Caroline Conejero
Nueva York
Domingo, 29 de diciembre 2024, 22:21
El expresidente estadounidense Jimmy Carter ha fallecido este domingo a los 100 años. La ciudad de Plains, en Georgia, sabía desde hace semanas que a su vecino más ilustre se le iba apagando poco a poco la vida. El exmandatario empezó a mediados de febrero de 2023 a recibir cuidados paliativos. Decidió ser asistido en su residencia de Plains para pasar el tiempo que le quedaba con su familia y en su localidad de origen, a la que regresó como un conciudadano más después de finalizar su estancia en Washington. En noviembre de 2023 falleció su esposa, Rosalynn Carter, a los 95 años, la mujer que mejor supo modernizar la figura de primera dama de Estados Unidos y con la que protagonizó el matrimonio presidencial más longevo de la historia de la Casa Blanca.
Plains le ha respondido estos últimos días con sobrios homenajes y muestras de gratitud; lo mismo que muchos medios y analistas no han dejado de rendir tributo al mandatario estadounidense más longevo de la historia por su compromiso con la ética y el humanismo.
Exgranjero del cacahuete, gobernador de Georgia y presidente número 39 entre 1977 y 1981, Carter tuvo una serie de problemas de salud durante sus últimos años en los que sufrió caídas y padeció un melanoma que hizo metástasis al hígado y al cerebro. En diciembre de 2015 se declaró libre de cáncer, pero los achaques debidos a la edad y a sus caídas, le sobrevinieron. La enfermedad tiene una extensa historia en su familia, sus padres y tres hermanos menores murieron todos de cáncer de páncreas.
Con un continuado compromiso con la decencia personal, y una optimista determinación por el progreso, Carter llegó al Despacho Oval tras derrotar a Gerald Ford en 1977, inaugurando un periodo de ruptura con la oscura era del escándalo ‘Watergate’ y de la guerra de Vietnam. Fue una presidencia de un solo mandato notablemente decidida pero plagada de crisis. Después de que no consiguiera la reelección en 1980, Carter fue capaz de reinventarse en un segundo acto dedicado a los esfuerzos humanitarios, por los que recibió el Premio Nobel de la Paz, la Medalla Presidencial de la Libertad y muchos otros honores.
Hijo de un exitoso comerciante local con tierras y graneros de cacahuete en Plains, su padre se inició en política como legislador estatal por un corto periodo de tiempo. Su madre era una enfermera ausente del hogar por los largos turnos en el hospital local, donde nació James Carter en 1924, el único presidente estadounidense nacido en un hospital público. Fue una mujer de gran vitalidad. A los 68 años se alistó en los Cuerpos de Paz y marchó a la India como voluntaria.
El mayor de cuatro hijos, Jimmy, creció en una granja familiar sin electricidad ni agua corriente cerca de Plains, habitada en su mayor parte por afroamericanos pobres. Aunque su padre era partidario de la segregación, le permitía hacer amistad con los hijos de los trabajadores negros. Pronto destacó como un adolescente emprendedor a quien se le dio su propia hectárea de tierra donde cultivaba, empaquetaba y vendía maní. Con el tiempo, compró una sección de viviendas que alquilaba a familias locales.
Después de cursar estudios en la universidad, y graduarse en la Academia Naval de Annapolis (Maryland), en 1946, Carter se casó enseguida con Rosalynn Smith, de 18 años, amiga de su hermana y también vecina de Plains. Embarcado en una carrera en la Marina para convertirse en oficial de ingeniería del submarino ‘Seawolf’, con la muerte de su padre se vio obligado a abandonar el cargo en 1953. Regresó a Georgia para administrar las operaciones agrícolas de maní de la familia. La herencia paterna no dio para mucho, y Jimmy y su hermano Billy tuvieron que trabajar mano a mano durante años para sacar adelante la granja familiar y convertirla en una industria agraria próspera.
La llamada de la política continuó, sin embargo, tentándole y, tras varios intentos electorales, en 1971 se convirtió en gobernador de Georgia, el último demócrata hasta que el Estado derivó al dominio republicano del sur. Durante su tenencia, Carter nombró más mujeres y minorías para cargos en el Gobierno de Georgia que todos sus predecesores juntos.
Aunque en primera línea era prácticamente un desconocido sin base política nacional ni grandes apoyos, en diciembre de 1974 anunció su candidatura a la presidencia contra Gerald Ford, presentándose como una alternativa de integridad para restaurar el sistema que llevó al ‘Watergate’. Con el senador Walter Mondale como compañero de papeleta, en noviembre de 1976 ganó las elecciones, con el 51% de los sufragios populares y 297 votos electorales frente a los 240 de Ford.
La presidencia de Jimmy Carter destacó por su idealismo y un profundo sentido moral de los asuntos públicos, que, sin embargo, sus adversarios políticos utilizarían contra él caracterizándole como un mandatario débil y con una visión ingenua del mundo. En su toma de posesión, celebrado el 20 de enero de 1977, señaló su intención de ser un «ciudadano ejemplar» a la imagen de sus votantes y durante el desfile inaugural el matrimonio Carter y su hija Amy se bajaron de la limusina presidencial para caminar desde el Capitolio a la Casa Blanca.
