Karol G, la reina del estadio

Karol G, la reina del estadio

Domingo, 21 de julio 2024, 13:42

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Donde hombres en pantalones cortos corren tras una pelota, Karol G monta una discoteca a golpe de bajos y subsónicos, con los individuos convertidos en un solo sujeto de ritmo, que cae exacto en cada compás marcado por la electrónica. La originalidad está sobrevalorada. La fiesta, no. Y la gente agradece la descarga, con largas ovaciones.

«Este culo no te olvida», «¿te gusta tu culo?», «puede ser que con el culo mío te topes, me siento bichota sin salir», canta La Bichota con el doble sentido de la palabra «culo» en Latinoamérica, donde también significa ‘pareja’. Así como ‘bicha’ se usa para una mujer decidida y agresiva, como sus temas, de base usual y ciertos guiños a los ritmos costeros (caribes, atlánticos, pacíficos) de Suramérica.

Siempre modesta como sus tatuajes, pequeños por aquí y por allá, y cercana con sus fans: se para a saludar, da tres besos a un fan que se los pedía en un cartel, visita a los niños en tratamiento oncológico en Madrid, prefiere el arroz con huevo frito y carne de su madre y reconoce que «nunca he sido una persona muy ‘into the fashion world’». Sí de los cabellos largos de amarillo, azul o rojo. Muchos brillantes y mucho rosa. Es el color que predomina en las imágenes que compartieron desde esta madrugada los asistentes al show. Más mujeres que hombres. Desde noviembre se anunciaba esta parada. Y en la entrada esperaba la gente desde la tarde a casi 40 grados con los tickets comprados desde diciembre.

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Si el Bernabéu es la medida del éxito, Karol G duplica a Taylor Swift. Unos 60.000 espectadores por noche. Total, 240.000. Desde 60 euros en un lateral lejano con visibilidad reducida hasta 400 en la pista más cercana. Casi todo vendido. En reventa se piden hasta 2.300 euros. Los que calculan apuntan a unos 180 millones de euros de facturación, impulsada también por la venta de camisetas entre 60 y 120 euros. Merchadising sobra. Algunas madres se quejaban entre líneas y ante cámaras del desembolso para hacer feliz a la hija. «El dinero va y viene, pero esto solo se vive una vez», decía una fan que venía de lejos.

Hadas sin balón

La mujer que llena cuatro estadios en cuatro noches se convirtió, a golpe de ventas de entradas, en popular más allá del universo juvenil hispano o de los oyentes de plataformas. Convertida en fenómeno desde hace varios años fue la elegida para cantar el himno de Colombia en la final de la reciente Copa América y en España se le conoce como la compañera de Shakira en ‘Te quedó grande’, cuando la ex de Piqué cantaba su desamor.

Fútbol y música tienen otras intersecciones, aparte de convertir un templo de testosterona en un espacio seguro. En sus conciertos hay momentos para el despecho entre un baile y otro, y larga complicidad con su público. Como si se gritara un gol durante tres minutos, los asistentes dejaban las gargantas en cada canción. Una tras otra, un partido de veinte goles.

Reina de un público que mira el concierto a través del móvil, La Bichota le envuelve en un cuento de hadas con algo de autoayuda. Hay literatura de la buena en la historia de Carolina, cuyo «mundo se volvió sombrío y gris». En la metáfora, su ‘alter ego’ se rebela. «Su determinación no ponía límites a lo que podía lograr. Carolina no permitía que nada la derribara. Tiene una fuerza imparable», dice una voz en off. «Hay una bichota dentro de cada uno de ustedes, sólo tienen que encontrar su verdadero yo, como hizo Carolina».

Pero ella, dueña de un cuerpo voluptuoso y generoso con el que la generación de Instagram ha sepultado al huesudo de pasarela, con su voz prefiere decir «pa’la seca algo bebemos, cuando nos emborrachemos nada de reguetón ponemos y nos vamos a donde nos podamos querer».

Hija de músico, Carolina Giraldo surgió de ‘Factor X’ en 2006, la franquicia colombiana de un reallity y firmó con Universal, que siguió con ella la apuesta fuerte ya convertida en Karol G. Primer tema a dúo con artistas de talla mediana en el género, como Reykon o Nicky Jam, entre 2012 y 2013, hasta que cuatro años después tuvo un single con el consagrado Bad Bunny y dejó los sencillos por un álbum. La vida personal también era promoción, con su relación con otro cantante de fama, Anuel AA.

Nacida en Medellín, la tierra del carnaval colombiano, hace 33 años, y con residencia en Miami (Estados Unidos), batió récords de visualizaciones en YouTube con una colaboración con Daddy Yankee y Ozuna hace cinco años. Tocó el cielo con su siguiente disco, el último hasta la fecha. ‘Mañana será bonito’ le valió ganar varios premios Grammy, y cantó con Shakira y Nicki Minaj. Ahora registra nuevas marcas con su perreo. «Qué hubiera sido si antes te hubiera conocido», canta.

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