El Gobierno respiró este viernes con la intervención de Carles Puigdemont. Podría haber dicho que hasta aquí ha llegado su relación con los socialistas, pero no fue así. El expresidente catalán anunció, tras reunir a la cúpula de Junts en Bruselas, que las … negociaciones sobre cualquier iniciativa legislativa del Ejecutivo y, por extensión, del PSOE quedan en suspenso y en el Ejecutivo confían en acabar encauzando la situación. Pero, por lo pronto, el aviso de los posconvergentes deja en el aire la convalidación de un real decreto ley importante, el que incluye la revalorización de las pensiones y el Ingreso Mínimo Vital o la prórroga de las ayudas al transporte.
Esas medidas, incluidas en un paquete amplio y variado del que forma parte también la prohibición de interrumpir los suministros básicos de agua, luz y gas para consumidores vulnerables o la concesión al PNV de al PNV de la propiedad del edificio en el que se sitúa la sede del Instituto Cervantes en París, se votan el próximo miércoles en un pleno extraordinario. También lo harán el real decreto ley que mejora la regulación de la jubilación parcial, activa y demorada y el del impuesto a las energéticas.
Que el nuevo gravamen a las energéticas, exigencia de los socios de la izquierda, no saldrá adelante se da por descontado porque el PNV y Junts ya habían anticipado su voto en contra. También se sabe ya que la reforma de la jubilación saldrá adelante con el apoyo del PP, porque así lo anunció hace unos días Alberto Núñez Feijóo. Pero el real decreto ley ómnibus peligra seriamente.
Fuentes del partido de Puigdemont aseguran que votarán en contra y que su postura es innegociable salvo que de aquí al próximo miércoles el PSOE acceda a la delegación integral de competencias de inmigración o admita finalmente la tramitación de su proposición no de ley sobre una cuestión de confianza a Sánchez. Todo estaría pues en mano de los populares que no anticipan su posición.
Superar las «discrepancias»
En el grupo parlamentario socialista se muestran escépticos. El ministro de Justicia, Presidencia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, uno de los principales negociadores del Gobierno, evitó dar muestras de inquietud en su primera intervención pública, después de que el líder de Junts anunciara que pone en suspenso su relación y exigiera celebrar una nueva reunión en Suiza junto al verificador internacional, al que ambas partes acordaron recurrir en el acuerdo de investidura, para constatar cuál es el grado de cumplimiento de los pactos.
«Cuando llegamos a acuerdos, cumplimos esos acuerdos. Algunos con Junts están ya en el BOE otros en vía de materializarse y otros en negociación» dijo el ministro. «Nuestra fórmula, cuando hay discrepancia, es el diálogo, el diálogo y el acuerdo para que podamos seguir avanzando», añadió en respuesta a la acusación de Puigdemont de estar ya en «números rojos» respecto al crédito otorgado hace poco más de un año. «Somos capaces de sentarnos con quien piensa diferente, llegar a acuerdos y consensos y superar -dijo en lo que sonó a declaración de intenciones -cualquier discrepancia«.
El Ejecutivo ya se desgastó enormemente para aprobar la ley de amnistía que aún no se aplica al expresidente de la Generalitat porque, con el criterio en contra de la Abogacía del Estado y de la Fiscalía, el Tribunal Supremo consideró que la norma no cubre el tipo de malversación que atribuye a los líderes del ‘procés’. El asunto está ahora en manos del Tribunal Constitucional. Pero este es uno de los asuntos en los que los socialistas consideran que ya han cumplido.
Hay otros temas, no necesariamente del pacto de investidura, pero sí acordados hace casi un año, como la delegación a la Generalitat de las competencias sobre inmigración que siguen, sin embargo, atascados. Pese a que unos y otros aseguran que se han producido avances aún hay escollos importantes y el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, apuntó hoy a uno de ellos en una entrevista en RNE: el control de las fronteras, que el Ejecutivo considera una «línea roja».
Las palabras de Marlaska ya provocaron hoy una reacción airada de Puigdemont. «Seguramente al señor Marlaska no le han pasado las últimas noticias y vive en otro mundo. Creo que no son declaraciones oportunas», apuntó. Efectivamente, la consigna ahora en el PSOE es no decir nada que pueda agravar la ya delicada situación, con la vista puesta en esa eventual reunión en Suiza en las que, por parte socialista, siempre han actuado como interlocutores el secretario de Organización, Santos Cerdán, y su número dos, Juanfran Serrano.
«Vamos a seguir en la discreción que siempre mantenemos en las conversaciones. Cuando haya un acuerdo -zanjan desde Ferraz-, lo comunicamos de inmediato, como también hemos hecho en todos los procesos.
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Enlace de origen : El órdago de Junts amenaza la subida de las pensiones y la gratuidad del transporte público