Nerea Adly García
Sábado, 7 de diciembre 2024, 07:56
¿Cómo cuentas algo que solo tú sabes? ¿Cómo explicas la confusión que tienes en tu cabeza? ¿Cómo dices lo indecible? ¿Cómo demuestras algo que solo deja huella en tu alma? Estas son algunas de las preguntas que asaltan a personas maltratadas psicológicamente. Son personas que han sido humilladas y ultrajadas, generalmente en silencio, hasta la locura. La periodista Débora Palop (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, 1984) ha dado respuesta a todas ellas en «un ensayo con tintes de manual», ‘Dejé de ser yo. Memorias de un abuso narcisista’. La autora, muy vinculada a Murcia, desgrana su experiencia con un narcisista, en un ejercicio de reflexión e investigación en torno a la psicología y psiquiatría, contando el paso a paso hacia una relación sentimental abusiva, bajo su experiencia y respaldada con artículos de profesionales. Palop ha trabajado como periodista cultural y locutora, dirigiendo varios programas de radio. Actualmente es jefa de estudios y docente en Barcelona. La presentación en Murcia tendrá lugar el 26 de diciembre a las 19 horas en la Biblioteca Regional (Avenida Juan Carlos I).
–¿Qué sentimientos le invadieron durante el proceso de escritura?
–Sentimientos de mucha rabia, dolor, pena, por todo lo sucedido, por haber creído en una historia que no era cierta.
–¿Por qué se sienta a escribirlo? ¿Qué le lleva a ello?
–El objetivo no fue ayudarme a mí. No es un libro de autoayuda. De hecho, soy incapaz de leer más allá del prólogo o del epílogo. Quise llegar a cualquier persona que pudiera necesitarlo. El otro día, durante una presentación, había una chica, que no sabía muy bien a dónde iba, y cuando escuchó mi testimonio se sintió totalmente identificada. El objetivo último es ayudar a otras personas que puedan estar pasando por lo mismo que pasé yo, ofreciéndoles herramientas para identificarlo.
–¿Fue complicado plasmar en papel la sensación de confusión que le hacía sentir?
–Sí, pero era algo más que una sensación, era una realidad en la que intentaba volverme loca, aunque yo sabía, en el fondo, que no lo estaba. Es difícil exponerlo, pero una vez que tú lo entiendes, escribirlo sobre papel es fácil. Este es un tipo de abuso psicológico que en libro expongo y explico. Cuando estuve escribiendo esto fue en la etapa de ‘Rociito’, y recuerdo que en la televisión hablaban continuamente de la luz de gas. Yo siempre lo explico de la misma manera. Si estás viendo que algo es negro y te dicen que es blanco, y tú en tu fuero interno sabes que tienes razón, la tienes…
–Cuenta de forma muy explícita su experiencia con un narcisista, ¿le dio vértigo su publicación?
–Vértigo no, pudor. Es algo muy íntimo que iba a conocer mucha gente de mí, mis vecinos, amigos, padres, familia… Pero al final predominó en mí la intención de ayudar. Soy periodista, tengo de forma innata esa función social con la sociedad, me dediqué a la comunicación cultural y política, y el tener ese altavoz me hizo hablar. Además, tengo herramientas para que no me ataque la vergüenza ni el qué dirán.
–Todas las personas narcisistas no son completamente iguales, pero sí siguen patrones.
–Sí, aunque no son iguales, suelen seguir patrones similares. Uno de los que suelen usar es el que he dicho antes, la luz de gas, ese casi siempre lo van a intentar. Otro es el refuerzo intermitente, que consiste en aparecer y desaparecer de tu vida, consiguiendo que te enganches. En mi caso, aunque esto no lo hacen todos, utilizaba ‘la ensalada de palabras’, es decir, monólogos muy extraños, con frases inconexas, que no tienen sentido, con el objetivo de liarte la cabeza, y que ya no sepas ni donde estás. Otro es la triangulación, que es cuando comienza a hablarte de otras personas. De su amiga de la infancia, que hace 35 años que no la ve, y dice que es su mejor amiga, pero puede ser con objetos, animales. Es un tercer vínculo que aparece, para que te sientas menos importante. Luego viene la devaluación, cuando ya estás enganchado. Nada anda bien e intenta destruirte. Como digo en el libro, esto es una bajada a los infiernos, y el único objetivo de esas personas es destruirte como ser humano.
–¿Qué piensa de la idea de amor romántico en los niños?
–Justo hablaba el otro día con una amiga, que me decía sobre lo mal que habían hecho las películas Disney. En mi caso, eso mucho no me ha influenciado porque habré visto dos… Pero es cierto que en la sociedad desde pequeños nos inculcan como la necesidad de tener pareja, y que sea de un cierto tipo. La verdad es que de cara a la galería no se cuenta la verdad de lo que son las parejas. Contamos los que nos interesa contar, y creo que deberíamos tener más educación emocional, en las aulas y en las casas, y a partir de ahí, creer en un amor real, y no un amor ficcionado, a través de películas o de las demás parejas idílicas de amigos, y de idílicas no tienen nada. Nos falta ser más honestos, y tener una mejor educación emocional, para poner límites.
Estrés
–La violencia psicológica es sumamente silenciosa, ¿no?
–Claro, la violencia psicológica no se ve a simple vista. No hay un moretón. Luego sí que hay consecuencias, pero no quedan las huellas de ese dolor. De hecho, el estrés postraumático complejo es un poco eso. Ese daño que te han hecho sale en forma de recuerdos, de interrupciones. De esto he aprendido a decir que no, a expresarme de manera clara y asertiva. Cuando algo no me apetece o no me interesa, pues, declinar amablemente. Esto lo suelen sufrir personas que han pasado por accidentes graves, que han vivido momentos críticos, o que han estado bajo la influencia de psicópatas. Son recuerdos tan fuertes que tu mente y cuerpo no logran sintetizarlos. En mi caso, los ‘flashbacks’ me venían, aunque estuviera hablando de cualquier otra cosa.
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Enlace de origen : Débora Palop: «El único objetivo de esas personas es destruirte»
