Domingo, 15 de diciembre 2024, 07:34
Entre Caravaca de la Cruz y el puerto de Valencia distan 238 kilómetros. Una distancia considerable que, sin embargo, se ha visto unida en la última semana por un hilo invisible, un nombre propio: el del capitán Jesús Fernández Bolaño, exjefe de la Policía Local de Caravaca y, desde 2014, jefe de la sección fiscal del puerto de Valencia. Este cargo de la Guardia Civil se encuentra a día de hoy en prisión provisional acusado, no solo de colaborar con una red de traficantes de droga que usaba los muelles valencianos para sus negocios, sino de invertir en operaciones de importación de grandes cargas de cocaína, como el alijo de 1.140 kilos oculto en papayas incautado recientemente en la localidad valenciana de Beneixida que acabaría costándole el puesto y llevándole entre rejas.
Fernández Bolaño, que se encontraba actualmente a la espera de destino tras ser ascendido a capitán, se colocó durante más de una década al frente de la vigilancia del puerto valenciano, uno de los más importantes del país por su volumen de operaciones. En ese periodo, según se desprende de la investigación desplegada por los agentes de Asuntos Internos de la Guardia Civil, en colaboración con la Policía Nacional, estableció colaboración con un supuesto narcotraficante, Guillermo T., que presuntamente lidera una banda dedicada a mover grandes alijos de ‘coca’.
¿Cómo movían la droga?
Un contenedor que contenía
de cocaína ocultos en papayas es marcado
para inspección dentro
de las instalaciones
del puerto de
Valencia.
El número de
identificación de ese primer contenedor
se coloca en un segundo, rotulado falsamente y que
no contiene
cocaína
Ese segundo
contenedor pasa
la inspección
El contenedor rotulado
falsamente es sustituido, aún dentro del
puerto, por el
primero, que contiene
la carga de droga,
y el alijo abandona
el recinto
portuario sin
incidencias como
un contenedor ya
inspeccionado
¿Cómo movían la droga?
Un contenedor que contenía
de cocaína ocultos en papayas es marcado
para inspección dentro
de las instalaciones
del puerto de
Valencia.
El número de
identificación de ese primer contenedor
se coloca en un segundo, rotulado falsamente y que
no contiene
cocaína
Ese segundo
contenedor pasa
la inspección
El contenedor rotulado
falsamente es sustituido, aún dentro del
puerto, por el
primero, que contiene
la carga de droga,
y el alijo abandona
el recinto
portuario sin
incidencias como
un contenedor ya
inspeccionado
¿Cómo movían la droga?
Un contenedor que contenía
El número de
identificación de ese primer contenedor se coloca en un segundo, rotulado falsamente y que no contiene cocaína
de cocaína ocultos en papayas es marcado para inspección dentro de las instalaciones del puerto de Valencia.
Ese segundo contenedor pasa la inspección
El contenedor
rotulado
falsamente es
sustituido, aún dentro del puerto, por el primero, que contiene la carga de droga, y el alijo abandona el recinto portuario sin
incidencias como
un contenedor ya inspeccionado
Las pesquisas han destapado, según plasma el magistrado instructor de la Audiencia Nacional en el auto que ordena su ingreso en prisión, que Fernández Bolaño actuó como «una pieza esencial» de esa organización. La Justicia considera que este alto cargo del Instituto Armado instruyó a los componentes de la banda sobre el funcionamiento y la forma en que se desplegaban las inspecciones y controles policiales y aduaneros para detectar droga. El sospechoso supuestamente proporcionaba, además, a los narcos «información confidencial y restringida» sobre las investigaciones que ya estaban en marcha. De esta manera, explica el juez, se aseguraba el acceso de la organización a la información sobre los contenedores marcados para inspección o sobre las investigaciones policiales para asegurar la recogida sin riesgos o para minimizar los mismos. Habían puesto al lobo a cuidar del rebaño.
El juez instructor señala a Fernández Bolaño como «una pieza esencial» de una red de narcos
En el auto judicial, al que LA VERDAD ha tenido acceso, se desgrana el procedimiento que, consideran los investigadores, había diseñado Fernández Bolaños para colar alijos de droga «como consecuencia de sus detallados conocimientos sobre el funcionamiento de puerto de Valencia». Con ese método presuntamente la organización consiguió introducir por los muelles los 1.140 kilos de cocaína que finalmente pudieron ser incautados por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, dando pie a esta operación.
