Nacho Ros: «La sensación que me dejó ‘Cinema Paradiso’ es algo inolvidable, aguanté por no llorar los últimos 20 minutos»

Nacho Ros: «La sensación que me dejó ‘Cinema Paradiso’ es algo inolvidable, aguanté por no llorar los últimos 20 minutos»

Domingo, 24 de noviembre 2024, 07:40

El FICC (Festival Internacional de Cine de Cartagena) despega hoy con ‘La mitad de Ana’, la primera película como realizadora de Marta Nieto, una inauguración muy esperada que tiene a Nacho Ros, presidente y director de esta gran cita con lo mejor de la cinematografía nacional e internacional, en un perpetuo ardor. Cincuenta y tres ediciones suma este festival pensado «para la gente», para que esa gente no solo vaya a ver películas sino que se involucre y participe. Por eso hay talleres, por ejemplo, de Super-8 para enseñar a manejar una cámara a los más pequeños. «Queremos que el cine llegue a la gente y crear nuevos cinéfilos», sintetiza Ros. Este año gira en torno a la inteligencia artificial y el lema es ‘Creadores de imágenes’. «El tiempo nos dirá hasta qué punto nos condiciona. Más que como una herramienta, para los creadores yo la veo como una rival. A la hora de pintar, escribir, proyectar… sin el talento de una persona da igual la inteligencia artificial que haya». El cine no es ajeno a las diversas realidades. «El arte es un reflejo del tiempo que vivimos. Y hoy, y ayer también [ahí está ‘Tiempos modernos’, de Chaplin], la máquina ha de convivir con la persona. En ‘Her’, ‘Matrix’, ‘A.I. Artificial Intelligence’ -el último proyecto de Stanley Kubrick terminado por Steven Spielberg-… vemos que la ciencia ficción ha sido la inteligencia artificial. Pensamos que todavía el creador está muy por encima de la máquina».

-¿Qué buscan con el FICC?

-Buscamos la calidad, películas maravillosas, pero no queremos ser un festival para cuatro amigos y especialmente ‘snob’. Queremos que a la gente le guste el cine. No por ser un ladrillo tremendo una película es mejor. A veces nos vienen películas con respaldo del público, y una película, por ser comercial, no tiene por qué ser mala. En el FICC nos gusta jugar con la calidad y llegar a todos los públicos. Recuerdo que descubrimos ‘The artist’ (Michel Hazanavicius, 2011) aquí, antes de que ganara cinco Oscar, incluyendo mejor película, mejor director para Hazanavicius, y mejor actor para Jean Dujardin.

-Marta Nieto, a la que conocemos como actriz [mejor actriz de la Sección Horizontes del Festival de cine de Venecia 2019 por ‘Madre’], ¿le ha sorprendido como realizadora y guionista con ‘La mitad de Ana’?

-Estamos con la ‘premier’ que se hace este año en el FICC con ‘La mitad de Ana’. Marta Nieto es amiga del festival, la premiamos en su momento y la apreciamos un montón. Pienso que tiene bastante que decir como directora, y nos gusta desde el FICC apoyar a los valores de la Región de Murcia. No dejamos de hacer un festival cuidando el talento local y regional. Hay gente muy buena, y hay que respaldarla. Un festival como este tiene que ser un apoyo a la gente de aquí, como es el caso de Marta Nieto.

-John Malkovich apoyó el FICC hace unos años en un vídeo a propósito de la exposición y de la película ‘Psycogenic Fugue’, inspirada en el universo de David Lynch, del artista y fotógrafo Sandro Miller. En ese vídeo Miller hace preguntas a Malkovich con un plátano en la mano.

-Ahí está John Malkovich, y es coger el teléfono y preguntarle si quiere venir a tomarse un caldero a Casa Cegarra, y quizás dentro de unos meses pueda venir… Le gusta España y está muy vinculado a Portmán. De hecho, John Malkovich controla y sabe más de la bahía de Portmán que yo. Unos amigos míos se lo encontraron paseando al perro en la cala del campo de golf de La Manga Club. Pero queremos que venga a presentar una película, no solo a pasearse como una estrella.

-Las posibilidades que tiene la Sierra Minera de Cartagena-La Unión como plató de cine son increíbles, ¿no cree?

