Una marea de almas entregadas a su selección inunda de color Murcia

Una marea de almas entregadas a su selección inunda de color Murcia

Sábado, 12 de octubre 2024, 22:53

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Murcia se vistió de gala desde bien temprano para disfrutar y celebrar la visita de la reciente campeona de Europa. Niños y mayores, la mayoría de ellos ataviados con los colores rojos de la selección se dieron cita por la mañana en la plaza Circular de la ciudad, donde quedó instalada la ‘fan zone’. Hasta algún danés se acercó a La Redonda para empaparse de ambiente de fútbol. Ninguno quiso dejar pasar la oportunidad de fotografiarse con las tres eurocopas, la copa del Mundo y la Nations League conseguidas por el combinado nacional en los últimos años. Los más pequeños, algunos tanto que posiblemente no cantaran aquel gol de Johannesburgo que erizó la piel de todo un país, se lo pasaron en grande con los juegos de pelota y videoconsolas previstos para la ocasión. Lamine Yamal era la estrella y así lo mostraban las camisetas de los que soñaban con que llegara la noche para ver por vez primera a la selección en casa. Aunque también se pudo ver a otros que quisieron rendir su propio homenaje al hombre de aquel gol en el minuto 116 de 2010, recientemente retirado: Andrés Iniesta.

El éxito de la selección fue lograr una excepción desde que el estadio se encuentra lejos del núcleo urbano: que el centro de la ciudad respire fútbol en la previa de un partido. Más allá de la ‘fan zone’, los aficionados siguieron la previa en los bares de toda Murcia. Entre ellos, ‘Manolo el del bombo’, que regresaba al lugar donde hace siete años sufrió uno de los momentos más tristes de su vida: le robaron su famoso instrumento.

También dispararon los decibelios de la fiesta los 1.700 aficionados daneses que viajaron con su selección, en una demostración de por qué son una de las hinchadas más vibrantes de toda Europa. Desde la noche del viernes, algunos aficionados ya desfilaban por las tascas de Murcia con la equipación de su selección. Y el sábado se multiplicaron por las terrazas de las principales plazas de la capital, sobre todo la del Teatro Romea, que quedó engalanada de banderas y bufandas rojiblancas. «Es nuestro primer viaje para ver a la selección, pero hemos estado varias veces en España. Hemos aprovechado el viaje para pasar una semana aquí porque nos encanta. En casa tenemos unos 12 grados, así que esto es fantástico», comentaban Anne y Andreas, dos jóvenes de Copenhague. «Los daneses somos muy optimistas, así que si estamos bien creemos que podemos ganar a cualquiera», comentaban Cecilie y Emil sobre el masivo desembarco de aficionados en Murcia.

En salir contentos del estadio también confiaban Iván, Pablo, Jesús y María, cuatro amigos de Cieza que visitaron el Enrique Roca antes de verano para ver al equipo de su pueblo caer en ‘playoff’, pero que ayer suspiraban por una victoria. Y por ver a Cucurella, al igual que algunas de las aficionadas más pequeñas que se dieron cita en las inmediaciones del templo grana. «Nos da mucha pena que no esté Carvajal o Nico, pero ver a ‘Cucu’ compensa todo», confesaron. «Este partido es una oportunidad maravillosa para promocionar Murcia; es preciosa verla llena de vida y alegría con tantos aficionados», comentaron unos vecinos del Rincón de Seca.

En el traslado al estadio, como había temor por el posible colapso de los accesos, la mayoría de aficionados fueron previsores. Desde tres horas antes, los aparcamientos eran escasos y los coches se multiplicaban incluso por los solares. Eso sí, los establecimientos de restauración se colapsaron y no dieron abasto ante la marea de aficionados.

Unos seguidores que se agolparon en los aledaños del estadio desde muy temprano para esperar la llegada en autobús de la campeona de Europa. Dio igual el sol y el calor que cayó sobre la capital durante las primeras horas de la tarde. Allí estaban los incondicionales, a los que fueron sumándose miles y miles de personas. «Este ambiente es increíble», contaban emocionados Roberto y Aurora, dos jóvenes murcianos. Quince minutos pasaban de las siete de la tarde cuando el autobús que trasladaba a Luis de la Fuente y sus futbolistas enfiló la avenida Afición Del Real Murcia. A partir de este momento, el aliento unánime de los allí presentes se fundió con las bocinas y los tambores en un grito ensordecedor. Todo estaba listo para disfrutar de los mejores de Europa.

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