El líder demócrata inauguraba un nuevo estilo presidencial, más informal en el vestir acorde con el ciudadano de a pie, frecuentes conferencias de prensa y discursos públicos, y una reducción de la pompa de gobierno que suele caracterizar a Washington. Su esposa, Rosalynn, convertida en consejera informal, asistía a muchas de las reuniones de su gabinete. Uno de sus primeros actos tras llegar al Despacho Oval fue la promulgación de una orden ejecutiva de amnistía incondicional para los que evadieron el reclutamiento de la guerra de Vietnam.
En su primer discurso dijo que quería ser un «ciudadano ejemplar» a la imagen de sus votantes
Le seguirían una apresurada serie de ambiciosas reformas sociales, pero en general se vio confrontado a un Congreso hostil a la presidencia por la herencia del ‘Watergate’, a pesar del dominio demócrata de ambas cámaras, lo que socavó gran parte de su agenda legislativa. En 1978 su popularidad inicial se había disipado y un mandatario aislado parecía incapaz de materializar muchos de sus proyectos de gobierno.
Su presidencia estuvo marcada por malos tiempos económicos de inflación rampante, recesión económica, persistente desempleo y la crisis del petróleo de final de la década de los 70. Pero en política exterior, Carter se mantuvo muy activo en la defensa de los derechos humanos internacionales y en la mediación de conflictos que culminó en importantes acuerdos históricos como resultado de su pragmatismo de diplomacia paciente.
Panamá y Rusia
Los dos tratados Torrijos-Carter en 1977 sellaron la devolución del canal a Panamá a finales de 1999 y la neutralidad internacional de este paso marítimo a partir de entonces, eliminando un punto de fricción con Latinoamérica desde su construcción (1904-1914) con financiación del Gobierno estadounidense. Los acuerdos no agradaron a la derecha republicana que vio el fin de la preeminencia de EE UU sobre el canal, ni a todos los demócratas por igual, y fue ratificado por un estrecho margen por el Congreso.
En Oriente Próximo, Carter empeñó su capital político y tenacidad en la normalización de las relaciones entre Egipto e Israel, que, tras la fallida Conferencia de Ginebra de 1973, culminaron con la firma de los Acuerdos de Camp David entre el presidente Anwar Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin en 1978.
Tras 13 días de difíciles negociaciones en Camp David, los acuerdos pusieron fin al estado de guerra que existía entre los dos países desde la fundación de Israel en 1948, y aunque no logró la salida de éste de los territorios ocupados, estableció la creación de un autogobierno por elección en Gaza y Cisjordania.
En 1979, Carter reconoció oficialmente a China, lo que resultó en el establecimiento de relaciones diplomáticas plenas y, al mismo tiempo, rompió los lazos oficiales con Taiwán. También en 1979, Carter y el líder soviético Leonid Brezhnev firmaron un nuevo tratado bilateral de reducción de armas nucleares estratégicas (SALT II), en Viena, pero tras la invasión soviética de Afganistán, el demócrata retiró el tratado en el Senado donde debía ser ratificado en enero de 1980.
Las claves
Humilde
Nació en una granja familiar sin electricidad ni agua corriente cerca de Plains, donde ha fallecido
Derechos sociales
Recibió el Nobel de la Paz y la Medalla de la Libertad por sus esfuerzos en actividades humanitarias
Los acontecimientos internacionales iban a contracorriente de las buenas intenciones de Carter, y en su ultimo año, la crisis de los rehenes en Irán tras el asalto a la embajada fue el golpe final a su dañada imagen pública para que perdiera las elecciones frente a Ronald Reagan, en 1980.
Defraudado, pero no rendido, Carter celebró su primer acto como ciudadano al día siguiente de dejar la Casa Blanca con una reunión el 21 de enero de 1981 en Alemania con los 52 rehenes liberados tras los 444 días de cautiverio en Teherán.
Una semana de trabajo gratis al año con fines humanitarios
Una vez fuera de la Casa Blanca, el expresidente se enfocó a través de la fundación del Centro Carter en tareas humanitarias para elevar la calidad de vida, mejorar la salud y avanzar en los derechos humanos en más de 80 países. En el ámbito doméstico, se mantuvo en activo a través del apoyo a candidatos o la difusión de declaraciones y críticas públicas como la invasión de Irak, el mantenimiento de la prisión extrajudicial de Guantánamo o los ataques con drones. También fue crítico con Israel por su trato a los palestinos. Escritor prolífico, y de generosidad inagotable como su esposa, los Carter dedicaban una semana al año a trabajar para la organización Habitat para la Humanidad, dedicada a la construcción de casas destinadas a personas de bajos ingresos. Tras el fallecimiento de su esposa, Rosalynn, en noviembre del 2023, le sobreviven tres hijos y una hija, 11 nietos (tras la muerte de uno), y 13 bisnietos. Carter será enterrado frente a su casa en el 209 Woodland Drive de Plains.
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