Domingo, 10 de noviembre 2024, 00:10
A Christian Gálvez (Móstoles, Madrid, 44 años) le vino el interés por la Jerusalén del siglo I a los 15 años. «Leí ‘Caballo de troya’ de Juan José Benítez López y me voló la cabeza», cuenta el escritor. Ahora publica una nueva novela histórica, ‘Te he llamado por tu nombre’ (Suma de Letras), basada en el personaje ficticio de Jacob, el primogénito del líder de los zelotes, un violento movimiento político y nacionalista. El protagonista fue testigo de niño del sufrimiento de Jesús de Nazaret en su camino del Gólgota con la cruz a cuestas. «Con Leonardo da Vinci tuve muchos premios y cicatrices. Lo disfruté muchísimo, pero siempre hay voces discordantes. Pero he perdido el miedo de contar las cosas que me gustan. Fui a Jerusalén, me fascinó y me lancé con una historia que me inventé dentro de este contexto histórico y religioso», desvela el también presentador y productor de televisión.
Se lanza con una novela que habla del círculo íntimo de Cristo tras la crucifixión.
Transcurre entre el año 30 d.C, es decir, desde la crucifixión de Jesús de Nazaret, y termina en el año 70 con la invasión de las tropas de las legiones romanas a las órdenes de Tito Flavio, que al final no deja de ser una profecía de Jesús. Es una historia sobre la fe, pero no solo la cristiana y religiosa. Tiene que ver con la fe en todos los aspectos: en el amor, la amistad. Entonces cada uno lo puede llevar a donde quiera. No hace falta ser religioso para llegar a esta novela. Es el viaje de un héroe que pierde la fe y tiene que tomar una decisión: seguir por ese camino o tirar por otro. Creo que es algo por lo que todos hemos pasado alguna vez en la vida.
¿A usted también le pasó?
Durante los últimos años he sufrido una gran transformación. A nivel personal he vivido de todo y he sufrido. Las cicatrices de la vida personal y laboral te van forjando. Al final, las novelas son frutos de los viajes que hacemos nosotros. En mi caso, llegó un momento en mi vida que perdí la fe en todo, incluida la religión, lógicamente. Pero gracias al amor y a mi mujer (la presentadora Patricia Pardo) volví a recuperar la fe en todos los aspectos, también la religiosa.
En la novela se adentra en Barrabás, Judas y en las primeras mujeres del cristianismo, algo que históricamente ha pasado a un segundo plano. ¿Ha habido un interés por conocer sólo una historia de Jesús de Nazaret?
Hay ciertos paralelismos en cuanto al discurso de Jesús y Leonardo. ¿En qué me baso para decir esto? En que al final ambas figuras, ya sea desde el punto de vista del arte, la ciencia o religión, tendemos a dibujar a ese personaje bajo nuestra semejanza o expectativas. ¿Qué me ha sorprendido? Que se han ido dibujando varias figuras de Jesus de Nazaret, que todas son válidas o inválidas porque al final queda el mensaje tanto para los creyentes como no creyentes. Yo me inspiro en la figura del Jesús que represento en esta novela, con la base de documentación por encima de todas las cosas para una historia que no deja ser ficción. Especialmente la figura de Lucas, que me parece el evangelista más extenso y documentado, y desde el punto de vista periodístico el más desarrollado porque tiene una versión mucho más holística.
¿Cuál diría que fue la aportación de las mujeres a aquellos inicios del cristianismo?
Nunca sabremos con exactitud qué aportaron las mujeres en la difusión del primer mensaje, pero tampoco lo sabemos de los apóstoles como tal. Todo lo que conocemos hoy en día lo vemos a través de Pablo de Tarso, compañero de Lucas, que inicialmente era perseguidor de los primeros cristianos hasta su conversión. Lo que sí podemos saber, si nos remitimos a las Sagradas Escrituras, es que las mujeres claro que tenían importancia. La resurrección se le aparece a mujeres, son ellas las que tienen que comunicar a los seguidores masculinos que Jesús ha vuelto. Sabemos también, por ejemplo, que gracias a Juana de Cusa podían sostener desde el punto de vista económico la misión de Jesús; y sabemos por ella qué pasó en el juicio de Jesús con Herodes.
Pasión y sacrificio
Es productor, presentador de televisión, escritor… ¿Mucho encaje de bolillos para repartir el tiempo?
Y padre, lo más importante de mi vida. Realmente, el encaje de bolillos es la prioridad, que son mi mujer, las peques y mi hijo. La novela la escribí durante un año y medio por las noches, cuando ya mi mujer se quedaba dormida, y en los últimos momentos del embarazo. Cuando nació el bebé y dormía, yo escribía.
¿Dejaría la tele por la literatura?
Lo dejaría todo por mi familia. No, creo que lo he compaginado hasta ahora. El secreto de la pasión reside en saber que todo aquello que te apasiona, puedes conseguirlo si sabes sacrificar; en el momento que aprendes a despedirte de determinadas cosas para hacer lo que más te apasiona. La pasión y perseverancia tiene que estar inexorablemente unidos al sacrificio.
¿Y salir en la tele, le ha ayudado o perjudicado?
Creo que me benefició y me perjudicó a partes iguales. Cuando empecé a escribir en 2010 me ayudó, pero otra cosa es que la gente te lo compre. También hay lectores que te dan la oportunidad de dedicarte su dinero y tiempo a leer tus historias. Desde el punto de vista de difusión, lógicamente llegas a muchas más personas que si no sales en la televisión. También ha habido mucha crítica en cuanto a que si los de la tele escribían libros por encargo y que no amaban la literatura. Somos ya unos cuantos televisivos los que hemos demostrado el amor por escribir y el respeto a los lectores. Con Leonardo nos llovieron hostias de todas partes, también del sector literario. Al final demostramos que amamos la literatura tanto como los escritores puros y duros de toda la vida.
Por cierto, parece que vuelve ‘Caiga quien caiga’ a Telecinco, el programa con el que comenzó a despuntar su trayectoria en televisión. ¿Se animaría a sumarse al proyecto?
No, jamás. Y te lo voy a explicar: en diciembre se cumplen veinte años desde que debuté en ‘Caiga quien caiga’. En aquel momento fue la mejor escuela que yo podía tener. Era un chaval y me dieron la mejor oportunidad de mi vida. Pero es verdad que de cara a la tele se pasa muy bien, pero detrás era muy complicado entonces. El equipo era brillante y creo que el contexto histórico ahora es diferente. La ventaja del ‘Caiga’ es que los reporteros éramos desconocidos y ya no vale eso. Y por otro lado, creo que están demasiado polarizadas las cosas en política.
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Enlace de origen : «Llegó un momento en el que perdí la fe, pero gracias al amor volví a recuperarla»