Claves para entender el récord de calor de 2024 y qué esperar ahora

Claves para entender el récord de calor de 2024 y qué esperar ahora

Viernes, 10 de enero 2025, 07:35

Cuando un hecho alcanza la categoría de histórico año tras año, deja atrás su carácter extraordinario para convertirse en una tendencia; algo que evoluciona en una determinada dirección. Con los registros de temperaturas globales empieza a suceder. En los últimos años no cesan las alertas sobre los veranos más extremos de la historia, los inviernos menos gélidos, los grados centígrados jamás alcanzados o una calidez de los océanos nunca vista. Y 2025 comienza con el anuncio de un récord más: 2024 ha pulverizado todas las marcas de temperatura global media registradas en 175 años, esto es, desde que comenzó la recopilación de datos oficial en 1850.

Esta es la principal conclusión difundida por el programa europeo de vigilancia del cambio climático Copérnicus (C3S) en su balance del año pasado, que llega acompañado de un mensaje diáfano de sus responsables: «Las temperaturas globales están aumentando más allá de lo que los humanos modernos hayamos experimentado jamás».

Los datos que hacen de 2024 un año nuevamente excepcional abundan. Así, su mes de julio arrojó la temperatura media mundial diaria más alta de la historia, fue el más caluroso en todos los continentes -menos la Antártida y Australasia- y todos los meses, hasta junio, fueron los más cálidos que en cualquier otro periodo. El hielo antártico registró mínimos y la temperatura de la superficie de los océanos, máximos.

Pero si hay un dato relevante entre todos es que se confirma como el primer año natural en que la temperatura media fue de 1,5º más que en la era preindustrial, esto es, cuando la sociedad comenzó a quemar combustibles fósiles para poner en marcha el progreso, con sus consiguientes emisiones de gases de efecto invernadero.

Los responsables del análisis de los datos climáticos del C3S ya advirtieron el pasado mes de noviembre de que el año iba camino alcanzar este hito. Ahora, con el año cerrado y las medias anuales hechas, se confirma.

¿Por qué es tan relevante? El incremento del 1,5º grados en la temperatura media global del planeta es la línea roja marcada en el Acuerdo de París de 2015, durante la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), como el máximo de calentamiento global admisible.

Los países firmaron este compromiso para intentar frenar el avance de los termómetros con políticas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), procedentes estas, en su mayoría, de la quema de combustibles fósiles para generar energía y electricidad, transportar mercancías y personas, construir ciudades y alimentar a la población. En suma, la base de la economía contemporánea.

Pero justo una década después, la gráfica que dibuja la escalada de las temperaturas no ha alcanzado su pico máximo, como tampoco lo hacen las emisiones de estos gases.

La transición hacia las energías renovables o el intento por electrificar todo el transporte forma parte del cambio impulsado en los últimos años. Pero éste es un reto global que, sin embargo, tiene una aplicación muy irregular en las distintas regiones del mundo.

Como se demuestra en cada Cumbre del Clima, donde los países se reúnen para firmar compromisos en pos de este objetivo común de parar el calentamiento global, las posturas son muy dispares. Zonas del planeta subdesarrolladas ya solo hablan de sobrevivir a los efectos del cambio climático con ayudas económicas, mientras otros ni siquiera se atreven a firmar una hoja de ruta para abandonar en un futuro próximo la dependencia del petróleo, el gas y el carbón.

La realidad de la acción global la revelan los datos. Tal y como declaró Laurence Rouil, directora del servicio de vigilancia atmosférico de Copernicus, durante la presentación del balance, «los GEI atmosféricos también alcanzaron los niveles anuales más altos jamás registrados en la atmósfera».

«El futuro está en nuestras manos: una acción rápida y decisiva aún puede alterar la trayectoria de nuestro clima futuro. La adaptación no es una posibilidad, sino una necesidad»

Carlo Bueotempo

Las concentraciones de dióxido de carbono en 2024 fueron 2,9 ppm (partes por millón, la unidad de medida empleada) más altas que en 2023 y las de metano fueron 3 ppb más. «Nuestros datos apuntan claramente a un aumento global constante de las emisiones de gases de efecto invernadero y estos siguen siendo el principal agente del cambio climático», advirtió.

A pesar del alarmante récord, los responsables de Copérnicus insisten en no dar por perdidos los Acuerdos de París. Además de incluir estos otros objetivos menos ambiciosos -no superar los 2º, por ejemplo-, desde el servicio recuerdan que para considerar que el mundo ya se ha instalado por encima de ese límite del 1,5º debe darse la anomalía «durante al menos 20 años», recalcó Samantha Burgess, directora estratégica para el clima del Centro Europeo para las Previsiones Meteorológicas a Medio Plazo (ECMWF), durante la presentación del balance.