El tejemaneje comenzaba cuando el contenedor que contenía la cocaína y estaba rotulado con un número de identificación era marcado para inspección. Ese número de identificación se traspasaba a otro contenedor, limpio de droga, y éste pasaba fácilmente el control. Posteriormente era sustituido nuevamente dentro del mismo puerto y el contenedor con la droga, que ya figuraba como que había pasado sin problemas la inspección, podía salir del recinto portuario sin incidencias.
El instructor remarca que el sospechoso también habría facilitado el paso y la salida del puerto de contenedores valenciano de otras organizaciones criminales a sabiendas de que estaban moviendo cocaína porque había sido informado previamente por el traficante Guillermo T.
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Su papel como inversor
La presunta colaboración de este alto cargo de la Guardia Civil no acababa, sin embargo, en propiciar ese agujero en la vigilancia portuaria. Los investigadores están convencidos de que Fernández Bolaño también se habría llenado los bolsillos últimamente invirtiendo en grandes alijos de cocaína. La Audiencia Nacional cree que existen indicios de que puso dinero, al menos, para ese alijo de 1.140 kilos de ‘coca’ y para otra operación que ya estaba en marcha en el momento en el que fue arrestado. Esos grandes alijos de droga debían ser trasladados desde América Latina en contenedores tipo flat rack con un doble fondo. Estos eran enviados a Panamá y otros países de la zona conteniendo piscinas y, a la vuelta, regresaban aparentemente vacíos –aunque cargados de cocaína en el doble fondo–. La red, explica el juez, ya había enviado un contenedor a modo de prueba que había vuelto al puerto de Valencia vacío y otro estaba siendo preparado en la nave de la localidad de Beneixida en la que se incautó el alijo de cocaína oculto en papayas. La organización había enviado además otros contenedores con piscinas que aguardaban ahora en puertos extranjeros a ser cargados con cocaína, unas operaciones que se vieron frustradas por el golpe policial.
La Audiencia Nacional, al enviar al guardia civil a prisión provisional, da por hecho que éste «recibió dádivas y prestaciones económicas» por su participación en estos movimientos de droga, ya sea como inversor o en su rol de agente del cuerpo. El auto judicial subraya que Fernández Bolaños recibió entregas de dinero en efectivo y que se benefició de viajes pagados por la banda de Guillermo T. a República Dominicana, Las Palmas, Venecia o Miami, bien solo o en compañía de su familia u amigos.
Los investigadores hallaron casi 90.000 euros emparedados y enterrados en su chalé de la localidad valenciana de Cullera tras ponerlo patas arriba con excavadoras, perros adiestrados en la detección de dinero, georradares y escáneres. Según explicaron fuentes cercanas al caso, los agentes desmontaron una piscina portátil que el sospechoso tenía montada en la parte trasera de la vivienda e incluso vaciaron la fosa séptica en busca de cualquier elemento que ayude a esclarecer su posible relación con la red internacional de narcotráfico.
El ‘caso Desguaces’
El nombre de Fernández Bolaño ya se vio envuelto en la polémica en 2013, cuando abandonó su puesto al frente de la Policía Local caravaqueña y solicitó el reingreso en la Guardia Civil. La marcha de este mando coincidió con la apertura de una investigación por parte de la Fiscalía Superior de Murcia, a resultas de una denuncia del PSOE, por el denominado ‘caso desguaces’ -la presunta desaparición de cientos de vehículos del depósito municipal de Caravaca de la Cruz-. La Fiscalía acabó acusando al exalcalde Domingo Aranda por estos hechos pero no al exjefe de la Policía Local, al estimar que sus ilegalidades no trascendieron el ámbito de la irregularidad administrativa.
Su abogado defiende su inocencia y destaca su larga trayectoria
El abogado Vicente Sanmartín, que se encarga de la defensa del guardia civil, descartó realizar declaraciones sobre el caso mientras este permanece bajo secreto de sumario, pero remarcó la inocencia de su cliente. «Esperamos que se levante el secreto para poder aclarar todo», insistió, tras ser consultado por esta redacción. El letrado hizo hincapié en que Fernández Bolaño tiene un número récord de operaciones contra el narcotráfico y ha sido condecorado en más de diez ocasiones por grandes aprehensiones en puerto. El sospechoso, que se acogió a su derecho a no declarar, se encuentra en prisión provisional acusado de presuntos delitos de pertenencia a organización criminal, tráfico de drogas, cohecho, blanqueo de capitales, revelación de secretos y omisión del deber de perseguir delitos. Los investigadores pincharon su teléfono, intervinieron su correo electrónico y usaron dispositivos de seguimiento, entre otros.
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Enlace de origen : El exjefe de la Policía de Caravaca, un lobo al cuidado del rebaño