Fin de semana de terror en Gaza: 125 muertos, 130 heridos y decenas de desaparecidos

Fin de semana de terror en Gaza: 125 muertos, 130 heridos y decenas de desaparecidos

Domingo, 20 de octubre 2024, 10:45

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Gaza vuelve a ser el corazón de la muerte. En realidad, nunca ha dejado de serlo desde la operación militar israelí iniciada en octubre de 2023. El desplazamiento de la ofensiva a Líbano ha centrado la atención mundial estas últimas semanas, pero la Franja no ha dejado de sangrar, Y este sábado y domingo han constituido dos jornadas de extrema tragedia: los bombardeos del ejército han matado, según la Defensa Civil gazatí, al menos a 125 personas y causado 130 heridos. Voluntarios y equipos de rescate siguen esta mañana buscando entre los escombros a decenas de desaparecidos.

La Defensa Civil ha confirmado ya el hallazgo de 87 cadáveres en Beita Lahia, una ciudad duramente castigada por la aviación y las tropas terrestres de Israel desde finales de septiembre. Tel Aviv ha argumentado que la ofensiva busca eliminar la infraestructura de Hamás. Sin embargo, fuentes palestinas aseguran que las acciones armadas arrasaron varias viviendas ocupadas por civiles. El ataque se dirigió contra una «zona residencial densamente poblada», han señalado las autoridades de Gaza, mientras Mahmud Bassal, portavoz de la Defensa Civil, ha explicado que. «aún hay mártires bajo los escombros» y que, entre las múltiples víctimas figuran mujeres y niños.

Por su parte, el ejército israelí ha asegurado que la cifra de muertos «no corresponde con la información en manos de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes)», dada la precisión de las municiones utilizadas en el «ataque contra un objetivo terrorista de Hamás».

Los bombardeos de este domingo suceden a los llevados a cabo el sábado en varios puntos de la Franja, con especial contundencia en el campo de refugiados de Yabalia, al norte de Gaza, y en Khan Junis, donde cuatro ingenieros murieron asesinados por un misil cuandose dirigían en coche a reparar una red de distribución de agua en Khuzaa. La organización humanitaria Oxfam denunció que su vehículo estaba «claramente identificado» y que el ataque solo contribuirá a «agravar la catastrófica crisis humanitaria en Gaza, donde el acceso al agua potable ya está gravemente comprometido».

La oleada del sábado dejó entre treinta y cuarenta personas fallecidas. Tres hospitales sufrieron además graves daños después de que las tropas barrieran con disparos de la fuerza aérea sus plantas superiores. Desde hace tiempo, Israel afirma que los complejos sanitarios son utilizados por los combatientes de Hamás que suelen situarse en los pisos más altos para poder dominar el terreno y disparar contra los soldados cuando se aproximan.


Destrucción absoluta en Beit Lahia donde los bombardeos han dejado decenas de niños heridos.


AFP


Los ataques contra campos de refugiados ascienden ya a 190 desde hace un año. Las Fuerzas de Defensa subrayan que son necesarios para eliminar la infraestructura «terrorista» y que se trata de misiones de «precisión» dirigidas a instalaciones y nidos de combate muy específicos. En los últimos quince días, las operaciones en el norte son incesantes, según el Estado Mayor, para evitar la recomposición de las milicias.

Sin embargo, la versión de los civiles palestinos es muy diferente. «Eto son muchas masacres y una locura», señala Abu Shaira, un residente en el campo de Yabalia, al Centro de Información Palestino, donde ofrece un relato desolador sobre la presencia en las calles de muchos cuerpos de mártires esparcidos» que la «mayoría de los ciudadanos pueden ver desde lejos». Sin embargo, nadie se atreve a salir a rescatarlos por miedo a los drones armados y los francotiradores militares. «La mayoría de los ciudadanos están atrapados en sus hogares, y cualquiera que se aventure a salir para buscar agua o comida es el objetivo directo de los quadcopters, incluso si son niños o mujeres».

Una situación «inhumana»

Tanto Abu Shaira como Mohammed Azza, residente en el norte de la Franja, coinciden en que «permanecer aquí se ha convertido en un ejercicio de supervivencia infrahumano», con una población de miles de personas atrapadas entre los combates y la ausencia total de casi todo; incluso de techo. Naciones Unidas ha informado de que la tasa de destrucción en el norte se aproxima al 100% mientras en el resto del territorio palestino el 70% de las viviendas ha sido reducido a ruinas. La ONU calcula que habrá unos 39 millones de toneladas de escombros. Escombros peligrosos. Su retirada cuando acabe la guerra exigirá un dispositivo muy minucioso ya que entre las ruinas se supone que permanecen enterrados numerosos explosivos sin detonar. El asesor en vivienda de las Naciones Unidas, Balakrishnan Rajagopal, calcula que reconstruir la Franja llevara «ochenta años».

El fin de semana también es pródigo en el intercambio de cohetes con Hezbolá en Líbano. Israel vive bajo una especie de conmoción tras el intento de asesinato del primer ministro Benjamín Netanyahu mediante tres drones enviados contra su domicilio desde suelo libanés y que el Gobierno atribuye a Irán. Solo uno de los tres aviones no tripulados se aproximó a su objetivo. Los otros fueron interceptados en Rosh Hanikra y Nahariya. Mientras unas fuentes informabaneste sábado de que el aparato había caído a cientos de metros, el portal Axios afirma hoy que alcanzó la residencia. También ‘The Guardian’, en su edición dominicial, afirma que causó «daños superficiles» en la residencia, aunque ni Netanyahu ni su esposas se encontraban en ella.

Ministros de su gabinete y miembros de la oposición han repetido este domingo las manifestaciones del primer ministro, que imputa el fallido atentado a «agentes de Irán». Netanyahu ha convocado para las próximas horas a su gabinete de seguridad. El régimen islamista, sin embargo, se ha distanciado del ataque y ha responsabilizado en un comunicado de su misión ante la ONU a Hezbolá, que de madrugada asumió la autoría.

Pero la mecha ya está prendida. El gabinete israelí ha rechazado la declaración iraní y anunciado que Teherán «pagará un precio» por lo que el ministro de Defensa, Yoav Gallant, entiende que no es un ataque a Netanyahu sino «al Estado de Israel y sus símbolos gubernamentales». Por su parte, el presidente de la Knesset, Amir Ohana, dijo que las autoridades iraníes «han cometido un gran error y pagarán un precio. Después, se arrepentirán de haber aprendido a volar un avión de papel, y mucho menos un dron».

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