-De hecho, recuerdo a Javier Polo, autor de ‘The Mystery of the Pink Flamingo’, un documental sobre John Waters al que invitamos a La Mar de Cine en 2021. Quería conocer la zona. Le llevé a La Algameca Chica. Y fuimos después a La Manga por la carretera de Portmán, y se quedó totalmente fascinado. Le pareció un plató cinematográfico brutal, increíble, inexplorado… Hay algo de magia y sordidez, un entorno paradisíaco y lúgubre.

-¿Con qué proyecto propio sueña más? Si le da la vida, claro.

-Voy detrás de crear una Film Commission en Cartagena, o algo así, pero desde lo institucional parece complicado. Tengo un proyecto pensado, y me gustaría involucrar a la administración, a cámaras, a técnicos, y hablar con varias personas de Cinemur (Asociación de Profesionales y Empresas del Sector Cinematográfico de la Región de Murcia). Una especie de agencia de localizaciones pero de asistencia a los equipos de rodaje. Ando detrás de eso y un día el FICC lo tendrá.

-Usted tiene un año menos que el FICC. Vidas paralelas, casi.

-Sí, el festival de cine nació en 1972 como Semana del Cine Naval y yo soy de 1973. El FICC es casi como mi hermano mayor. En los años 80 vino gente muy buena. Pero después, cuando Cartagena se descontextualiza y todo no es el mundo militar, a partir de los 2000, conforme la ciudad empieza a ser más universitaria, todo da un nuevo rumbo. Yo entré aquí en 2010. Cuando hacemos la Filmoteca de Verano, que rescatamos películas de otras épocas, yo me voy a las que me gustaban con 12 años. Recuerdo el cine y la gente con la que vi cada película. Cuando eres muy friki de esto llegas a ese punto. Recuerdo el estreno de ‘Star Wars: Episodio VI-El retorno del Jedi’ (1983), ‘E.T., el extraterrestre’ (1982), ‘Indiana Jones: En busca del arca perdida’ (1981). Mi hermano era muy cinéfilo, y me llevaban a todas las películas. Con 7 u 8 años vi ‘El graduado’ (1967), aunque no me enterase de nada. Mi hermano Pablo alquilaba películas en el videoclub Tino, y vi desde pequeño en casa a los Hermanos Marx y clásicos como ‘2001: Odisea del espacio’ (1968). Si me preguntas, pienso que hoy se consume peor cine. Aunque las películas siguen hechas para verlas en cine, por mucha comodidad que tengas en casa, hay que encontrar el momento adecuado. Pienso que hay tanta oferta, ocurre como en la música o en la literatura, que no se valora quizás al creador. Al final acabas viendo cualquier cosa, y ojalá me equivoque.

-Pero el espectador decide…

-La cultura sigue moviendo muchísimo. La música, y también el cine, la ficción, viven un momento de forma muy bueno. Aunque insisto con respecto al cine que mi impresión es que el trabajo del creador, a ojos del espectador, ha perdido valor con tanta oferta.

Un rodaje en La Manga

-Delante de la cámara tuvo una experiencia. ¿Cómo la recuerda?

-Fue una serie que se rodó en La Manga hace muchos años. Yo me presenté a un casting, éramos cinco amigos los que nos presentamos y me eligieron a mí. Fue un verano divertido porque rodamos aquel proyecto piloto, que acabó siendo una película. Fue una especie de ‘Compañeros’ en La Manga. [‘Tripulantes’ se llamó]. Siempre me gustó todo esto. Pasé un año de mi vida en Estados Unidos, y en Los Ángeles hice cursos y seminarios de producción.

-El negocio de su familia era Discos Carrots, cultura en vena…

-Ya ves, vinculados a la cultura. Era una tienda de música, una ‘megastore’ importante. Mi padre y mi tío tenían desde los 70 este negocio en la calle Santa Florentina de Cartagena. Ahí, entre Cayetano y Chencho, me salieron a mí los dientes. Al final cada uno tomó un rumbo diferente, el negocio tenía una fecha de caducidad. Vendíamos entradas y se organizaban algunos conciertos. No eran hippies porque esa palabra en Cartagena más bien no existe, era gente emprendedora.

En tragos cortos

  • Si eligiera un género para definir su vida, ¿con cuál se quedaría?
    Mi vida es una película de aventuras. Unas veces una comedia, otras una película de terror, o un drama. A veces te disparan en una pierna, y otras te levantas, o secuestran a tu chica.

  • ¿Se acostumbra a los nuevos formatos de series, con capítulos de consumo rápido?
    Sí, claro, es una forma de hacer cine. Si hablamos de cosas cortas no hablemos de ‘El señor de los anillos’… hoy hay filmes que se pasan con el metraje y merecen ser más rápidos.

