María Jesús Peñas
Viernes, 20 de diciembre 2024, 00:50
«Era un hombre especial. Gente así no debería morirse», asegura Emilio Rodríguez Pareja, el veterano profesional de golf malagueño que con 21 años viajó al Levante para pasar tres meses… y se quedó toda una vida vinculado estrechamente a otro gran veterano; el campo de Villamartín Golf (un recorrido de principios de los 70) propiedad del empresario Antonio Pedrera Soler (Orihuela, 1925-2013) y del que habla con tanto afecto. El ‘pro’ le conoció según su prodigiosa memoria «un 12 de marzo de 1985 y fue como mi segundo padre. Me daba muchos consejos». Emilio jugaba con Don Antonio ‘el jefe’ –como le llamaba- «unos 5 o 6 hoyos por la mañana. Aunque lo suyo no era el golf… –confiesa abiertamente–; empezó muy mayor», pero sí reconoce su dedicación y atención por la instalación «que recorríamos para ver qué obras acometer para mejorar el recorrido. Aquellos búnkeres del hoyo 4, los ‘greens’ del 6 y 17; el lago del 15», enumera Rodríguez Pareja mientras visualiza los cambios en su mente.
Y aunque la gente como Pedrera Soler fallece, la gran suerte para los aún mortales es que dejan un legado. Una impronta. Una huella. Y en su caso hasta una fundación. «La Fundación Pedrera siempre a la búsqueda de la cultura y la enseñanza», recuerda para LA VERDAD uno de sus hijos, Gonzalo. Un espacio donde dar cabida a la sensibilidad artística (Pedrera era un gran aficionado a la pintura atesorando en sus 50 años de adicción al arte en general, una de las colecciones privadas más importantes del país) y desde donde generar oportunidades de desarrollo social y humano. Pedrera Soler era de los que creía en ellas.
Una infancia dura forjó un espíritu inquieto y emprendedor a la búsqueda de su oportunidad. Y en esa búsqueda fue con 14 años aprendiz de carpintero; después herrero, mecánico, agente de seguros, dependiente, vendedor de telas en mercados y propietario de su primera tienda de ropa, hasta que antes de los 30 años de edad monta su primera fábrica de confección y sigue creciendo. En 1965 su exitosa empresa textil contaba con 1.000 empleados. Aún así su desbordante inquietud le hizo explorar otros sectores. En la década de los 70 montó una fábrica de aluminio, otra de repostería industrial y hasta un complejo deportivo. Y de ahí, el salto a la construcción como el primer promotor del corredor mediterráneo en construir campos de golf. Sus tres ‘hijos’: Villamartín Golf, Las Ramblas y La Finca Golf. Cuna los dos primeros de las primeras generaciones de golfistas del Levante español.
Y en esa filosofía de vida de reinventarse todas las veces que sean necesarias para mejorar, siempre han estado presentes los demás. Desde ayudar a aquellas mujeres de su fábrica a quien un sueldo les daba la oportunidad de valerse por sí mismas y no estar abocadas a ser amas de casa (hablamos de los años 60), hasta después de su muerte con la organización por parte de sus hijos, del torneo benéfico que desde 2014 lleva su nombre. Una competición puesta en marcha «por mi padre, por la fundación y porque creemos que el golf nos ha dado mucho y ésta es una manera de devolvérselo». Una cita anual con los más desfavorecidos y que desde hace tres años mutó a modo proam «con el apoyo de los profesionales de la zona (pero también de fuera de la Comunidad Valenciana) que nos han respaldado. Fue una idea de Paco Gumbao –el organizador del Circuito Grupo Soledad– que prendió enseguida. Nos gustó la idea. Una competición muy bonita, en ‘stroke play’ dos mejores bolas, donde sobre todo se busca a apoyar o ayudar a quien lo necesita», nos resume Gonzalo Pedrera.
