El desastre humano y material ocasionado por la DANA de octubre en Valencia y Letur (Albacete) ha situado en primer plano la necesidad de mejorar y priorizar las medidas de prevención frente al riesgo de inundaciones. Eso incluye tanto el ámbito de las emergencias como los de la concienciación social, las infraestructuras, la ordenación del territorio y la construcción de viviendas y equipamientos públicos en zonas con peligro de riadas de origen fluvial y/o de avenidas de origen marino. Desde antes de esta ‘gota fría’, y en particular tras la de 2019, arquitectos y expertos en urbanismo de la Región de Murcia trabajan en la adaptación de edificios residenciales, el diseño de nuevos inmuebles y la elaboración de propuestas de mitigación de riesgos en las ciudades.
Lo hacen en un contexto del cambio climático, que agrava la frecuencia, intensidad y duración de las lluvias torrenciales y plantea otros retos, como el calor extremo; así como en medio de las limitaciones y prohibiciones que fija la normativa urbanística tras la entrada en vigor de mapas de riesgos de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), para las áreas inundables y para las Zonas de Flujo Preferente.
Según la CHS, que pertenece a dicho Ministerio, las Zonas de Flujo Preferente son las vías preferentes de «intenso desagüe» por lluvias torrenciales, calculadas para periodos de retorno de 100 años y que pueden «producir graves daños sobre las personas y los bienes». Uno de los proyectos afectados por limitaciones es el de construcción de un centro de envejecimiento activo de personas con discapacidad intelectual en Santiago y Zaraíche, en la ciudad de Murcia. Lo promueve la Fundación Síndrome de Down de Murcia (Fundown), que espera que el Consistorio le otorgue la licencia de obras, una vez que la Consejería de Fomento ha aclarado que no tiene competencias en este asunto, pues el municipio ya «tiene reconocido el régimen especial en materia de inundabilidad».
El arquitecto José María López, del estudio murciano López Aroca Arquitectos, explica a LA VERDAD que «el hecho de que el emplazamiento del centro de Fundown sea zona inundable ha condicionado la volumetría y resolución del programa» constructivo.
Dos guías del Ministerio
Y destaca que «para resolver» la restricción, «se generará una plataforma/podio elevada un metros, que absorberá las posibles crecidas o inundaciones en caso de fuertes precipitaciones».
«La accesibilidad al centro y el uso del mismo son dos de los aspectos más influyentes en el desarrollo del diseño, al estar elevado para salvar las posibles crecidas de agua. Todos los accesos exteriores y los recorridos interiores serán accesibles, y el edificio incorporará un ascensor montacamas que recorre todas las plantas», detalla López, quien trabaja junto a Carlos Pérez, Edith Aroca, Dictinio del Castillo y Pablo Martínez. Añade que «la planta semisótano será totalmente estanca al exterior, configurándose como un prisma de hormigón sin huecos al exterior y con acceso sólo desde el interior del edificio; albergará espacios auxiliares del edificio, como salas de instalaciones, vestuarios y almacenes. Esto permite que las crecidas no afecten al centro y el sótano no se pueda inundar».
Arquitectos y urbanistas aplican recomendaciones como las de dos documentos del Ministerio para la Transición Ecológica: la ‘Guía para la reducción de la vulnerabilidad de los edificios frente a las inundaciones’, publicada en 2017; y la ‘Guía de recomendaciones para la construcción y rehabilitación de edificaciones en zonas inundables’, de 2019.
En el caso del inmueble para los usuarios de Fundown, José María López indica que la zona de las habitaciones estará en la planta 1, mientras que la baja quedará para «los usuarios externos y las estancias de administración». Los arquitectos también han planteado un complejo «que pueda ser autosuficiente durante 48 horas». Hará un «grupo electrógeno y una instalación solar fotovoltaica para el suministro eléctrico de emergencia, depósitos de agua potable y un depósito de fecales independientes de la red pública». También han reservado espacio para un almacén, «que contendrá víveres y medicación necesaria durante un posible periodo de desabastecimiento».
