Los romanos toman la ciudad al atardecer

Los romanos toman la ciudad al atardecer

Viernes, 27 de septiembre 2024, 21:52

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La Qart Hadast carthaginesa ya es la Carthago Nova romana por imposición militar. En el antepenúltimo día del Año XXXV de fiestas de Cartagena, las legiones terrestres y navales mandadas en última instancia por el intrépido general Publio Cornelio Escipión hicieron honor a la historia y conquistaron la gran perla del Mediterráneo ibérico a quienes antes que ellos llegaron desde el norte de África atraídos por su situación geoestratégica, aunque también por su dinamismo comercial, social y minero alcanzado en tiempos de los fenicios.

Tres mil festeros apoyados por algunos grupos de actores y especialistas tomaron parte en uno de los actos principales y más populares de los festejos cartageneros, quizás el preferido por el gran público, que, como en la noche del Gran Circo Romano, volvió a llenar gran parte de los graderíos instalados para la ocasión en los jardines de la Cuesta del Batel. También todas las zonas del plano superior de la Muralla que no fueron indispensables para la escenificación.

Allí, al pie de la pared defensiva que el rey Carlos III erigió dieciocho siglos después de las Segundas Guerras Púnicas, los dos bandos festeros recrearon el asedio terrestre y naval a la ciudad por parte de los romanos y la férrea pero escasa defensa carthaginesa. A tenor de los aplausos del público, gustó el nuevo argumento de la representación, asumida este año por la propia Federación de Tropas y Legiones tras años de exitosas puestas en escena coordinada por el romano Alfonso Martínez Bernal. En esta ocasión, la dirección artística corrió a cargo de los expertos en recreaciones históricas Marcial Góngora y Juan Alberti.

Aunque la puesta en escena fue diferente a la de anteriores ocasiones, la representación fue fiel a la historia ocurrida en el año 209 antes de nuestra era y contada posteriormente por el mejor cronista de aquella época, el griego Polibio; empezando por la llegada de las legiones navales, al mando de Cayo Lelio, desembarcadas minutos antes en el puerto, hasta los pies de la muralla. Allí ejercieron un bloqueo del frente marítimo observado muy de cerca por las tropas del general Magón, con sus hombres apostados en los pasos de la pared defensiva.

En ese momento se desataron los acontecimientos, con las refriegas entre legionarios y guerreros, gladius y falcatas en mano, para deleite del público, especialmente del más joven. Los contendientes también utilizaron una serie de maquinaria bélica en apoyo de las acometidas de los soldados destacados en vanguardia. Los diálogos de los protagonistas situaron al público y contextualizaron la vibrante historia representada.

Finalmente, ante la superioridad militar romana, Magón no tuvo más remedio que entregar la ciudad a las legiones para impedir más derramamiento de sangre carthaginesa. Al atardecer, con las últimas luces del día, Qart Hadast se convirtió en Carthago Nova.

Tras la batalla, las legiones romanas se desplazaron hasta el Palacio Consistorial. En su plaza, repleta de público, tuvo lugar otra representación más, aunque breve: el Acto de la Victoria Romana, que se prolongó durante algo menos de media hora. Y, después, fue proclamada la ley romana para dar inicio a la gran marcha triunfal de Escipión y Cayo Lelio al frente de sus tropas por la ciudad conquistada.

Con retraso

Como ha sido habitual en la programación festera de este año, la batalla por la conquista de Qart Hadast también comenzó con algo más de media hora de retraso sobre el horario previsto. La demora no contagió al resto del programa romano, que se cerró con el gran desfile que discurrió con bastante público por todo el eje peatonal Calle Mayor-Puerta de Murcia-Calle del Carmen hacia el campamento.

La comitiva iba encabezada por el águila imperial y la loba, precediendo a la legión de Cayo Lelio, el gran héroe de la jornada. Él lució sobre su cabeza la doble corona por su heroicidad. Los romanos llegaron pasadas las once de la noche, cuando la mayoría de los guerreros carthagineses estaban de cena.

La gran victoria romana tuvo como preámbulo una larga jornada de convivencia de las tropas y las legiones. Varias se dieron cita en el campamento para disfrutar del aperitivo y de las comidas de hermandad. Otras conquistaron el centro de la ciudad, llenando terrazas de la Puerta de Murcia, Juan XXIII y la Plaza del Rey. Los festeros contribuyeron así a dar ambiente en una jornada muy soleada y calurosa, en la que muchos cartageneros prefirieron disfrutar de uno de sus últimos días de playa y de escapadas a otros lugares.

Tropas y legiones se exhiben en el gran desfile general de este sábado

Las fiestas viven este sábado un apoteosis con el gran desfile general de tropas y legiones. Los cincuenta grupos, veinticinco por cada bando, sacan este sábado a la calle sus mejores galas, que exhiben con orgullo como herederos de una tradición enraizada en la propia historia de Cartagena.

El desfile comenzará a las siete de la tarde en la Plaza del Ayuntamiento. La comitiva, con diferentes carrozas y grupos de animación discurrirá por la calle Mayor, la Plaza San Sebastián, la Puerta de Murcia, la calle del Carmen, la Plaza de España, la Alameda de San Antón, la calle Soldado Rosique y la explanada del estadio Cartagonova. El desfile durará más de tres horas, desde su salida hasta su llegada.

Antes de que llegue ese momento, tendrá lugar otro acto destacado, aunque fuera del centro de la ciudad. Se trata del homenaje a los caídos en la batalla contra Carthago que cada año organiza la Legio IV Quinto Trebelio en Torreciega. Sus soldados marcharán hasta los pies del monumento funerario romano del siglo I antes de Cristo, dedicado a Tito Didio, para depositar una corona de laurel en homenaje a los fallecidos. Será a la una de la tarde.

En la última gran noche del campamento tendrá lugar el concierto Somos de Aquí, con las actuaciones de varios grupos cartageneros, a partir de las diez de la noche, en la explanada del campo de fútbol. Dentro, en las calles romana y carthaginesa, tendrán lugar numerosos actos internos. Los autobuses urbanos amplían sus horarios hasta las tres de la mañana.

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