«Esos niños no tienen garantizado su acceso a derechos igual que el resto»

Desde Cáritas, una de las entidades sociales que trabajan en la Región de Murcia para luchar contra la exclusión social en la población infantil, mostraron ayer su preocupación por el efecto que la pobreza severa puede tener en el desarrollo de los niños de la Comunidad. La responsable de Infancia y Familia de la ONG en la Región, Anabel Giménez Alarte, recordó que, en esas edades, «la privación material tiene graves consecuencias, sobre todo en su salud y su bienestar, pero también en el rendimiento escolar, las relaciones que tienen los niños con sus iguales». «Todo ello repercute, al final, en sus oportunidades futuras», subrayó. «Esos niños no tienen garantizado el acceso a derechos y a la participación en la sociedad igual que cualquier otro niño».

Cáritas atendió el pasado año a casi 2.300 menores en los proyectos de infancia que lleva a cabo en la Región y que se desarrollan en municipios como Murcia, Cartagena, Lorca, Cehegín, Jumilla o Alcantarilla, entre otros. «Lo que estamos observando es la dificultad que tienen estos niños para acceder a recursos que potencien su desarrollo en la etapa educativa», advirtió Giménez. «En Primaria y Secundaria, vemos cómo la población en situación de pobreza severa no puede acudir, por ejemplo, a actividades extraescolares, porque tienen un costo al que sus familias no pueden hacer frente al contar con otras necesidades mucho más urgentes», afirmó.

Por ello, para Giménez, «lo que hace falta son políticas y estrategias a nivel local y regional, y también nacional, para atajar esta situación». «Es necesario un pacto por la educación y un pacto para erradicar la pobreza», defendió.

Respecto a la actuación de la Comunidad, la responsable de Cáritas consideró que «lo primordial es que se ponga el foco en trabajar por la infancia y hacer que la población en edad infantil o juvenil en situación de pobreza pueda acceder a los mismos recursos que cualquier otra familia». En este sentido, destacó la necesidad de seguir reformando la educación infantil, en especial en la etapa de uno y dos años, «fundamental a nivel de desarrollo neurológico». Del mismo modo, reclamó más recursos para facilitar las actividades extraescolares y los comedores a la población vulnerable.

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