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medidas para la reducción de la vulnerabilidad en edificios
Una solución constructiva expuesta por los expertos tras la catástrofe de los pueblos próximos a Valencia, donde ha habido al menos 222 personas muertas y cinco desaparecidas, es la ubicación de los garajes en planta baja, siempre que se pueda (y con una posible compensación de la edificabilidad al promotor permitiendo hacer una planta más); y la adaptación de los aparcamientos en subterráneos para evitar que el agua entre y anegue los vehículos.
Garajes blindados y reubicados
Rampa de entrada a un garaje comunitario en El Ranero.

En la Región, ya hay aparcamientos en planta baja, tanto en Murcia como en Cartagena, si bien por motivos arqueológicos, para proteger bienes protegidos. Y en la ciudad de Murcia, en la zona del Ranero, tras unas lluvias torrenciales ocurridas en el año 2008 una comunidad de propietarios compuesta por cuatro bloques con cerca de 200 viviendas optó por añadir a la rampa descendente de acceso a un garaje subterráneo otra ascendente en la calle. Esta obra ha impedido, desde entonces, que este aparcamiento de gran capacidad vuelva a anegarse.
En la capital, ante la gran extensión de terreno afectado por la inundabilidad, la Comunidad Autónoma aprobó en abril la declaración de alta inundabilidad del municipio. Se permite edificar en zonas de flujo, bajo ciertos requisitos técnicos, como que las construcciones estén fuera de la zona de policía de la CHS; que no incrementen el riesgo de inundaciones; y que no eleven la vulnerabilidad de la seguridad de personas y bienes. Los promotores deben aplicar soluciones que minimicen riesgos, en función del calado máximo previsto para posibles avenidas de agua. Se trata de sortear las restricciones derivadas de que, según el Ayuntamiento, tres cuartas partes de la superficie del área metropolitana están en zonas de riesgo.
Drenajes sostenibles
Un sector donde se están aplicando medidas preventivas es la avenida Marina Española, con varios edificios de viviendas en construcción. En este tipo de urbanizaciones «se suelen usar balsas de retención, zanjas drenantes y suelos permeables», señala el concejal de Urbanismo, Antonio Navarro. Y «se pide ya a las nuevas promociones aplicar Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible, para filtrar, retener, transportar, acumular, reutilizar e infiltrar al terreno el agua de lluvia».
Edificios en obras en la avenida Marina Española, en Murcia.
N. García

Tanto «amplias zonas de suelo urbano consolidado y nuevos desarrollos parcial o totalmente ejecutados están en zonas inundables de Murcia. Por eso, en cada trámite urbanístico se solicita un estudio específico de inundabilidad redactado por un técnico competente. Debe analizar las condiciones hidrológicas de la parcela, como la altura de calado de inundabilidad, e incluir medidas correctoras», señala el edil. Y añade que la información se remite a la CHS. Se aplica siempre el Reglamento de Dominio Público Hidráulico y sus modificaciones de 2016 y 2023.
En Cartagena, dentro de la tramitación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, el Ayuntamiento ha encargado a la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) un estudio de la cartografía de zonas inundables. Para áreas como el Plan Rambla, donde está prevista la construcción de 1.700 viviendas, el profesor de la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos y de Ingeniería de Minas de la UPCT Salvador García-Ayllón ha propuesto elevar la cuota de rasante de las alineaciones de las calles, desactivar el uso de los sótanos y reforzar las infraestructuras de defensa frente a riadas.
Precisamente, el primer proyecto del Plan Rambla, la edificación de un bloque con 66 pisos junto al Palacio de Deporte promovido por una empresa el promotor Tomás Olivo, está pendiente de la posible la autorización de cambios en el uso de los bajos y de añadir más alturas. En la ciudad portuaria también se exige a los promotores un estudio de ingeniería hidráulica y una declaración responsable, para que los compradores de los inmuebles conozcan los riesgos.
