Banderas y clarines. Noticias de tierras no tan lejanas hablan de la pronta llegada de unas tropas. Huestes fieles y devotas de la cruz, feroces se aproximan a liberar el castillo del autócrata sarraceno. En juego está Uryula, una ciudad de primer orden, crisol de culturas que acoge a las gentes de las tres religiones, musulmanes, judíos y cristianos. Con ese ‘background’ comenzaba el relato de la embajada que los Seguidores de Arún y Ruidoms ejecutaron con brillantez, ayer, en el primero de los grandes desfiles de las fiestas de Moros y Cristianos, que cumplen medio siglo.
La comparsa, fundada en 1979 por grupo de amigos del barrio de San Francisco, hizo honor a su nombre con una representación de cómo esos dos guerreros, capitanes del Rabaloche a los que la Armengola coló disfrazados en el interior del castillo, iniciaron la masacre que hubo de preceder a la llegada de las mesnadas de su Majestad, el rey Conquistador, Jaime I. Y es que, como se encargaron de probar los acuartelados este año junto a la iglesia de las Santas Justa y Rufina, la leyenda de la heroína oriolana nunca pasa de moda.
1. El boato cristiano contó con gran variedad de espectáculos en vivo. 2. El embajador y su familia saludan al público desde su carroza.
Eva Moya
Antes de la noche de la brutal refriega, Seguidores de Arún y Ruidoms recrearon esa paz que reinaba en Uryula antes de que la Reconquista llamara a sus puertas. Dulzainas ponían música a esa evocadora imagen de una ciudad próspera y bendecida por el agua del Segura y su fertil huerta, representada en una carroza con una de esas norias, similar a las gemelas de Desamparados. A bordo, Manolín Cabrera y Paco Torá, fundadores de la comparsa, personificaron ante el cuantioso público, la alegría, riqueza y fertilidad de la Vega Baja.
Todo ese pasaje idílico pronto se vio alterado. Acto II. Banderas, fuego y brillos de armaduras. Bajo el nombre de ‘Legend’, los seguidores trajeron un sangriento espectáculo de caballerías, torre de asalto incluida. La batalla estaba servida y a ella, al igual que la Armengola, también acudieron mujeres. Las primeras fueron la fila invitada de este año. Comandadas por Verónica Soto, las autoproclamadas Guerreras del Embajador fueron Sandra Barberá, Festera de Honor este año por los Moros Almohábenos, la concejala de Sanidad y comparsista de los Moros Nazaríes, Irene Celdrán, y también su compañera de gobierno en el área de Bienestar Social, Agustina Rodríguez.
Premiados por su marcha
A las chicas les sucedieron los Caballeros de Tolosa. Su cabo Manuel Cabrera conduce a esta poderosa fila muy premiada por su característica marcha hasta la conquista con el acompañamiento de la Agrupación Musical Oriol, que interpretó ‘Creu Daurà’, del compositor Francisco Valor.
La victoria se resistía todavía y el embajador cristiano, Francisco Ruiz, estaba a punto de entrar en escena, no sin llevar antes una cuantiosa escolta. A la familia del galardonado le precidieron nada menos que una catapulta y su caballo. Corcel obediente, ágil y lleno de brío, como en la última batalla del Cid, levantó la moral de los soldados y amedrentó a los musulmanes con su fuerte galope en un brillante espectáculo de doma clásica.
Con los moros yacientes, tocaba celebrar al ritmo de danza. La prestigiosa compañía alcoyana Ballet Gawazi representó su coreografía ‘Armas’. Francisco Ruiz, ya sí, ingresaba en la carrera acompañado por su esposa Carmen Lucas y sus hijos Francisco y Ana. Todos ellos al amparo de su carroza-catedral, símbolo de la fortaleza espiritual de aquellos cruzados que pusieron fin por la espada al dominio mahometano en la península.
Cerró el boato la escolta de guerreros más cercana a López. A ella invitó al alcalde, Pepe Vegara, el embajador cristiano 2014, Juan Antonio Sánchez; el embajador moro del mismo año, José Miguel Hernández; Eduardo Ferrández, embajador Cristiano 1999; Pablo García, el anterior síndico portador del Oriol, Baldomero Giménez y el tesorero de la Asociación de Moros y Cristianos, Rubén Rodríguez.
Apuesta por la música
Y, por supuesto, no hay embajada sin un broche musical. Durante la celebración del acto del cincuentenario de las fiestas, se estrenaban dos nuevas marchas para la Armengola. La Asociación de fiestas, de hecho, está decidida a fomentar las creaciones musicales ‘kilómetro 0’ y ayer se dio prueba de esa voluntad. ‘Jimena’ era el título de la marcha final de embajada, compuesta por el autor oriolano Antonio Bailén.
La marcha, según explicaba su creador, está dedicada y compuesta a su nieta y ligada a Jimena Díaz, esposa de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. La pieza fue interpretada por la agrupación musical Virgen del Remedio de Petrer.
Las fiestas de la Reconquista encaran con la entrada cristiana su recta final. Hoy será el turno de que hagan su siempre exótico boato los integrantes del bando de la media luna. La embajada mora recae este año en José Francisco Rocamora, de la comparsa Negros Egipcios, la cual espera retrotraer a Orihuela hasta los tiempos de los faraones.

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