¿Cómo suena un clavicordio?

¿Cómo suena un clavicordio?

Viernes, 5 de julio 2024, 01:34

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En ‘Speculum Musicae’, de Henry Arnault de Zwolle (1400-1466), organista, médico y astrónomo al servicio de Luis XI, aparece la primera imagen conocida de un clavicordio. Desde la Edad Media fue un instrumento muy popular, pero las modas cambian –también en la música– y a finales del siglo XIX, con el predominio del pianoforte, llegó su ‘apagón’ sonoro. Al igual que los salterios (también de voz metálica, que ya figuran representados en las cantigas de Alfonso X el Sabio), los clavicordios quedaron prácticamente relegados a los conventos, y solo monjas de clausura siguieron tañiéndolos. Ahora, ‘De la palabra a la música’ rescata estos y otros instrumentos históricos, datados entre el siglo XVI y principios del XX, en una de las exposiciones más originales de este verano, en la sala CIME de Mazarrón (antigua sede de la Universidad Popular, en la avenida de la Constitución).

La muestra, impulsada por el Ayuntamiento, reúne piezas únicas de la colección de Víctor Javier Martínez López, doctor en Historia del Arte y profesor asociado de la Universidad de Murcia (UMU). Este experto colabora en la restauración de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, y por sus manos pasan instrumentos de reyes, mecenas y artistas. En Mazarrón también ha dejado huella, al devolverle la vida al piano del Casino. ‘De la palabra a la música’ es una segunda versión más completa de una exposición que cosechó éxito de público en Valladolid. En palabras del alcalde Ginés Campillo la muestra representa «un homenaje a la maestría artesanal, al ingenio humano y a la riqueza de nuestra herencia cultural». El título se debe a que los instrumentos que forman la selección se acompañan de tratados originales que explican cómo se construían o que daban instrucciones acerca de la interpretación. Martínez López define estos documentos como «un compendio de sabiduría y sofisticación». Por ejemplo, un manual de 1776, presente en la exposición, incluye las tablas métricas de los principales juegos de tubos empleados en un órgano. Tanta precisión era necesaria para que sonaran como debían sonar. «En tecnología, constructores de instrumentos musicales y relojeros competían».

Guitarras, campanas de mano, distintos tipos de órganos, un arpa y varios armonios aparecen en la exposición. También una celesta similar a la que poseyó Chaikovsky. Su ‘Danza del Hada del Azúcar’, del ballet Cascanueces, la compuso para este instrumento de toque onírico, nuevo para la época. El público no solo podrá deleitarse con la belleza de estas piezas (realizadas con materiales nobles y ricamente decoradas) sino también con sus acordes. Porque Martínez guía un recorrido (el primero, este sábado, a las 12 horas, y con inscripción en el teléfono 659081209) en el que acompañará sus explicaciones históricas con la interpretación de obras para que los visitantes disfruten de un patrimonio sonoro, a veces olvidado, que puede que les deje mudos.

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