, un asesinato de madrugada entre vino, plásticos y escombros

Lunes, 1 de julio 2024, 01:34

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Era de noche un 30 de abril y José Antonio se desplazó, moviendo sus pies entre restos de la basura que rodeaban el conglomerado de casas medio derruidas y chabolas levantadas a malas penas con plásticos, palés y restos de obras. Se dirigía, como hacía casi siempre a esa hora, a la casa de su amigo Luis Peralta, un paraguayo de 53 años al que conoció haciendo trabajos en el campo. Los dos currelas ocasionales solían juntarse para compartir un cartón de vino y maldecir la vida que llevaban en aquel paraje de La Serretilla de Archena. Con poca esperanza en el día de mañana y con hambre en los bolsillos.

En alguna de esas conversaciones, José Antonio le contaría a Luis la época en la que se juntaba con algunas bandas en Murcia, donde había nacido, y el día que decidió por poner tierra de por medio y refugiarse en la casa cueva donde ahora vivía en aquel humilde barrio, que se levanta sobre un montículo, cerca de la calle Agustina de Aragón del municipio.

Luis se quejaría a su compañero de fatigas de los diez años que llevaba en España, malviviendo por no haber podido regularizar su situación en el país. «No tenía papeles y apenas conseguía trabajar algunas horas. Le dabas un euro y se compraba un vino. Era una buena persona», relató uno de sus conocidos ese sábado 30 de abril de 2022, el día que Luis murió apuñalado por su amigo José Antonio.

«Me quería matar. Para que me mate a mí, lo he matado yo», confesó sin levantar apenas la vista hacia los policías

«Ha sido muy raro porque ellos se llevaban bien», afirmó una de sus vecinas, tras enterarse por la mañana de la noticia. «Se les veía siempre juntos».

Horas antes, cuando la noche aún estaba echada sobre La Serretilla, cerca de la una de la madrugada, y con un cartón de vino como testigo de la discusión que iniciaron los dos, José Antonio agarró por el mango de madera un cuchillo jamonero de 24 centímetros de hoja y dos centímetros de ancho y le asestó una puñalada en la parte izquierda del abdomen. El acero le seccionó la aorta y la vena cava, una única herida que le causó la muerte.

Con su amigo Luis desangrándose en su casa, José Antonio cruzó la puerta azul de la casa y salió a la calle con el cuchillo aún en una mano. Se acercó a la casa de un vecino del mismo poblado, tocó el cristal de la ventana de la infravivienda y le dijo: «He pinchado a Luis, lo he matado».

Según el informe de la autopsia, la víctima no se defendió, no tenía signo de lucha ni de defensa

«Iba tan borracho que no podía ni hablar», declaró el joven horas después. Este testigo, que vive muy cerca de la casa del fallecido, aseguró que no había escuchado discusión alguna antes de la inesperada visita. Pero contó, que José Antonio explicó que Luis lo había amenazado días antes con un cuchillo y que ese había sido el motivo que le llevó a acuchillarle.

Atemorizado por lo ocurrido, el vecino acudió a la casa de una conocida y le pidió que llamase por teléfono a la Policía. Varias patrullas de la Policía Local fueron las primeras en llegar. Los agentes encontraron a José Antonio sentado en la acera de la calle. «Me quería matar. Para que me mate a mí, lo he matado yo», confesó sin levantar apenas la vista hacia los policías. Fue detenido en ese mismo momento. El cuchillo fue encontrado esa misma noche frente a la casa de Luis, envuelto en una manta.

Cuchillo jamonero con el que el acusado apuñaló a la víctima.

Cuchillo jamonero con el que el acusado apuñaló a la víctima.

Cuando llegó la ambulancia, los sanitarios no pudieron hacer nada ya por salvar la vida del paraguayo. El cadáver fue trasladado hasta el Instituto de Medicina Legal de Murcia. La autopsia concluyó que había fallecido como consecuencia de «una hemorragia peritoneal con shock hipovolémico, con escaso tiempo de supervivencia».

Añade el informe que Luis no se defendió, no tenía signo de lucha ni de defensa y que murió a la una de la madrugada del 30 de abril de 2022. José Antonio fue detenido por un presunto delito de homicidio y trasladado a dependencias de la Guardia Civil. Según el informe del forense que examinó a José Antonio, en el momento de los hechos «no presentaba una alteración en sus funciones cognitivas y volitivas, hallando su imputabilidad plenamente conservada». El acusado ingresó en prisión al día siguiente por orden del Juzgado Mixto número 1 de Molina de Segura.

Este es el relato parcial que el fiscal expone en sus calificaciones del caso, conocido como el ‘crimen de la casa cueva’ por el lugar donde vivía el procesado. Este lunes, uno de julio, José Antonio R. C. se sentará en el banquillo de los acusados por la muerte de su amigo Luis Peralta. Un jurado popular será el encargado de juzgarlo en la Audiencia Provincial de Murcia.

El procesado se enfrenta a la pena que reclama la Fiscalía de 14 años de prisión por un delito de homicidio y casi 200.000 euros de indemnización para la esposa y las dos hijas del fallecido.

  1. «Confesó lo que hizo e iba ebrio y drogado; no quería matarlo»

El abogado Valentín Fernández, que defiende al acusado, muestra en su escrito de defensa su disconformidad con el Ministerio Fiscal, ya que para el letrado «nos encontramos ante un delito doloso de lesiones en concurso con delito de homicidio imprudente con utilización de medios peligrosos, en este caso un cuchillo». Además, Fernández sostiene que concurre dos atenuantes como son la confesión del crimen y el del estado de intoxicación por consumo de alcohol y sustancias estupefacientes. «Estuvo bebiendo durante todo el día cerveza, vino y consumió cocaína». En consecuencia, el letrado de José Antonio, y teniendo en cuenta las atenuantes, reclama una pena de prisión para su defendido por un periodo de 3 años. Y añade que en el caso de no apreciarse el homicidio imprudente entiende que, aplicando las atenuantes, la pena de cárcel debería estipularse en un periodo de 7 años.

El letrado añade que al comprobar lo que había hecho y ver que había matado «sin intencionalidad» a su amigo, abandonó la casa la víctima y se dirigió a la casa de un vecino del mismo poblado, a quien le manifestó que había pinchado a Luis y lo había matado. «Resulta patente que desde el inicio de los hechos la actuación de mi defendido ha sido incorrecta, por muy alterado que estuviera su estado mental, debido al consumo de alcohol y sustancias estupefacientes, y no pretendemos evitar toda responsabilidad penal, sino ajustar la misma a la realidad de los hechos. El hecho de que, al comprender la gravedad de lo acaecido, provocara su entrega inmediata a las autoridades, demuestran que en ningún momento pretendía llegar al resultado de muerte. Por lo tanto, los hechos relatados son constitutivos de un delito de homicidio imprudente y lesiones».

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