Estas son las meriendas saludables y fáciles que recomiendan los pediatras

Estas son las meriendas saludables y fáciles que recomiendan los pediatras

Lunes, 30 de septiembre 2024, 00:03

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Un estudio reciente asegura que solo uno de cada cuatro niños menores de 12 años toma una merienda que pueda considerarse saludable. La mayoría despachan esta comida con una combinación de bollería, zumos industriales, yogures azucarados y, en el mejor de los casos, con un bocadillo de chorizo, jamón o queso y una fruta. «Puede que sea por las prisas o porque a veces nos pilla fuera de casa, pero la realidad es que la merienda de los niños es una de las comidas diarias que suele contener los alimentos menos saludables», lamenta la doctora Carmen Fidalgo, secretaria de la Junta Directiva de Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

De hecho, las investigaciones hechas hasta el momento alertan sobre la gran cantidad de alimentos ultraprocesados insanos que niños y adolescentes toman para merendar y «el deterioro en la calidad de su dieta debido precisamente al aumento del consumo de cereales refinados, bollería, comida rápida y bebidas azucaradas», corrobora Nadia San Onofre, experta en alimentación y profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). ¿Qué podemos dar de merendar a un niño que sea saludable y además fácil de preparar? Una solución que puede resolver esta comida es escoger dos o tres alimentos de los siguientes grupos que propone la doctora Fidalgo e ir combinándolos para no quedarnos sin ideas.

–Lácteos no grasos: leche, yogur natural sin azúcar o queso fresco.

–Fruta entera o triturada: «si es en zumo, siempre natural, aunque es mucho mejor tomar la pieza entera», insiste la pediatra.

–Bocadillos: preferiblemente de pan integral. Se pueden hacer de atún, quesos poco curados, jamón serrano, pavo, tomate, tortilla francesa…

–Cereales sin azúcar: la avena, por ejemplo, es un alimento muy completo y sencillo de preparar. Con leche, yogur, fruta…

–Frutos y frutas secas: Nueces, anacardos, almendras, pipas de calabaza… Eso sí, siempre crudos, sin tostar y sin sal. También son recomendabes las pasas, ciruelas, orejones, arándanos… Los niños menores de 5 años tienen que tomar los frutos secos machacados por el riesgo de atragantamiento.

–Chocolate: negro con más del 75% de cacao y nunca más de 7 gramos al día. Una onza grande más o menos.

–Bebida: Agua, nada de zumos industriales ni refrescos y mucho menos bebidas energéticas, que, además de mucho azúcar, también contienen cafeína.

«Si algún día no nos da tiempo a pasar por casa o tenemos que solucionar la merienda a toda prisa de camino a las extraescolares, una buena opción es meter en la mochila una manzana, un plátano o una pera, un bocadillo de pan integral y una onza de chocolate, por ejemplo», aconseja la directiva de la AEPap. En cuanto a la cantidad o tamaño adecuado del bocata, los pediatras no son partidarios de generalizar porque cada niño tiene unas necesidades energéticas diferentes no solo en función de su edad sino también de la actividad física que realicen.

LA PROPUESTA DE LOS PEDIATRAS


  • LUNES

    Leche con cacao en polvo sin azúcar, arándanos y nueces


  • MARTES

    Yogur entero no azucarado natural con almendras crudas sin sal y canela en polvo


  • MIÉRCOLES

    Bocadillo de pan integral con atún y chorrito de aceite oliva virgen


  • JUEVES

    Bocadillo de pan integral con aguacate y pipas de calabaza


  • VIERNES

    Bocadillo de pan integral con queso y zumo de naranja natural

–¿Es importante que tomen merienda o pueden saltársela?

–Ninguna de las comidas que se realizan a lo largo del día son imprescindibles de forma absoluta. Por ejemplo, ya se sabe que el desayuno se puede realizar de forma completa entre lo que se ingiere antes de ir al cole y lo que se come en el recreo. Pues bien, con la merienda pasa algo similar. Si el niño almuerza muy tarde, cena temprano y entre medias no va a realizar ninguna actividad física intensa, puede no merendar o comer algo ligero como una pieza de fruta, sobre todo cuanto mayor es el crío. Hacer entre cuatro y cinco comidas diarias es una propuesta general, pero luego se puede individualizar porque no todos los niños y niñas son iguales ni tienen las mismas necesidades, ni los mismos estilos de vida, argumenta la doctora Carmen Fidalgo.

«Pero una cosa es saber qué comer y otra muy diferente saber cómo hacerlo. Y aquí es donde tiene mucha importancia no solo la planificación de las comidas sino también la compra de los alimentos. La idea es disponer siempre de productos saludables a los que poder recurrir en lugar de tirar de alimentos ultraprocesados a ricos en azúcares», resumen en la Universitat Oberta de Catalunya.

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