Así cayó la ‘torre de Babel’ que llevaba marihuana desde la Región a Reino Unido y a Europa

Así cayó la ‘torre de Babel’ que llevaba marihuana desde la Región a Reino Unido y a Europa

Lunes, 16 de septiembre 2024, 01:42

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Un sueco, un irlandés, dos británicos, un granadino y dos murcianos. Parece el inicio de un chiste malo, pero no lo es. El servicio de inteligencia de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid investigaba a este grupo porque, según sus informaciones, esta especie de ‘torre de Babel’ se dedicaba al tráfico internacional de cannabis, que tenía su origen en países del norte de África, donde conseguían parte de la droga.

Luego la trasladaban a España, desde donde la transportaban por carretera a países de Europa y Reino Unido, previo encargo de los clientes. Tal información fue alimentándose durante el año 2017 con datos de confidentes e indicios que eran los resultados de los seguimientos que los agentes habían hecho de los supuestos traficantes.

El informe fue trasladado al Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (Edoa) de Murcia, que situó bajo su radar una nave industrial en el Polígono Industrial Oeste de San Ginés, en Alcantarilla. La organización utilizaba, supuestamente, una ’empresa fachada’ de distribución de pescado para encubrir sus actividades ilegales, logrando mover importantes cantidades de cannabis y hachís por distintas rutas desde el sur y el levante del país.

Según el último ‘soplo’ que recibieron, el entramado empresarial que investigaban iba a realizar un inminente transporte de marihuana.

La droga estaba almacenada en la nave industrial de Alcantarilla que había sido alquilada por el murciano L. O. V., de 45 años, y el sueco D. R., de 48 años, bajo la excusa de dedicarse a la importación de frutas, aunque, en realidad y según las diligencias del caso, la instalación se usaba como centro logístico para el almacenamiento y distribución de drogas.


Droga envasada al vacío y libreta con anotaciones de clientes.

¡Alto, Guardia Civil!

La Guardia Civil desplegó en octubre de 2017 un operativo de vigilancia en los alrededores de la nave. Sobre las 11 horas, los agentes observaron la entrada de varios vehículos, incluyendo una furgoneta y un camión. Cargaron dos palés de cajas y el camión trufado de droga salió de la nave.

Recorrió unos 50 kilómetros y fue interceptado por efectivos de la Agrupación de Tráfico de la Benemérita a la altura del kilómetro 633 de la A-7, en Lorca. En el interior del vehículo, los agentes encontraron veinte cajas con 150 bolsas de plástico prensadas y envasadas al vacío repletas de cogollos de marihuana con un peso de 190 kilos y un valor de más de 200.000 euros. El camionero granadino V. R. M., de 59 años, fue detenido.

Durante el arresto, su móvil no paraba de sonar. Lo llamaba un número de móvil que aparecía con el nombre de ‘Follaor’. Los agentes nunca dieron con esa persona con el alias de operario que afuella en una fragua, pero el operativo permitió detener al resto de implicados, de nacionalidades británica, irlandesa y españolas, quienes desempeñaban distintas funciones dentro de la red.

Ramificaciones fuera del país

Uno de ellos era el español P. J. R., de 55 años, que conducía un Audi A4 y hacía las funciones de vehículo lanzadera, asegurando la ruta y controlando la posible presencia policial. Pero, tal y como sospechaba el Edoa, la red desmantelada no se limitaba a España. Durante la investigación, se descubrió que el irlandés P. D., otro de los acusados de 75 años, mantenía contactos en Reino Unido para coordinar el traslado de grandes cantidades de estupefacientes. Otro de estos enlaces era S. M., residentes en Reino Unido, con quien P. D. se reunió en varias ocasiones para cerrar acuerdos sobre la compra y venta de drogas en Alicante.

La información recabada durante la operación dio lugar a ramificaciones, y la Guardia Civil detuvo a otro británico, J. W., de 75 años, quien había estado en contacto con P. D. en la zona de Orihuela Costa para realizar un transporte de hachís desde Granada.

J. W. fue interceptado, junto con el español A. F. C., en un control policial en la autovía A-7 a la altura de Totana, donde se encontraron más de 3 kilos de hachís ocultos en caletas de su vehículo. El destino de la droga era Reino Unido.

La Benemérita detuvo en la A-7 a un camionero que transportaba 200 kilos de maría en dos cajas La droga estaba almacenada en una nave de Alcantarilla, que había sido alquilada por un murciano y un sueco

Registros y más incautaciones

Con los siete miembros de la red detenidos, la Guardia Civil registró los domicilios de los acusados. En la casa del murciano L. O. V. –la persona que alquiló la nave para guardar los 200 kilos de marihuana–, los agentes encontraron una pequeña plantación con 63 matas de maría y material utilizado para el cultivo ‘indoor’.

En el domicilio de P. J. R. –el encargado de la vigilancia–, se intervino una máquina de contar dinero, junto a 9.500 euros en efectivo, efectivo que los investigadores presumen que procede de la venta de drogas. En otro registro llevado a cabo en la casa del inglés P. D. en Orihuela Costa, se encontraron tres libretas con anotaciones sobre cantidades de droga y contactos relacionados con la actividad de tráfico de estupefacientes.

Una organización sofisticada

Las evidencias recabadas por la Guardia Civil dejaron patente el nivel de sofisticación y organización de la red desmantelada. Además de los vehículos utilizados para el transporte, la red disponía de sistemas de vigilancia propios y elaboraba complejas rutas de transporte para evitar los controles policiales.

Los acusados utilizaban una serie de herramientas logísticas, desde carretillas elevadoras hasta vehículos lanzadera, para asegurar que las mercancías ilícitas llegaran a su destino.

Los acusados reconocen los hechos, pero no pisarán la cárcel

El desmantelamiento de esta organización fue un duro golpe contra el tráfico de drogas en la Región y las rutas internacionales de transporte de estupefacientes. La operación puso de relieve la capacidad de las fuerzas de seguridad para infiltrarse en el entramado de las redes criminales y cortar el flujo de drogas desde su punto de origen. Mientras, los siete acusados se enfrentaron la semana pasada a un proceso judicial con peticiones de penas de la Fiscalía que iban de los 3 años y medio a los 4 años y medio de prisión y multas que sumaban dos millones de euros.

El abogado penalista Jorge Novella, que defendió a uno de los principales acusados, el murciano L. O. V., señaló que antes de la celebración del juicio hubo un acuerdo con el fiscal en virtud del cual habría una rebaja de penas si los acusados reconocían los hechos. Así, su cliente se conformó con un año de cárcel, que quedó en suspenso. La misma suerte corrió el otro español, A. F. C. El resto de procesados fueron condenados a dos años, aunque no pisarán la cárcel. En el acuerdo fue determinante la atenuante de dilaciones indebidas por un caso del que han transcurrido ya siete años.

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