Bruno Quinto Fernández: «Sé que me lo tengo que currar para llegar a donde quiero»

A sus 14 años, Quinto Fernández (Cartagena, 2010) sabe perfectamente quién es y lo que quiere ser. «Desde siempre supe que sería deportista», nos asegura mientras concede su primera entrevista a un medio de comunicación como tal. Lo hace con toda naturalidad, desplegando vocabulario y mucha, mucha confianza en si mismo. Y eso que la vida no se lo puso fácil de primeras. Una dismetría en la pierna derecha le apartó de su primera pasión: el fútbol sala. «A los entrenamientos me llevaba mi abuelo Paco desde el momento en el que me interesé por el fútbol». Tenía 5 años. A los seis se lesionó. Aquella adversidad no le apartó del deporte. Sencillamente le hizo girar sus ojos hacia la disciplina que practicaban sus padres –sobre todo su madre por entonces–: el golf. Y en él encontró su sitio.

‘Criado’ como jugador en el campo de golf municipal de Torre Pacheco, quien fuera durante años su profesor –Javier Munguía– recuerda que a clase llegó un chaval «con muy buen ‘swing’. Siempre se le dio bien. Luego se fueron corrigiendo mil cosas (…) y como es muy trabajador ha ido mejorando todos los aspectos de su juego». Y si a Munguía se le pregunta por el tipo de golfista que es Quinto, lo tiene claro. «La clave es su garra. Es de esos jugadores que se vienen arriba en los momentos difíciles. Es de los que aguanta la tensión como un salvaje». De aquellas primeros años Quinto recuerda aquel primer trofeo «¡que era más grande que yo!», que ganó en Hacienda del Álamo durante un Absoluto Juvenil. «Hice 31 puntos en 9 hoyos. La bajada de hándicap que me hicieron fue impresionante». Algo que no le amedrentó. Como jugar torneos lesionado o lidiar con dificultades atmosféricas, porque incluso en situaciones adversas ha llegado a hacer algunas de sus mejores vueltas.

Cierto. Quinto se crece ante las situaciones de presión. Y cuando no resuelve desempates a su favor –tres en su carrera deportiva que recuerde– aprende que lo importante «no es perder sino aprender de los sucedido e incorporarlo como experiencia de la que tirar, para afrontar el siguiente reto». Aquí pone el acento en el trabajo que hace con su psicólogo y del que está muy satisfecho «porque aprendo a gestionar la frustración; a mejorar mis pensamientos ». Con él también trabaja ‘su firma’, refiriéndose a la sensación que debe tener siempre al ejecutar el ‘swing’. La que le permite dejar la mente en blanco, para desde la tranquilidad y la confianza ejecutar el golpe. Aunque sigue creciendo en otros aspectos. Este año ha incorporado ser más consciente de su alimentación.

Desde los seis años tiene fisioterapeuta y desde hace tres entrena bajo la tutela del ‘pro’ local Ángel Luis Saura, quien le ve como «un jugador más maduro (…) y con grandes sueños de golf». De esos que te hacen llegar lejos. El de Quinto es ser golfista profesional. Y aunque el camino es largo, es muy consciente de que está dando sus primeros pasos.

Un nuevo paso adelante

Salía de clase –es estudiante de 3º de la ESO en el Instituto Luis Manzanares–, cuando a través del móvil vio que en su e-mail tenía un mensaje de la Nacional. En la misiva se le informaba de que había sido seleccionado para formar parte del grupo de trabajo masculino 2024/2025 de la Real. «Una gran oportunidad», como asegura Juan José Grañeda, el director deportivo del Comité Técnico Juvenil de la RFEG y que está al frente de estos grupos. «Este es uno de los pasos previos para llegar a los equipos nacionales». Y explica a LA VERDAD que para entrar utilizamos «como herramienta el ranquin porque nos da cierta información sobre el jugador, pero sobre todo tenemos en cuenta el seguimiento que se ha hecho del niño o niña a lo largo de la temporada, su evolución, los resultados y su desarrollo. A lo que se suma el potencial que los técnicos ven». El rostro de Quinto se tiñó de satisfacción, tras gritar de alegría, con el correo electrónico. Se cumplía uno de sus objetivos de 2024 en el camino vital y deportivo que ya se ha trazado. «Me queda un curso más antes de comenzar el bachiller, que quiero hacer en ‘la Blume’ y luego viajar becado a los Estados Unidos; si es a Arizona mucho mejor». Su idea es estudiar algo vinculado con las Ciencias del Deporte. Mientras esto sucede, poco tiempo en distracciones. No las echa de menos. «Si… veo poco a mis amigos. Creo que este año los habré visto en dos ocasiones, pero ellos lo entienden; el gimnasio, los estudios, los entrenamientos… me ocupan mucho tiempo. Porque tengo claro que es lo que quiero hacer», dice convencidísimo, sabedor de «que me lo tengo que currar para llegar a donde quiero».

