Viernes, 8 de noviembre 2024, 14:33
¿Cómo reunir en un mismo pabellón los sabores de toda una región? La pregunta puede parecer difícil, pero es lo que está demostrando la zona más buscada de Región de Murcia Gastronómica en su XIII edición. La ya famosa Calle de las Tapas abre sus puertas este mediodía para dar la bienvenida a cuatro días de gastronomía de todos los estilos y reencuentros de vecinos y turistas. El primer encuentro es el que protagonizaron las autoridades, con el presidente de la Comunidad a la cabeza. Su visita dio paso a los primeros asistentes de la edición, que paseaban inspeccionando las muchas opciones por las que decantarse, aunque no lo hacían con las manos vacías: el estand de Estrella de Levante repite, un año más, como el más concurrido de las primeras horas de la comida.
Por delante aguardaba una larga jornada culinaria en el pabellón anexo al Auditorio Víctor Villegas repleta de múltiples tapas que empezaban a pasear por su Calle predilecta. Muchos arrancaban la jornada sin arriesgar y apostando por los clásicos infalibles, como Pablo, que asiste como parte de la asociación Agrupal en la celebración de su centenario, pero también como comensal dispuesto a disfrutar de la cocina:«Marinera, cerveza y vino no pueden faltar». Tras varios años sin asistir, este año regresa porque «hay que hacer patria de la Región y de nuestra gastronomía», afirma, en busca de un nuevo plato. Porque aquí la clave es comer y beber muy rico, o al menos, así lo define Bibiana, una joven de Elche que se estrena en el evento con varios amigos, pero piensa repetir:«Me parece un planazo de viernes para conocer gente y disfrutar. Estamos encantados con los vinos de la zona y los típicos restaurantes de Murcia, como El Churra o El Pasaje de Zabalburu».
Pero además de ir a lo más tracicional, Región de Murcia Gastronómica es el sitio perfecto para innovar y probar cosas nuevas, porque, aunque muchos de los locales participantes son conocidos en la Región, su propuesta es algo diferente a lo que se puede encontrar allí. Lo sabe bien Judit, una abogada de Molina que no falla a su cita anual en la Calle de las Tapas. No viene sola: este año trae a su amiga Reyes, que viene desde Almoradí. Las dos han apostado por los platos más exquisitos, como un ravioli de corvina, brioche de rabo de toro y jamón de mar, «una delicia». Judit, que se confiesa amante del evento, lamenta no poder regresar otro día del fin de semana, por lo que «me quedo con las ganas para el año que viene».
Pablo y las dos amigas son el reflejo de la esencia del evento: aunar tradición e innovación para ofrecer la muestra más completa del recetario local e internacional que satisfaga a todos los públicos. Desde niñas con el uniforme escolar recién salidas del colegio hasta personas mayores, todas las edades estaban reflejadas en los comensales –incluso algún bebé en su carrito que se convertirá en futuro asistente–. Una de las más veteranas puede ser María del Mar, que cumple su quinto año en el congreso porque allí puede «conocer vinos y tapas nuevas en una experiencia muy interesante». Ubicada en una de las mesas altas dispuestas en el centro del recinto, María del Mar guardaba el sitio mientras esperaba a sus amigas, que habían en busca de nuevos sabores para seguir aumentando la selección de tapas con las que llenar el estómago.
Con visita internacional
De las bondades de la gastronomía nacional no solo hablamos bien los locales, sino también muchos asistentes internacionales que abogan por apoyar el sector culinario –y disfrutarlo–. Así lo reivindica una joven ucraniana afincada en Molina de Segura desde hace 24 años que ha convertido el congreso en una de sus citas de cabecera gracias «al buen ambiente y la posibilidad de conocer mejor el sector hostelero». Como buena embajadora de su tierra adoptiva, la mujer no ha dudado en acercarse al stand del ayuntamiento molinense para comer un buen plato de arroz, acompañado de otros manjares como salazones, jamón y vino.
La clave está en dejarse llevar por el apetito y probar cuantos más platos, mejor. Y si no, que se lo digan a Gaspar, que ya había pasado por el sushi, el jamón, las zamburiñas, los clásicos gazpachos de Los Chispos y el esturión, pero todavía no había terminado el recorrido, porque «a nosotros hasta las 9 de la noche no nos echan de aquí», asegura con ganas de más. Lo cierto es que venía preparado para la buena comida y bebida tras haber asistido en todas las anteriores ediciones del evento, pero a Gaspar no le basta con una jornada:«Mañana vuelvo con un grupo de doce personas para pasarlo genial no, superior».
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