La recaudación (de 7.208,20 euros) irá dirigida al Colegio San José y San Andrés de Massanassa
La Asociación San Antón, el Centro Ocupacional Oriol, el Banco de Alimentos Algorfa, la Asociación Vega Baja Acoge, la Fundación Diocesana San José… han sido algunos de sus objetivos en las diez ediciones disputadas hasta la décimo primera que se jugó el pasado 15 de diciembre, con la vista puesta como no podía ser de otra manera, en Valencia. La recaudación (de 7.208,20 euros) de este año irá dirigida a uno de los centros escolares devastados por la dana. El Colegio San José y San Andrés de Massanassa. «Y sois vosotros los que lo habéis hecho posible», afirmaría Salvador Lucas, el gerente de golf de La Finca Resort (marca con la que se comercializan las instalaciones de Villamartín Golf y La Finca Golf) al dirigirse a los profesionales y ‘amateurs’ reunidos en la comida y entrega de premios posterior a la jornada deportiva y donde también recordó la figura de Antonio Pedrera como un «gran visionario». El hombre que supo ver en el golf de su municipio un motor de desarrollo residencial y turístico.
Junto a un ‘pro’
Competir al lado de un profesional es un plus. «Ellos juegan a otra cosa» suele decir el ‘amateur’ al verlos mover la bola. Pero si además lo haces con un jugador de competición con tres victorias (dos en el Challenge Tour y una en el European Senior Tour) como es el caso de José Manuel Carriles, la experiencia cobra otra dimensión. Los jóvenes ‘amateurs’ José Penalva y Álvaro Navarro no olvidarán este primer Proam Benéfico – XI Memorial Antonio Pedrera Soler. Se apuntaron juntos. Son amigos. De esos que se hacen en el golf y que suelen durar toda la vida.
José aprendió a manejarse con los palos en la Escuela de Golf de Elche hace casi cuatro años y Álvaro en las también alicantinas instalaciones de El Plantío Golf Resort, hace unos cinco. Coincidieron (no recuerdan dónde) pero surgió la empatía entre ambos; se reconocieron como ‘buena gente’ y desde entonces cuando José dice ‘Álvaro…’, él nombrado responde con una inmediata pregunta: ‘¿A dónde dices que vamos?’ Y ambos enganchan su bolsa de palos.
En esta ocasión para jugar un proam en el que participaron 28 ‘pros’ con sus respectivos equipos. A ellos les correspondió Carriles. «Tenía muchas ganas de jugar este proam», confiesa Penalva, quien ya conocía el campo. Álvaro no. Pero igualmente contar con Carriles fue el extra. «Hemos aprendido de él… todo», aseguran ambos, conscientes de lo que queda aún por aprender de este deporte. «Lo del trato tan cercano de Carriles ha sido fantástico. Te sientes por un día especial (…). Nos ha ido guiando. Pero no dándonos consejos ‘malos’ de esos de: ‘no hagas esto o lo otro’. Solo nos daba su referencia, dejándonos jugar nuestro golf». Si es a Carriles a quien se le pregunta qué les puede faltar a estos jóvenes compañeros de equipo (de 32 y 25 años) responde con una veterana sonrisa, «experiencia». En el cuarteto, Juan Pintor. Otro hombre de golf con más de 50 años en este deporte y una larga trayectoria federativa que ha culminado como presidente de la FGCV. No pudieron firmar mejor tarjeta los Penalva y Navarro con respecto a la compañía. En el cómputo de resultados, un meritorio quinto puesto. Como ganadores, el equipo capitaneado por Víctor Andreu; un segundo puesto para el equipo liderado por Pascual Jiménez y un tercer cajón para el equipo de Jordan Gibb. Aunque lo realmente importante en la soleada jornada de golf de ese domingo era «que las puertas del colegio puedan volver a abrirse», como recordaría Lucas. José y Álvaro volverán. Y Villamartín Golf les esperará porque como Gonzalo Pedrera confirmaba a este medio, «el año que viene volveremos a organizar la prueba. Eso es seguro». Palabra de Pedrera.
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Enlace de origen : Proam Benéfico XI Memorial Antonio Pedrera Soler: «Era un hombre muy especial»