Por fin, la gran tarde de Manzanares en Murcia

Por fin, la gran tarde de Manzanares en Murcia

Francisco Ojados

Sábado, 21 de septiembre 2024, 22:52

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En 21 temporadas de matador de toros José Mari Manzanares hijo ha pisado la plaza de toros de Murcia en muchas ocasiones, dejando buenas faenas, pero faltaba su gran tarde en La Condomina, esa que quedara en la retina y el recuerdo de los aficionados. Por fin llegó. Fue este sábado 21 de septiembre. Para ello tuvo un lote extraordinario de toros de la familia ‘Matilla’.

El segundo de la tarde se rompió el cuerno derecho al salir del caballo y el presidente, saltándose el reglamento pero en beneficio del público, devolvió al toro a corrales. En su lugar, salió al ruedo el sobrero, del hierro de Olga Jiménez, que respondía por Catavino y que tomó con franqueza el capote de Manzanares en un buen ramillete de verónicas rematadas con una bella media. Paco María se agarró en un extraordinario puyazo con el toro, que romaneó al caballo en una pelea de bravo. El buen piquero recibió una gran ovación. No brindó el alicantino, que inició su faena por alto para luego sacar al astado al tercio y allí ligar las primeras series diestras con gran plasticidad, dando largura a los remates de pecho. Una serie al natural, alargando las embestidas, y el regreso a la derecha, con un toreo de calidad y más ligado aun, con el lujo de unos cambios de mano excelsos, precedieron a un estoconazo en la suerte de recibir, el mejor broche posible a la obra de arte del torero alicantino. Dos orejas de ley y ovación para el gran toro de Olga Jiménez.

Si bien estuvo en este, mejor estuvo con el quinto, de nombre Despensero, toro de muy buenas hechuras, dentro de una corrida desigual de Hermanos García Jiménez. Lo saludó Manzanares con verónicas de bonita composición, rematando con la revolera. Tomó un puyazo con la cara alta el toro salmatino y tampoco brindó José Mari este toro, que apuntaba buenas cosas y las confirmó en la muleta. Gran toro que se encontró con un gran torero, Manzanares, que por fin cuajó su gran tarde en Murcia. Faenón del alicantino, que cortó un rabo. La intensidad de la faena, de temple y ligazón absoluta, emocionaron al público, con el excelente toro embistiendo con clase por abajo, siguiendo los vuelos de la muleta del alicantino que manejó con maestría, y que se apretó en los forzados de pecho, echándose el toro por delante, en los cierres de las tandas. Faena lujosa en los detalles y excelsa en el torero fundamental que remató con un volapié de premio, del que rodó el burel como una pelota. Toro de vuelta al ruedo, pero al presidente se le olvidó sacar el pañuelo azul. La ovación en el arrastre fue unánime y la vuelta al ruedo de Manzanares, con los máximos trofeos, absolutamente triunfal. A este quinto lo lidió con un vendaje en el tobillo, al dar un mal paso en la estocada al tercero.

Cuarta corrida de toros, quinto festejo de abono

  • Plaza de toros de Murcia
    Dos tercios de entrada.

  • El festejo
    Cinco toros de Hermanos García Jiménez y uno (sobrero, lidiado en segundo lugar) de Olga Jiménez. Desiguales de presentación y juego, destacando el lote de Manzanares, bravo y con clase.

  • Sebastián Castella, (de lila y oro)
    ovación con saludos y ovación.

  • José María Manzanares, (de azul marino y oro)
    dos orejas y dos orejas y rabo.

  • Paco Ureña (de verde y oro),
    aplausos en ambos.

  • Observaciones
    Saludó en banderillas Agustín de Espartinas en el 3º.

Los otros cuatro toros del festejo fueron otra cosa. El lote de Sebastián Castella, sustituto de Manzanares, manseó en exceso. El francés se las vio en primer lugar con un toro que hizo honor a su nombre, Esaborio, toro huidizo que cortó en banderillas poniendo en apuros a los rehileteros. Solos toro y torero, en el tercio, con buena muñeca y muletazos enroscados, un Castella técnicamente perfecto consiguió mantener en la pañosa al bovino en series por ambos pitones. Conectó con la grada con circulares y en el final de faena, metido entre los pitones, con un desplante al cuerpo limpio que terminó de caldear el ambiente. Mató de dos pinchazos y descabello perdiendo un posible trofeo. Saludó una ovación.

El cuarto fue un castaño, montado arriba, que se emplazó en los medios y embistió a oleadas al capote de Castella. Cambió el tercio con un solo puyazo y brindó desde los medios Sebastián, que se dobló con la res en el inicio de faena. Una tanda duró el toro que pronto se aculó en tablas y allí hubo de entrar a matar. Pinchó a espadas. Hubo pitos para el toro y palmas para la disposición del torero.

Al tercero, hermano del primero, lo recibió Paco Ureña con lances a pies juntos, verónicas y media y, tras el puyazo, realizó un quite por verónicas rematado con una gran media. Saludó en banderillas Agustín de Espartinas, que colocó dos grandes pares. Ureña brindó a la novillera Carla Otero. Un inicio con dos estatuarios y un ayudado por bajo extraordinario dieron paso a una tanda en el tercio con la diestra. Alargó las embestidas en dos tandas rematadas con sendos de pecho, animó el inicio de la tercera tanda con un molinete y ya se acabó el toro, que se paró. Con la zurda, de uno en uno, expuso una barbaridad para arrancar naturales en los terrenos donde queman los pies. En la suerte contraria cobró una media en buen sitio. El puntillero falló reiteradamente y enfrió la previsible petición de trofeo. El público tributó una ovación que el lorquino recibió entre barreras.

El sexto fue un toro hondo, con mucha romana, al que Ureña saludó con lances a pies juntos ganado terreno hasta rematar con la media y la revolera en el centro del anillo. Con un picotazo cambió de tercio. En banderillas un providencial quite de Manzanares evito la cogida a Curro Vivas. Brindó el de Lorca a su público y se le vino de improvisto, de lejos el toro. Improvisó el molinete y lo enganchó en tres naturales excelsos, en el centro del platillo. Pronto arrancó el pasodoble y Ureña dio distancia para citar y ligar una tanda a derechas rematadas con el de pecho. Con la zurda sufrió una colada. Le faltó clase al morlaco que quiso rajarse. Dos circulares y dos tandas de mucho mérito, dejando la muleta puesta sirvieron para ligar y sacar todo lo que el toro dio. Unas manoletinas finales precedieron a dos pinchazos y un espadazo en todo alto del que el toro fue a doblar a la puerta de chiqueros. La espada le privó del trofeo.

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