Lunes, 9 de septiembre 2024, 07:15
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No era la primera vez que Álex G. B. se sentaba en el banquillo. El conductor acusado de mandar a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de La Arrixaca a los adolescentes Iván de 17 años y Sonia de 16 tras presuntamente arrollarlos en Murcia a finales de agosto ya tuvo que responder hace unos años ante la Justicia por otra tropelía al volante. En el atestado, al que LA VERDAD ha tenido acceso, la Policía Local especifica que a este automovilista, que quedó en libertad con cargos tras declarar ante el juez, ya se le había retirado el carné en una ocasión tras provocar otro siniestro en 2017 cuando circulaba ebrio. Estuvo dos años privado del derecho a conducir, que recuperó en la primavera de 2020.
«Estaba durmiendo y me despertó un ruido muy fuerte». Un vecino de la avenida de La Ñora, en Murcia, fue uno de los primeros en percatarse de que algo estaba ocurriendo, en la madrugada del pasado 25 de agosto, en esa pequeña vía de dos carriles que discurre entre casas y espacios de huerta. Asustado por el estruendo, según explicó a los policías, el testigo acertó a asomarse por la ventana de su dormitorio a tiempo para ver una furgoneta de color claro que «circulaba muy rápido», tal y como recoge el atestado policial al que LA VERDAD ha tenido acceso. Un vehículo, sostuvo, que no detuvo la marcha en ningún momento.
La pieza de una Partner
La patrulla V-600 de la Policía Local de Murcia fue la primera en llegar a este enclave. Sobre la calzada, dos adolescentes gravemente heridos junto al patinete Cecotec Bongo en el que viajaban, que había quedado destrozado. Los agentes localizaron, además, en el lugar fragmentos de policarbonato del faro de un vehículo y una pieza que identificaron rápidamente como procedente de una Peugeot Partner o Citroën Berlingo. Una primera pista que resultaría crucial.
Era ya la una y media de la madrugada del domingo y a esas horas Miguel Limiñana, el padre de Sonia, consultaba extrañado el reloj. Había hablado con su hija media hora antes y esta le había confirmado que salía ya de vuelta a casa con Iván, su novio. La pareja, que volvía de ver una película en la casa de Iván, había hecho ese camino miles de veces. Miguel marcó el móvil de su hija pero no contestaba y luego le salió apagado. «Llamamos entonces al teléfono de Iván y nos lo cogió la Policía», relata sobrecogido. «Nos dijeron que habían tenido un accidente y estaban gravísimos. Que los habían dejado tirados en la carretera desangrándose a los dos».
Iván y Sonia ingresaron aquella misma madrugada en la UCI de La Arrixaca con unas graves lesiones con las que aún batallan. Los agentes, mientras tanto, ya trabajaban contra reloj para localizar cuanto antes al conductor que se había dado a la fuga. La grabación de las cámaras de seguridad de una vivienda cercana permitió a los investigadores confirmar que andaban tras una Partner o una Berlingo. Los policías observaron además en las imágenes que, a las 1.32 horas, catorce minutos después del siniestro, pasaba por la zona nuevamente una furgoneta de características similares pero a la que, en ese caso, le faltaba el embellecedor lateral derecho. Horas después, ya en la madrugada del domingo, la Policía localizó en la pedanía murciana de Nonduermas una furgoneta Partner a la que le faltaba esa pieza y presentaba daños evidentes que cuadraban con el atropello.
«Venía de hacer mandados»
«Un amigo me había dejado su furgoneta e iba solo. Venía de hacer unos mandados». Pocas horas después de que localizasen la furgoneta, un abogado se presentó en el cuartel de la Policía Local de Murcia explicando que se iba a encargar de la defensa de Álex G., el supuesto conductor de la furgoneta que había arrollado a los adolescentes, y que este no tardaría en entregarse. Diez minutos después, este boliviano de 48 años se sentaba frente a los agentes para desplegar su versión de lo ocurrido.