  • ¿El cine Central de Cartagena será alguna vez la sede del FICC?
    Nos encantaría, además, el Ayuntamiento de Cartagena siempre nos ha apoyado, siempre han estado de nuestro lado. Es una obra bastante grande, y en unos años funcionará como un gran equipamiento. Es una obra larga, como ‘Ben Hur’. Las cosas las harán bien y estamos seguros de que será nuestra sede.

  • ¿Qué película le gustaría volver a ver en pantalla grande?
    ‘La noche americana’, de Truffaut. Me encantó volver a ver ‘En un lugar solitario’ de Nicholas Ray.

-Usted dice que las películas no son dirigidas, son de un equipo.

-A mí me gusta hablar de equipos, en el FICC yo soy la cara, pero hay mucha gente válida.

-Por ejemplo, Esther Baeza, figura clave en el despegue y la reconversión del FICC para estar en la liga de los grandes festivales.

-Esther [exdirectora del FICC, Premio Gestiona Cultura Murcia en Cine y Producción Audiovisual 2017] sería, voy a buscar un símil, como nuestro Neil Armstrong [astronauta, el primer ser humano en pisar la superficie lunar] y yo soy el que llega después, como Buzz Aldrin o Michael Collins [el astronauta que pilotó el módulo de mando durante la misión Apolo 11 a la Luna]. El FICC estaba ahí, Esther ayuda a despegar y yo me meto en la nave y ahí estamos todos los demás. Esther Baeza es nuestro Yuri Gagarin o Neil Armstrong, sí. Es una figura vital, importantísima, insustituible. Esther era importante no solo por su forma de trabajar, sino que era amiga y una persona capaz de sacar lo mejor de cada uno del equipo. Aunque ella diga que no, ella sigue siendo parte de los nuestros.

-¿Qué películas le han dejado embelesado? ¿Cuáles recuerda?

-Pues ‘Annie Hall’ y ‘Manhattan’, películas de Woody Allen, puedo verlas al año fácilmente cinco veces cada una. En mi cielo, arriba del todo, están Woody Allen, Steven Spielberg, Joseph L. Mankiewicz… La sensación que me dejó ‘Cinema Paradiso’ es inolvidable, los últimos 20 minutos aguanté por no llorar, me impactó siendo yo ya un adolescente. La primera vez que vi ‘Tiburón’ y ‘Regreso al futuro’ con 14 años, ‘Abre los ojos’ o ‘El sexto sentido’. ‘Acuerdos y desacuerdos’ es una delicia. Soy un enamorado del wéstern, y me encantó ‘Silverado’, y ‘El jinete pálido’ es mejor versión que ‘Raíces profundas’.

-¿Entiende que la vida privada de actores o cineastas pueda anteponerse a sus actuaciones o creaciones y que se boicotee un estreno o haya críticas negativas?

-No lo entiendo. Mi ídolo es Woody Allen. Y hay que separar la persona de la obra. Un artista, un creador, por lo general, es un alma atormentada, quizás con más sombras que luces, puede ser una muy mala persona, o ser un tipo increíble y absolutamente íntegro. Pero yo soy partidario de separar una cosa de la otra. La cultura de la cancelación ha dejado muchas víctimas por el camino. Harvey Weinstein era un tipo bastante mezquino y horrible, pero si tú miras Miramax en los años 90 y el catálogo de películas que produjo es tremendamente bueno. Entonces, ¿no voy a ver las películas porque sea un cretino? La Santa Inquisición de ahora es la cultura de la cancelación, y ojalá sea una moda pasajera. Hay una película chulísima, ‘Tár’, de Todd Field, con Cate Blanchett, que cuenta muy bien todo esto.

Truños

-Y qué le parece que se eche por tierra a ciertos cineastas por sus últimos trabajos, como hemos visto con Francis Ford Coppola y ‘Megalópolis’, con una filmografía trufada de obras de arte.

-Esto último de Coppola debe ser una bizarrada, pero hay que valorar su obra en conjunto, si seguimos yendo al cine, en parte, es gracias a Francis Ford Coppola. Todos tienen truños, ya sea Woody Allen, ya sea Almodóvar. Es difícil que todos puedan ser Howard Hawks o John Ford. Como ellos los encuentras con los dedos de una mano. El propio Clint Eastwood también tiene varios truños.

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