Nicole Kidman en busca del Oscar

Nicole Kidman es la dominatrix de ‘Babygirl’, aunque en la película su papel sea la de sumisa servidora sexual de un apuesto becario que trabaja para ella (Monica Lewinsky debería haber aprendido). Ella, una alta ejecutiva, madre perfecta, esposa amantísima de Antonio Banderas, empieza una tórrida y liberadora relación con el joven que la llevará a explorar zonas de ella misma que ni conocía. El resumen, por mucho que se lo dé de intelectual, es que estamos ante uno de esos tórridos dramas, un thriller de liberación sexual, que de vez en cuando nos llegan, pero que en el fondo es tan picante como una reunión de Tupper sex.

Sinceramente, las relaciones de sumisión me aburren mucho, y los siete gestos que aún el bótox le permite hacer a Kidman (la acabarán enterrando en el contenedor amarillo) no justifican las loas a su actuación, ni la rutinaria realización de porno soft avalan los ditirámbicos adjetivos con los que hablan de ella en los festivales. Al final estamos ante un ‘Cincuenta sombras de Grey’ (2015) para maduras, una ‘Atracción fatal’ (1987) con cambio de roles, un ‘Acoso’ (1994) complaciente, un ‘Solo el cielo lo sabe’ (1955) sin romanticismo, un ‘El graduado’ (1967) ayuna de la canción de Garfunkel, y una ‘La pasión turca’ (1994) carente de escenarios exóticos. Es decir, todo lo hemos visto ya. Y una pregunta me hago, ¿por qué en el cine la sexualidad femenina sólo se considera liberadora si esa mujer se adentra en terrenos sexualmente peligrosos (que satisfacen la lubricidad masculina), cuando a un hombre no le hace falta hacer eso para lo mismo?

Terror fácil y reconocible es lo que podemos encontrar en la funcional ‘Hombre lobo’ (en honor al patrón de los animales que se celebra hoy), titulo más que descriptivo. Los licántropos y los vampiros forman parte del séptimo arte desde siempre, como los rescates del FMI de la historia de Argentina, y en esta nueva revisión se apuesta más por lo artesanal que por lo espectacular, bebiendo de las películas de miedo de la productora ‘Hammer’. Una familia de mudanza tiene un incidente en la carretera y tienen que refugiarse en una casa en medio del bosque, amenazados por algo que ha herido al padre, que poco a poco se convierte en el Jack Nicholson de ‘El resplandor’ (1980). Un bu en actor, Christopher Abbott, lidera un reparto minimalista que hace un extraordinario trabajo puesto que el terror reside más en las sensaciones que son capaces de transmitirnos que en lo que sale (o insinúa) en pantalla. Lo sobrenatural esta tratado con algunas buenas aportaciones novedosas, aunque no espere nadie profundas reflexiones sobre la metamorfosis.

La animación española pasa por un momento dulce, capaz de firmar producciones solventes técnicamente y exportables comercialmente. ‘Norbert’ está en esa línea, con una reconocible historia sobre un espía incompetente (digno sucesor del Inspector Clouseau, del Inspector Gadget, del Agente 86 y de Villarejo) de un país gris, que sabotea la invasión de una estrafalaria nación, caótico pero feliz (inspirado con seguridad en la disfuncional Bélgica). Es infantil en el mejor sentido de la palabra, encerrando complejidad en su aparente sencillez. Un trabajo divertido, un juego cubista de animación original y colorista, hasta en los negros y grises. Para pasar una muy buena tarde familiar.

Nadie es perfecto, ni nadie acierta siempre, como le pasa a la Academia de Hollywood que a la hora de entregar este artículo no ha hecho públicas sus nominaciones. No tengo más remedio que jugar a lo seguro y decir que las apuestas van a favor de que ‘Emilia Perez’ esté entre las candidatas a Mejor Película, que Demie Moore (por hacer de sí misma) en ‘La sustancia’ puede llevarse el premio a Mejor Actriz, como a Mejor Actor está cantado la presencia de Ralph Fiennes por su papel en ‘Cónclave’. Casi con la misma certeza podemos decir que la que más nominaciones sumará es la aún no nata en nuestro país ‘The Brutalist’. Que tengáis una semana de cine.