Entre las asignaturas pendientes «mejorar el inglés si quiero cursar estudios en los EE UU». Para el francés ha encontrado tiempo (es alumno de ochos y nueves) en la tardes de los jueves, donde también (junto a los martes) da clases de apoyo para subir nota. «Me encantan esas clases porque te ayudan a estructurar mejor las asignaturas, preparar los exámenes, cómo gestionar los contenidos (…) y a pensar». En este punto a la mente le viene su profesora Regina de Geografía e Historia, «porque es de esos profesores que precisamente te enseñan a pensar».

«¿Quién es ese chico?»

Su talante y talento de jugador de ‘match play’ (partidos cara a cara) –como él mismo se define– le acompañaron de nuevo en el Campeonato de España de Federaciones Autonómicas 2024 de octubre, disputado en Canarias. Y allí, a pesar de que Murcia no entraba inicialmente en las quinielas, las ganas de ganar condujeron al equipo de la Región (en el que Quinto jugó un papel importante) a disputar la medalla de oro. Se consiguió la de plata (que supo a dorada), tras vender cara la derrota frente Andalucía y ganar al potente equipo de Madrid. «Cuando le vi pasar por el hoyo 13 pregunté, ¿quién es este chico?». Quien se hizo esa pregunta fue es ‘pro’ y maestro de golf Jae Hoon Chang, conocido como Doctor Swing en el programa de televisión ‘Locos por el Golf’. «Al pasar me fijé que llevaba los mismos zapatos que yo (unos TOA) –ríe al recordar el momento–, pero tras esa inicial referencia «le presté atención porque me gustó mucho su lenguaje corporal. Me pareció un chaval con una determinación muy grande. Muy a su bola. Muy concentrado. Dando el callo en el campo, sin afectarle lo que hiciera el contrincante y dando golpes buenos». Le siguió unos cuatro hoyos porque «este chico tiene aura». Y a través de LA VERDAD le hace llegar un mensaje. «Que siga así. Que siga su propio camino, que haga mucho caso a su entrenador y que sueñe ¡a lo grande!

Su apoyo, su familia

Detrás de Bruno, la familia. De esas donde se cuidan los unos a los otros. Y en ese querer, tienen un papel fundamental los abuelos. «Ellos siempre han estado y están ahí. Son con los que puedes contar siempre», asegura Bruno quien sentencia que «ellos son hogar». El mayor de Vicente y Yolanda habla con mucho cariño de sus abuelos Paco y Florentina y de Vicente y Josefina. Con ambos matrimonios come dos veces por semana tras salir del instituto. Ese que le pilla tan cerca del campo de golf de Torre Pacheco, al que le dedica tantas horas, incluso «entrenando solo.» Y hablando de estos 9 hoyos murcianos tan familiares él los define «como mi recurso. Cuando me enfrento a un hoyo mentalmente me imagino uno de Torre Pacheco, le sumo el viento y otros elementos… y eso me ayuda a enfrentarme al desafío». Con toda probabilidad allí estrenará el ‘putter’ nuevo que le ha pedido a los Reyes Magos este año, antes de viajar de nuevo solo, en el AVE Murcia-Madrid para asistir a la segunda sesión de trabajo de la Nacional (la primera la hizo en noviembre) donde «me trataron muy bien» y donde le espera este año su segunda familia. La del golf.

William Abrego

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