Ibon Navarro continúa surfeando en la cresta de la ola

Ibon Navarro continúa surfeando en la cresta de la ola

Martes, 24 de septiembre 2024, 01:04

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Ver a Ibon Navarro sonriendo en una rueda de prensa no es la escena más habitual. Pero ganar una Supercopa, la primera en la historia de un Unicaja que va ya por su cuarto título con él a los mandos de su banquillo, bien vive esa exteriorización de felicidad de un hombre que cambia la vehemencia con que dirige desde la banda por el hermetismo en las distancias cortas.

Sin embargo, la valoración de la penúltima gesta de los suyos ha de interrumpirse por un momento. Kendrick Perry entra como un loco en la sala de prensa teléfono móvil en mano, y la sonrisa de Ibon va ya de oreja a oreja. Al otro lado está Will Thomas, un veterano de los de alto valor en pista, pero aún más en vestuario, y que este verano, después de deshojar la margarita, decidió poner punto y final a una exitosa trayectoria. A él (como a Augusto Lima) le dedicó el técnico vitoriano la Intercontinental en sus redes sociales. Una Supercopa que, como el trofeo de la semana pasada, llega por méritos de la temporada anterior, no podía ser menos. «Esto también es tuyo», le repetía un Ibon que no cabía en sí.

No es para menos. Cuarto título en año y medio (Copa del Rey en 2023 y, en 2024, Champions League, Intercontinental y Supercopa), su hijo Aritz como testigo, el cariño de los suyos y la confianza en que a este Unicaja de época aún le quedan trofeos por alzar. El éxito, acompañado de su reconocible estilo, el equitativo reparto de minutos sin que mengüe el nivel de su equipo y la ausencia de egos le tienen como el técnico de moda.

El poder del grupo

Cuando llegó a Murcia en 2017 tenía claro por dónde empezar. Quería una comida con su plantilla, parejas incluidas. Hacer de un equipo una familia para alcanzar los objetivos propuestos. Lo logró. Rozó una Copa del Rey en la que habría entrado de no ser por la condición de anfitrión del Gran Canaria y anduvo cerca del ‘playoff’, pero la primera ‘Final Four’ en Champions League es suya.

En su etapa murciana, su equipo fue conocido como el de los ‘bad boys’, dado su estilo físico y el potencial sobre las individualidades

Salvando las distancias con su Unicaja, aquel UCAM es uno que se recuerda muy reconocible a su entrenador, hacicendo de la unión de grupo su mayor virtud. Algo que le gustaba especialmente al entrenador de sus pupilos eran las habituales reuniones pospartido entre algunos de sus jugadores, con Hannah, Kloof, Tumba, Rojas y un Oleson con quien no se puedo entender mejor como los más habituales.

Izal, ‘running’ y mucho vídeo

Eran parte del núcleo duro de aquel equipo, quizás el más físico que tuvo nunca el UCAM. Un culto al cuerpo en el que también creía para sí mismo un entrenador de rutinas, que conducía al Palacio mientras escuchaba Izal, su grupo favorito, para plantarse en el gimnasio a las 8.00 y hacer cada día una sesión de una hora de pesas y, sobre todo, ‘running’. De su ‘staff’ dicen que ni el preparador físico podía seguirle el ritmo en carrera. Y, de ahí, al trabajo de oficina, donde, pese a haber dejado atrás sus tiempos como asistente, seguía sintiendo querencia por el trabajo de vídeo. De casa al pabellón, del pabellón a casa, alguna escapada a Cosa Fina y poco más.

No quiso continuar en Murcia, pero aquel año le deparó mucho interés, tanto dentro como fuera de la Liga Endesa, caso de un AEK que le vio trabajar de cerca en la ‘Final Four’ de Atenas. Se llevó el gato al agua el Andorra, donde coleccionó éxitos hasta una mala 2021-22. De su destitución a su fichaje por el Unicaja no pasó ni un mes. No hay mal que por bien no venga.

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