Sábado, 23 de noviembre 2024, 14:24
Y tras la prórroga llegan los penaltis. Los expositores de comida en el Estadio Olímpico de Bakú están vacíos y los suministros no llegan, aunque el comité organizador asegura que habrá puestos de avituallamiento para todos los acreditados hasta el domingo 24 «hasta tarde». Eso ya da pistas de cómo están las negociaciones a puerta cerrada.
Los ministros negociadores «estuvieron hasta tarde», señalan fuentes presentes en la vigésima novena Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Tras el atardecer, llegó la noche, luego la madrugada, después el amanecer y la situación es la misma que el viernes a primera hora de la tarde en España.
La oferta sobre la mesa: 250.000 millones de dólares anuales en transferencias del Norte al Sur para luego complementar la cifra con más billetes hasta alcanzar los 1,3 billones con dinero de fuentes privadas. «Es un escupitajo en la cara», resumió Juan Carlos Monterrey Gómez, representante de Panamá en la cumbre climática.
En las últimas horas, el rumor de una nueva oferta comenzó a circular por los pasillos del estadio azerí. La Unión Europea y otros países desarrollados, entre ellos Reino Unido, Estados Unidos y Australia, apostaban por elevar la cifra a los 300.000 millones. Lo hicieron tras una llamada telefónica del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Ahora queda ver si aceptan la oferta y si se pone negro sobre blanco, aunque, según lo comunicado ayer, no les contentará.
La cifra que salga de esta cita estará vigente hasta 2035, fecha en la que el dinero volverá a ser el núcleo central de la Conferencia de las Partes de la CMNUCC. «Queremos cerrar esta cumbre con un resultado agradable, aceptable y volver a casa», señaló el ministro de Clima de las Islas Maldivas tras conocer la propuesta de la presidencia el pasado viernes. «Muchos nos han invitado a abandonar la mesa», añadió.
250.000 millones y ¿la inflación?
Aunque existen diferentes cálculos, los países necesitan «entre 5 y 6,9 billones de dólares desde ahora hasta 2030 para poder cumplir con sus compromisos climáticos», lo que supone cerca de un billón al año. «Los 300.000 millones son insuficientes», apuntan fuentes consultadas por este periódico. «Además, no se tiene en cuenta la inflación», añade Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción.
En 2009, los países desarrollados acordaron que hasta 2020 movilizarían colectivamente 100.000 millones de dólares al año para apoyar los planes de descarbonización y adaptación de los países en desarrollo. La inflación del dólar estadounidense fue del 20,6% en ese período. Sin embargo, al controlar las contribuciones, la inflación no se tuvo en cuenta. Como resultado, el objetivo se volvió más fácil de cumplir con el tiempo, aunque los países lo cumplieron tarde.
Los borradores conocidos hasta el momento proponen un objetivo de 250.000 millones anuales para 2035, pero si se tiene en cuenta la inflación -usando el promedio de los últimos años en Estados Unidos- la cifra debería ser revisada cada diciembre y a mitad de la próxima década debería situarse en casi 350.000 millones.
Movilizar no es subvencionar
No es lo mismo ser que estar, ni tampoco lo es movilizar ni financiar. El lenguaje en la diplomacia climática es enrevesado, vago y con muchos matices. Los textos, firmados por consenso, incluyen citas como «dar la bienvenida» o «toman nota con especial preocupación», pero los documentos del NCQG están llenos de movilizar o proporcionar. Y es que cada verbo tiene su connotación y, por lo tanto, obligación.
La movilización de los miles de millones se realizan en forma de subvenciones y en préstamos. Actualmente, los países en desarrollo actualmente pagan más de 300.000 millones de dólares al año sólo en intereses y en muchos de ellos la deuda externa se ha disparado hasta límites insospechados.
Los países pobres, con toda razón, quieren que su financiación climática se dé en forma de subvenciones para evitar endeudarse aún más. Además, las organizaciones civiles españolas presentes en Azerbaiyán ha recordado que en la propuesta conocida hasta la fecha no hay referencia directa sobre «provisioning» (aprovisionamiento) ni se cita específicamente el párrafo 9.1 del Acuerdo de París sobre la responsabilidad de hacer esas transferencias de dinero. «Una referencia al párrafo 53 de 1/CP21 o al artículo 9.3 del AP simplemente no es suficiente», denuncian.
Arabia y el petróleo
Si la financiación climática no avanza, el Diálogo de EAU parece retroceder. Si el NCQG enfrenta el Sur Global, los países en desarrollo, con el Norte Global, los estados desarrollados, este punto lo hace con Arabia Saudi contra el resto.
Al menos así se desprende de los informes diarios emitidos por el servicio Earth Negotiations Bulletin, que tiene acceso especial a las salas de negociación en Bakú. Según sus apuntes se registran al menos hasta cinco casos de obstruccionismo en la bautizada como «transición justa». «Estoy harta de la oposición de Arabia Saudita a cualquier sugerencia de una transición que nos aleje de los combustibles fósiles», escribió Catherine McKenna, exministra de clima de Canadá y presidenta del grupo de la ONU sobre compromisos de emisiones netas cero.
El año pasado, en la cumbre COP28 en Dubai, los países aprobaron una resolución para «hacer la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles» , la primera vez en 30 años de negociaciones que se había asumido un compromiso de ese tipo. Arabia Saudi se opuso a ello y desde entonces ha intentado deshacer el compromiso, alegando que era «una opción» y no un objetivo.
«El grupo árabe no aceptará ningún texto que apunte a sectores específicos, incluidos los combustibles fósiles»
Albara Tawfiq
Representante de Arabia Saudí en la COP29
Desde el minuto 1, los representantes de Riad y sus aliados intentaron dejar este concepto fuera de la agenda de negociación. En el texto sobre «mitigación» no se menciona la «transición para abandonar los combustibles fósiles», aunque en espíritu parece estar incluido. «La presidencia subraya la naturaleza multisectorial y multidimensional de las transiciones justas y la consiguiente necesidad de adoptar enfoques que abarquen a toda la economía y que involucren al sector privado, incluidas las microempresas y las pequeñas y medianas empresas, y contribuyan a la creación de empleos verdes y decentes, y reconoce que esos enfoques incluyen importantes oportunidades socioeconómicas asociadas con la transición hacia sistemas energéticos que dejen de utilizar combustibles fósiles», dejó escrito el viernes el equipo de Mukhtar Babayev.
El pasado jueves, Albara Tawfiq, el representante de la delegación saudí fue claro: «El grupo árabe no aceptará ningún texto que apunte a sectores específicos, incluidos los combustibles fósiles».
¿COP31? Para más adelante
Australia y Turquía son los favoritos para albergar la trigésimo primera COP de la CMNUCC en 2026. Una cita en la que probablemente decidirán si el mundo puede limitar el calentamiento global de acuerdo con el asesoramiento científico.
El gobierno australiano quiere organizar la cumbre en asociación con las naciones del Pacífico, que se encuentran entre los países con mayor riesgo de sufrir alteraciones climáticas. Turquía está clasificada como un país en desarrollo según el sistema de la ONU y puede obtener el apoyo de varios anfitriones recientes de la misma región. La resolución se conocerá en 2025 en Brasil.
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Enlace de origen : COP29: las claves que frenan el cierre de la cumbre de Bakú