Preocupación por los locales convertidos en casas y por los planes generales sin actualizar
Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y de otras once instituciones de nueve países europeos trabajan en el proyecto FutuResilience. En mayo hubo un taller ciudadano con jóvenes, técnicos municipales de Murcia y autonómicos y representantes de asociaciones medioambientales. Debatieron estrategias de resiliencia ante el cambio climático, con ejemplos concretos de Espinardo y de Vista Alegre.
En septiembre, se abordó «el diseño de escenarios diversos de fenómenos extremos que pueden darse en el futuro en estas zonas de Murcia» y se estudió «la vulnerabilidad de las edificaciones en planta baja en zonas inundables», explica el director de la Escuela de Arquitectura de la UPCT, Fernando García. Y añade: «Es un riesgo que irá a más por la tendencia a la conversión de bajos comerciales en viviendas». También subraya la importancia de contar con los técnicos en emergencias para la planificación pública de la respuesta a estos fenómenos.
El jueves, el Pleno municipal aprobó una moción del PSOE, con puntos añadidos por el PP (Vox se abstuvo), para aumentar los controles sobre el cumplimiento de la legislación sobre zonas inundables y «los estándares urbanísticos y de habitabilidad establecidos en el Plan General de Ordenación Urbana» en el cambio de uso de locales a viviendas. Hay reconversiones en El Carmen, Vista Alegre y otras zonas.
Este especialista advierte de «que las cartografías de zonas inundables se publicaron por primera vez hace unos diez años y el planeamiento general vigente» en los municipios de la Región «está casi todo aprobado desde finales de los años 90 hasta el fin de la burbuja inmobiliaria, hacia 2007». García pide actualizar ese planeamiento y a tomar medidas de reducción de riesgos en especial en la cuenca del Mar Menor, Lorca y la Huerta de Murcia.
Asimismo, insta a «identificar las edificaciones y los usos más vulnerables y plantear acciones sobre ellos», por ejemplo en las viviendas en planta baja. También plantea «reducir la exposición» de las personas y los bienes, «tanto con infraestructuras grises [presas de laminación y otras] como con infraestructuras verdes»; y, en ciertos casos en «zonas de alto riesgo, retirar las edificaciones».
I. Determinar los calados para distintas avenidas, especialmente la de 500 años. Para ello, consultar las distintas fuentes de información disponibles: SNCZI, estudios municipales de inundabilidad, el Catálogo Nacional de Inundaciones Históricas, etc.
II. Seguir los criterios para la situación en la parcela: ubicación, alineación, elevación y analizar las posibles modificaciones del entorno.
III. Disponer barreras tales como muros, taludes, rellenos y excavaciones (no aplicable en zona de flujo preferente).
IV. Elevar el edificio por encima de la cota de inundación, siempre que la tipología edificatoria, el terreno y la normativa municipal lo permitan.
V. Impermeabilizar las zonas bajas del edificio hasta una cota de 30 cm superior a la cota prevista de la inundación siempre que se desee disponer de garajes subterráneos y sótanos.
VI. Siempre que se incluyan garajes subterráneos y sótanos, se debe garantizar la estanqueidad del recinto para la avenida de 500 años y realizar estudios estructurales específicos para evitar el colapso por agua.
VII. Ubicar las zonas sensibles, instalaciones y maquinaria en zonas elevadas.
VIII. Utilizar materiales resistentes al agua.
IX. Asegurar la estanqueidad de las juntas y encuentros.
X. Prever un plan de actuación en caso de inundación y disponer de un kit de emergencia en un lugar seco y accesible.
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Gráficos:
Miguel Martínez -
Desarrollo Web:
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Fuente:
Ministerio para la Transición Ecológica
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Enlace de origen : Garajes en planta baja y enchufes elevados: así se adaptan los nuevos edificios ante los riesgos de inundación