Los arcabuceros escoltan a la Virgen del Castillo de Yecla en el regreso a su santuario

Los arcabuceros escoltan a la Virgen del Castillo de Yecla en el regreso a su santuario

Ángel Alonso

Domingo, 15 de diciembre 2024, 19:58

Las fiestas patronales de Yecla llegaron este domingo a su fin con el acto de La Subida. Centenares de arcabuceros llevaron entre el tronar de la pólvora a la Virgen del Castillo de regreso a su santuario, donde estará hasta el año que viene.

En una invernal noche yeclana, miles de personas volvieron a salir a la calle para vivir el emotivo traslado de la Patrona.

El viento que sopló durante el día disolvió el humo de los arcabuces, creando un ambiente único de tradición arraigada que se conmemora gracias a unas celebraciones que son de Interés Turístico Internacional.

Por la mañana se celebró la Minerva, que congregó a numerosos vecinos que contemplaron el acto desde la plaza de España

En la plaza Mayor, la alcaldesa de Yecla, Remedios Lajara, junto a miembros de la Corporación, despidió a la imagen de la Virgen antes de que comenzara el largo y zigzagueante ascenso. La explanada del Santuario fue el escenario de la tradicional arca cerrada, mientras el Mayordomo de la Bandera, Pedro Javier Ortega, llevó a cabo el juego de la insignia y el Mayordomo del Bastón, Pedro José Muñoz, disparaba su arcabuz.

La entrada de la Patrona culminó con un espectáculo de fuegos artificiales. A su término, los asistentes descendieron entonando villancicos, en una tradición que simboliza el inicio de la Navidad en Yecla.

Posteriormente, en la plaza Concejal Sebastián Pérez, tuvo lugar el relevo de insignias. Este marca el fin del Alarde y de las festividades, cuya disolución honra las antiguas tradiciones de las milicias concejiles.

Durante la mañana se celebró la Minerva, un solemne acto religioso donde el Santísimo Sacramento salió al atrio del templo para bendecir al pueblo y a la soldadesca. Acompañado por el juego de la Bandera, los banderines de las escuadras escoltaron la Custodia en su salida a la calle.

Durante unos 15 minutos, los disparos de arcabuces resonaron alrededor del templo en señal de veneración, congregando a numerosos vecinos que presenciaron el acto desde el atrio y la plaza de España.

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