«Estuve por muchos sitios dando vueltas e iba un poco cansado», explicó el conductor. «De pronto sentí un golpe en el cristal frontal izquierdo. El sitio es muy oscuro y hay muchas curvas. Antes no había escuchado nada y sentí miedo». El acusado reconoció ante los agentes que continuó la marcha pero que, unos diez minutos después, decidió regresar al lugar del siniestro. «Vi que había gente en la carretera con una persona que estaba en el suelo. Lo vi todo muy rápido», asumió. «Me entró miedo a que la gente pudiera tomar represalias y me marché». A lo largo de su interrogatorio, el conductor ofreció diferentes explicaciones al hecho de que se marchase de la zona. Llegó a sostener que llevaba encima 2.600 euros aquella madrugada y que tenía miedo de que le robaran. Insistió, no obstante, en varias ocasiones en descartar la idea de que huyese de la zona porque hubiese bebido alcohol.
Tras marcharse del lugar del atropello, el sospechoso incidió en que aquella noche estuvo intranquilo y no pudo pegar ojo. A la mañana siguiente, según su relato, se tomó una cerveza con un amigo y, al hablar con él, este le convenció para que se entregase. Cuando se presentó ante la Policía, el acusado entregó un móvil que supuestamente se encontraba en el vierte aguas del parabrisas delantero de la furgoneta. Ese teléfono guardaba en la funda el carné de identidad de Sonia. Después, transcurridas ya más de diez horas desde el siniestro, el automovilista fue sometido a unas pruebas de alcohol y drogas que dieron resultado negativo.
Los agentes de la Policía Local ya habían hecho gestiones, con anterioridad, para localizar al dueño de la furgoneta. Este les explicó que el compañero de piso de Álex, al que le había dejado el vehículo, le había llamado advirtiéndole de que este tenía daños compatibles con un accidente. Tras acercarse a su casa, Álex le dijo que había cogido la furgoneta y no recordaba con claridad lo sucedido, por lo que los tres hombres decidieron acercarse al lugar del accidente. En una parada que hicieron en un bar –para tomarse unas cervezas y unos pinchos de tortilla– ya leyeron en su móvil una noticia que informaba de la gravedad del atropello, tal y como reconocieron ante los agentes.
El grupo se desplazó luego, según la versión de este hombre, al lugar donde estaba aparcada la furgoneta y vieron que tenía restos de sangre, por lo que el dueño de la misma asegura que convenció a Álex para entregarse en el cuartel de La Alberca. Tras declarar ante el Juzgado de Instrucción número 4 de Murcia, Álex G. se encuentra en libertad con cargos acusado de presuntos delitos de omisión del deber de socorro y lesiones por imprudencia.
El magistrado le ha exigido que entregue el pasaporte, le ha impedido salir del país y le obliga a comparecer cada quince días en los tribunales. El juez tuvo en cuenta que, a su entender, no existe un riesgo de fuga ni de que el acusado entorpezca la instrucción.
Las familias de los dos menores reclaman su ingreso en prisión
La acusación particular, que ejercen los abogados Verónica Ene y Sergio Marco en representación de las familias de las víctimas, ha solicitado al juez el ingreso en prisión provisional del acusado. En un escrito esta parte solicita al magistrado que reconsidere su decisión alegando que el sospechoso cuenta con antecedentes policiales por otros dos delitos contra la seguridad del tráfico -por provocar un accidente en estado de embriaguez-. La acusación, además, incide en la gravedad de los hechos, que podrían conllevar penas de hasta seis años de prisión. Los letrados además hacen hincapié en que la declaración del acusado «ofrece dudas sobre la participación o no de más personas, toda vez que el investigado ni era el dueño, ni la persona a la que el dueño había dejado el vehículo, no estando claras las circunstancias».
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Enlace de origen : El conductor que atropelló a dos adolescentes que circulaban en patinete en Murcia: «Sentí un golpe en el cristal, tuve miedo y me fui»