Escaso e inolvidable

Escaso e inolvidable

Fran Hidalgo

Periodista y sumiller; director de Mdecomunicación

Jueves, 19 de diciembre 2024, 01:34

Hay vinos que susurran y vinos que gritan. Guarafía Garnacha Fina es de los segundos. No viene a pedir permiso ni a disfrazarse de etiqueta solemne; este es un vino que entra a escena con botas de montaña y sonrisa torcida, listo para conquistar a base de carácter.

Porque sí, se hace en una bodega familiar (Bodegas Carchelo) a los pies de la Sierra del Carche, pero este Garnacha es un animal libre, criado con mimo pero sin cadenas. Es en este rincón de la Región de Murcia donde Carchelo ha elevado el respeto por la viña a una forma de arte.

Con una producción casi simbólica de 2.825 botellas (sí, has leído bien: mejor consíguelo antes de que otro lo haga), este tinto exclusivo representa la esencia más pura de lo artesanal. En cada racimo se entretejen la tradición que conserva la bodega, el compromiso con el entorno y una técnica precisa que huye de artificios. La Garnacha Fina de viñedos singulares, el alma de este vino, se somete a una vinificación con tanta personalidad como el vino mismo. Aquí no hay prisas ni atajos: una semi maceración carbónica que busca exprimir hasta la última gota de frescura de la garnacha, seguida de una fermentación alcohólica y maloláctica en barricas de roble francés de 225 litros. Detalles que delatan una obsesión por la excelencia y un respeto reverencial por la materia prima.

Guarafía Garnacha Fina

  • Bodega:
    Carchelo

  • Variedad:
    Garnacha.

  • Zona:
    DOP Jumilla

  • Precio:
    24 euros.

Pero donde realmente Guarafía traza su diferencia es en su crianza en un foudre cúbico de granito gris durante seis meses. Sí, granito. Una rareza casi alquímica que otorga al vino una textura única, más cercana a lo que uno espera de una experiencia táctil que de una copa de vino. El resultado es un tinto de una finura electrizante, donde la fruta roja crujiente y el sotobosque se abrazan con una mineralidad punzante que recuerda que el vino no nace en las bodegas, sino en las entrañas de la tierra. En boca es fresco, vibrante, con taninos que acarician y un final largo.

Sostenibilidad y paciencia

Ojo que Guarafía es también una declaración de intenciones. Desde Carchelo, una bodega familiar que podría haber apostado por caminos más fáciles, han elegido el compromiso: con el paisaje, con el tiempo y con un futuro donde el vino no sea solo un producto, sino un reflejo de su origen. Este proyecto, que late al ritmo pausado de la Sierra del Carche, abraza la sostenibilidad y la paciencia como brújulas en un mundo que corre demasiado deprisa. Una bodega que se niega a seguir modas y que prefiere caminar su propio sendero. Una obra maestra fugaz, tan escasa como inolvidable.

  1. Descubrimiento de la semana

    Can sumoi Ancestral Montònega


Can sumoi Ancestral Montònega


Can sumoi Ancestral Montònega

Si buscas un espumoso fuera de lo convencional para terminar el año, Can Sumoi Ancestral Montònega es tu parada obligatoria. Este vino es una oda al método ancestral, donde la fermentación ocurre en botella, sin intervenciones ni aditivos que maquillen su esencia. Procedente de viñedos de altura en el corazón del Penedés, con trabajo 100% orgánico y biodinámico, esta Montònega despliega una frescura vibrante que te atrapa desde el primer sorbo. En nariz, flores blancas y piel de cítricos se entrelazan con un sutil toque de almendra fresca. En boca, las burbujas son finas y traviesas, con una acidez que dibuja el paisaje mineral del que nace. Can Sumoi demuestra con este espumoso que la sencillez bien hecha puede ser sublime. Un brindis por la autenticidad.

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