Atlas de anomalías

térmicas en 2024

Periodo de referencia 1991-2020

Anomalias (ºC)

Fuente: Copernicus

Atlas de anomalías

térmicas en 2024

Periodo de referencia 1991-2020

Anomalias (ºC)

Fuente: Copernicus

Atlas de anomalías térmicas en 2024

Periodo de referencia 1991-2020

Anomalias (ºC)

Fuente: Copernicus

Atlas de anomalías térmicas en 2024

Periodo de referencia 1991-2020

Anomalias (ºC)

Fuente: Copernicus

Con esta salvedad por delante, la comunidad científica coincide en que no se puede dar por perdida la batalla. Así se posicionó el director de Copernicus, Carlo Bueotempo: «El futuro está en nuestras manos: una acción rápida y decisiva aún puede alterar la trayectoria de nuestro clima futuro».

El movimiento necesario, como recuerda Friederike Otto, profesora del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres en sus valoraciones a SMC, ya es un viejo conocido: «El mundo no necesita inventar una solución mágica para evitar que las cosas empeoren en 2025. Sabemos exactamente lo que tenemos que hacer para abandonar los combustibles fósiles, detener la deforestación y hacer que las sociedades sean más resistentes a los cambios climáticos que vemos tan claramente en este informe».

10
años

Cada uno de los años entre 2015 y 2024 fue uno de los más cálidos desde que hay registros.

Anna Cabré, también climatóloga de la Universidad de Pensilvania, coincide en que los datos subrayan la necesidad de invertir más en adaptación. «Debemos utilizarlo como una motivación para avanzar de manera más desidia hacia las soluciones, antes de que los extremos sean demasiado peligrosos», dijo a SMC.

El mar, el polvorín

Este panorama futuro al que apunta Cabré empieza a dar muestra en fenómenos climatológicos que también marcan hitos por su virulencia. Ellos son la principal y más preocupante consecuencia del incremento desbocado de las temperaturas y su efecto en la regulación del clima de la Tierra.

Así, el 2024 será recordado por las inundaciones de Valencia, los huracanes en Estados Unidos, los tifones de Filipinas, la sequía del Amazonas o los grandes incendios que han devastado regiones enteras en el norte del continente americano.

Burgess explicó que el nivel de los termómetros, unido a los niveles récord de vapor de agua atmosférico global, provocó una situación de «estrés térmico intenso» y excepcional el año pasado.

Temperaturas extremas en la superficie del mar

Periodo de referencia 1991-2020

Hielo marino y plataformas de hielo

Más frío

Mucho más frío que el promedio

Más frío que el promedio

Cerca del promedio

Más cálido que el promedio

Mucho más cálido que el promedio

Más cálido

Fuente: Copernicus

Temperaturas extremas en la superficie del mar

Periodo de referencia 1991-2020

Hielo marino y plataformas de hielo

Más frío

Mucho más frío que el promedio

Más frío que el promedio

Cerca del promedio

Más cálido que el promedio

Mucho más cálido que el promedio

Más cálido

Fuente: Copernicus

Temperaturas extremas en la superficie del mar

Periodo de referencia 1991-2020

Hielo marino y plataformas de hielo

Más frío

Mucho más frío que el promedio

Más frío que el promedio

Cerca del promedio

Más cálido que el promedio

Mucho más cálido que el promedio

Más cálido

Fuente: Copernicus

Temperaturas extremas en la superficie del mar

Periodo de referencia 1991-2020

Hielo marino y plataformas de hielo

Más frío

Mucho más frío que el promedio

Más frío que el promedio

Cerca del promedio

Más cálido que el promedio

Mucho más cálido que el promedio

Más cálido

Fuente: Copernicus

La superficie del planeta afectada por esta situación alcanzó también nuevo máximo el pasado 10 de julio, con un 44% del planeta afectado, un 5% más en comparación con la media anual. Esto, recuerda Burgess, «se tradujo en olas de calor y lluvias torrenciales sin precedentes que causaron miseria a millones de personas» en todo el mundo.

En la ecuación de estos fenómenos, los océanos tienen un papel protagonista. Las altas temperaturas superficiales del mar (TSM) han sido uno de los factores más importantes que han impulsado los récords registrados en 2023 y 2024. Uno de los factores que lo explican es evolución del fenómeno de El Niño, que alcanzó su punto máximo en diciembre de 2023 y siguió influyendo en las temperaturas globales durante la primera mitad de 2024.

Terminado este fenómeno, y con las emisiones invernadero en su apogeo, cabe preguntarse si 2025 se mostrará igualmente extremo climáticamente hablando. La respuesta estará en la temperatura que alcances los mares, pero los expertos de Copérnicus adelantaron ayer que, con los datos de diciembre de 2024, todo apunta a que 2025 será un año más neutro, con temperaturas algo más frías que su antecesor. «Son buenas noticias», reconoció.

Este optimismo en las previsiones no debe hacer pensar, en opinión de Paulo Ceppi, también miembro del Imperial College de Londres, que el cambio climático esté en pausa. «Hay altibajos en las temperaturas globales debido a procesos naturales y un pequeño descenso no cambia la trayectoria ascendente en la que nos encontramos».

De ahí que el mensaje último del director del programa Copernicus, considerado la herramienta más completa del mundo para el monitorieo del cambio climático, sea de alerta: «El exceso de temperaturas está causado en un 90% por el incremento en paralelo de las emisiones de gases de efecto invernadero. Existe evidencia científica de este hecho y por ello podemos decir que la urgencia de la lucha climática nunca ha sido tan importante como ahora».

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