Seis técnicas para manipular a las personas: ¿eres víctima de alguna?

Seis técnicas para manipular a las personas: ¿eres víctima de alguna?

Lunes, 16 de septiembre 2024

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Si alguien nos pregunta a bocajarro si somos manipulables, nuestra respuesta rápida es un rotundo no. Nadie cree serlo, lo mismo que nadie cree ser un miserable, ni el nazi de las películas sobre el Holocausto. «La mayor parte de las personas se creen demasiado listas para ser manipuladas, pero normalmente no es así. Por ejemplo, las personas inteligentes son muy fáciles de manipular porque racionalizan mucho lo que oyen y ven y, por tanto, creen que hay una razón lógica para las cosas. Pero a veces la manipulación escapa de ese radar. Hay muchos datos que sugieren que es fácil manipular a las personas inteligentes», asegura el sueco Thomas Erikson, autor de ‘Rodeados de narcisistas’ (ed. Planeta), especialista en interpretación de patrones de comportamiento y análisis de personalidad.

Según explica, todos podemos ser manipulados. Aunque hay personalidades más proclives que otras, Erikson advierte: ninguna se les resiste, ya que un buen manipulador «cambia sus estrategias en función de quién tienen delante».

–Si todos somos en cierto modo manipulables y encima nos hacen la manipulación a la carta… ¿qué podemos hacer para protegernos?

–Hay que recordar que la mayoría de personas son buenas y a veces las buenas personas hacen cosas malas, se equivocan. También hay personas malas que hacen cosas buenas. Lo único que se puede hacer para evitar que nos manipulen es comparar lo que se dice y se hace, aunque puede llevar meses reconocer ciertos patrones. Y hay que ser muy observadores…

Para ayudarnos a identificar los, Erikson nos indica cuáles son las herramientas más habituales que usan para conseguir todo lo que quieren de nosotros.

Respuesta positiva arbitraria

«Consiste en concederle a alguien un reconocimiento fuerte y poderoso unas veces… ¡y otras negárselo!», apunta Erikson. Así de simple y así de efectivo. Esta maniobra es maquiavélica porque lo que hacemos cuando nos retiran la atención, en lugar de mantenernos serenos e inamovibles, es redoblar nuestros esfuerzos para conseguir nuestra dosis diaria de aprobación. Según Harriet B. Braiker, «si eres un adicto a la aprobación eres tan manipulable como cualquier otro yonki. Lo único que tiene que hacer el manipulador es un sencillo proceso de dos pasos: darte lo que quieres y luego amenazarte con quitártelo. Es a lo que juegan todos los narcotraficantes del mundo».

Respuesta negativa arbitraria

Te hace llegar negatividad a tope hasta que haces lo que ellos quieren y luego cuando lo consiguen, todo sonrisas. «Es una forma de hacerte hincar la rodilla», apunta. «Tu manipulador sabe que estás accediendo con la esperanza de que haya una tregua en su comportamiento negativo. Ejemplo: a tu pareja no le gusta que salgas de noche con los amigos.Se pone de morros y te las hace pasar canutas hasta que al final, por evitar problemas, cancelas estos planes. Cedes y seguramente lo seguirás haciendo. «Y a partir de ahí tu comportamiento lo decide otra persona», sentenciaErikson.

Love bombing

Es cuando en el terreno amoroso se ponen a tus pies nada más entrar en tu vida y «masajean tu ego» de modo brutal. «La triste verdad aquí es que solo te está colocando en posición para su inevitable emboscada», advierte.Un día, de repente, deja de otorgarte esas atenciones. Te hablará de cosas de las que no quieres saber nada (sus ex, por ejemplo, o si le echan los tejos). Y, de cuando en cuando, te dejará caer una migajas de ese superamor para que hagas el pino con las orejas con tal de que se mantenga esa situación… es decir, lo que el manipulador quiera.

Hacerse la víctima

Los manipuladores son expertos en este campo.’Nadie me escucha’, ‘estoy muy solo, supongo que no merezco la pena’… cosas así. Es para activar la empatía del otro y sacar provecho.

Pantalla de humo

Desvía la atención de un problema real que se plantea entre ambos y orienta el foco hacia ti. «Tus defectos y tus debilidades de repente son más importantes», apunta Erikson. Por ejemplo, ante una sospechas de infidelidad por su parte dirá que exageras, que son tus celos y si se te ha ocurrido revisar su coche o sus cosas para buscar pistas… entrará en cólera diciendo que eso es intolerable. Y a río revuelto, ganancia de manipuladores. Una variante de esta herramienta es la de usar nuestras emociones comentar nosotros mismos.Como conocen nuestros puntos débiles muy bien, se aprovechan. Saben desencadenar un buen cabreo, hacernos sentir mal por hablar de nosotros mismos, por no ser valientes o asertivos… por cosas que saben que no nos gustan de nosotros.

Intimidad fingida

Al principio de una relación, el manipulador revela detalles íntimos (probablemente inventados) sobre sí mismo, «lo que te lleva a compartir también cosas obre ti; unas confesiones que acabarán instrumentalizadas y se volverán en tu contra». A más información, más fácil se lo pones.

¿Cómo saber en quién confiar?

«Pon frente a frente sus palabras y sus hechos… si por lo general coinciden, estupendo». Pero si no… mal. El experto indica que la confianza depende de tres cosas: predictibilidad –que el comportamiento del otro sea más o menos predecible–, fiabilidad –si esa persona ha dado muestras de estar contigo a las duras ya las maduras y es capaz de ser sincera– y convicción –hasta qué punto estás convencido de que no te dejará tirado–. Para saber si puedes confiar en alguien analízale desde estos tres puntos de vista. Los manipuladores «son expertos en ganarse tu confianza, pero no tanto en mantenerla», señala. «Son impacientes, quieren su recompensa enseguida –desvela–. No pueden mantener las apariencias indefinidamente».

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