Liñares, el fugitivo que engañó a todos en La Condomina

Liñares, el fugitivo que engañó a todos en La Condomina

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 00:54

El Real Murcia es un club histórico que a lo largo de sus cien años vivió todo tipo de situaciones, algunas dignas de ser llevadas al cine. Su camiseta la han defendido todo tipo de futbolistas, algunos de ellos con una vida peculiar. De hecho, muchos aficionados no saben que en la entidad grana militó un centrocampista buscado por las autoridades y refugiado en un nombre falso. Los seguidores de finales de los años treinta y principios de los cuarenta del pasado siglo lo conocieron como Liñares, aunque ése no era ni su apodo ni su auténtico nombre.

Es curioso ya que llegó a disputar hasta ocho partidos oficiales con un Real Murcia entrenado por José Griera e incluso fue clave en el primer ascenso grana a Primera, pero nadie sabía quién era en realidad. Se enroló en el equipo grana en diciembre de 1939, solo meses después del término de la Guerra Civil, junto a otro futbolista gallego llamado Galete. En el caso del primero, no había referencias futbolísticas.

No obstante, Liñares debutó en un partido amistoso frente al Barça apenas unos días después de llegar a Murcia, y seguidamente en liga ante el Imperio de Madrid. Así hasta el 12 de mayo de 1940 en el que Liñares jugó su último partido de grana. Fue en los dieciseisavos de la Copa frente al Real Madrid, en La Condomina y en un choque en el que los granas perdieron por 0-4.

Lo que pasó justo el día después da para un guion cinematográfico, sobre todo porque Liñares, o así creyeron todos que se llamaba, fue detenido por la Guardia Civil. Su verdadero nombre era Luis Dobaño Fernández, trabajaba como tipógrafo y antes de la Guerra Civil había jugado en el Deportivo de La Coruña. Pero el motivo de su detención fue otro: su deserción del bando nacional durante el conflicto y también de forma posterior, el 2 de junio de 1939, después de acabar la Guerra Civil, cuando éste se encontraba confinado en un cuartel militar de Zaragoza.

Fue la Guardia Civil quién localizó a Luis Dobaño en Murcia en marzo de 1940, un futbolista que bajo la identidad de Liñares y, pese a ser una figura pública por el fútbol, pasó desapercibido hasta su detención.

Una conducta inmoral

Después fue condenado a cuatro años de prisión militar en un correccional, aunque antes de recibir la sentencia le dejaron jugar en el Mallorca. También, en los años siguientes, en el Atlético de Madrid, Salamanca, Gimnástiva Segoviana y Lleida. Quizás se lo permitieron gracias al informe presentado en el consejo de guerra por la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Murcia, que relató que mientras estuvo en la ciudad, Dobaño no se «significó» públicamente y que se limitó a trabajar como futbolista en diferentes clubes.

Eso sí, el mismo informe también recogió que el acusado «deja un poco que desear en el aspecto moral, ya que frecuentaba bastante las casas de prostitución».

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